Heraclito creía que todo está en constante cambio y flujo, mientras que Parménides sostenía que el cambio es ilusorio y que el ser es eterno e inmutable. Ambos filósofos griegos presentaron visiones opuestas de la naturaleza: Heraclito defendió el flujo y el cambio universal, mientras que Parménides argumentó que el ser es uno e inmutable.