El niño siempre quiso una guitarra para llenar la tristeza y el silencio con música, pero su padre no tenía dinero. Aunque su ilusión no se apagó, tuvo que usar un madero en lugar de una guitarra. Más tarde consiguió un trabajo para juntar dinero y comprar su propia guitarra, lo que hizo llorar de felicidad a su madre que lo apoyaba.