La persona le pide a Dios sabiduría para entender a su jefe, amor para perdonar sus acciones, y paciencia para aceptar sus caprichos y decisiones. También le pide ayuda para dar el 100% en el trabajo durante la semana aunque los porcentajes de esfuerzo varían día a día, y para recordar que una sonrisa requiere más músculos que el dedo de en medio a la hora de tener un mal día.