Occidente ha dominado varios aspectos geopolíticos y geoeconómicos durante siglos, controlando grandes porciones de la riqueza, el PIB y los mercados financieros globales. Sin embargo, su dominio se ha ido reduciendo gradualmente en los últimos años, y se espera que continúe disminuyendo en las próximas décadas a medida que surgen nuevas potencias económicas.