Los documentos filtrados por Wikileaks sobre la guerra en Afganistán revelan más incidentes con víctimas civiles de los admitidos oficialmente y que los servicios secretos paquistaníes aún respaldan a los talibanes a pesar de la ayuda estadounidense. Además, muestran una gran corrupción en el gobierno de Kabul y que los objetivos de cazar a Al-Qaeda se han alejado del enfoque inicial, ya que según informes sólo quedan entre 60 y 100 miembros en el país.