Píramo y Tisbe eran amantes que vivían en Babilonia cuyas familias se oponían a su amor. Para poder verse a escondidas, acordaron encontrarse bajo un muro que separaba sus casas. Sin embargo, una leona sedienta asustó a Tisbe y manchó su velo con sangre. Cuando Píramo lo encontró, pensó que Tisbe había muerto y se suicidó de dolor. Al llegar Tisbe y encontrar a Píramo muerto, también se suicidó para estar con él en la muerte.