Marcelino fue el fundador de los Maristas que construyó las bases de la orden trabajando arduamente, descansando solo los domingos y días festivos. Desde pequeño trabajó como pastor para pagar el seminario, demostrando su lucha por cumplir sus sueños. A los 15 años dejó su casa para asistir al seminario, donde tuvo dificultades al inicio pero se esforzó el doble para no rendirse y lograr sus objetivos.