Ralf el Demoledor vivía en la basura y era excluido por los otros personajes de su videojuego porque su papel era ser el malo y nunca había ganado una medalla. Un día, cuando los demás celebraban un aniversario sin invitarlo, Ralf logró entrar a la fiesta y accidentalmente rompió el pastel, ganándose la fama de demoler cosas.