La compresión de archivos reduce el espacio que ocupan los archivos en el disco sin corromperlos. Existen dos tipos principales de compresión: sin pérdida de datos, que elimina la redundancia pero mantiene intactos los datos; y con pérdida de datos, que elimina información irrelevante para lograr mayores reducciones de tamaño a costa de menor fidelidad. La compresión sin pérdida es segura pero menos eficiente, mientras que la compresión con pérdida permite mayor compactación de archivos multimedia a cambio de degradación