En un congreso en la ciudad de México, once personas se sentaron alrededor de una mesa respetando ciertas condiciones. El presidente de la asociación petrolera Ramiro Paredes se sentó junto a su esposa e hija, mientras que el jeque Musulmán Muhí se sentó con sus tres esposas. La señora tibetana Chen se sentó con sus dos maridos. Se dispusieron los asientos respetando las preferencias y costumbres de cada uno.