Jesús se siente triste porque la gente celebra su cumpleaños sin invitarlo ni recordar el significado de la celebración. Aunque asiste sin ser invitado, nadie lo nota. Jesús invita a la persona a creer en él y aceptar su invitación a una gran fiesta en el cielo. Finalmente, pide que se comparta el mensaje con otros como un regalo de Navidad.