Este poema está dedicado a una persona amada en el Día de San Valentín. Expresa el anhelo del autor por estar en los brazos de su amado/a como en la primera noche que estuvieron juntos, y desea más de su amor, besos, cuerpo y presencia. Aunque no pidió enamorarse, siente que su amado/a le devolvió la vida y ahora vive y habita en su cuerpo. Concluye declarando su amor loco y adoración por su vida.
Mafalda está más viva que nunca. Reaparece siempre fresca y renovada en sus nuevos libros y periódicos. Hace cine y televisión. Viaja en la imaginación colectiva de infinidad de naciones que son muy diferentes entre ellas culturalmente. Y llega a los lugares más insospechados, volviéndose familiar a generaciones que no tienen nada que ver con la que vio nacer a Mafalda