Santa Rosa de Lima fue la primera santa de América. Nació en Lima, Perú en 1586 y se unió a la orden de los dominicos a los 20 años, dedicando su vida a cuidar enfermos y niños y practicar ascetismo. Durante su vida se extendió la fama de su santidad debido a sus visiones místicas y los milagros que se le atribuyeron, y fue canonizada por la Iglesia católica, declarándola patrona de Lima, Perú y más tarde de toda América y las Filipinas.