El niño de 8 años solía acompañar a su papá a sus partidos de fútbol. Después de un partido, perdió a su papá entre la multitud y confundió a otro jugador con el mismo uniforme con su papá, abrazándolo por la espalda. Se dio cuenta de su error cuando vio la cara sorprendida del jugador extraño y de los que estaban cerca. Muy avergonzado, dejó de ir a los partidos por mucho tiempo y evitaba al jugador que abrazó accidentalmente.