La selección natural explica cómo las poblaciones pueden cambiar a medida que los individuos se adaptan mejor a su entorno. Aunque los genes que se transmiten a la progenie son los mismos que los progenitores recibieron, nuevas combinaciones de genes pueden surgir. Por ejemplo, las jirafas primitivas de cuello corto desarrollaron cuellos y patas más largas a través de generaciones de estiramiento para alcanzar las hojas de los árboles durante las sequías.