Una fuerte tormenta el 1 de febrero de 2010 en Santa Cruz de Tenerife dejó más de 120 litros de lluvia por metro cuadrado, inundando autos, desbordando alcantarillas y barrancos, e impidiendo el funcionamiento del tranvía; también causó daños como grietas en muros y agujeros en el suelo que atrapó un camión.