Lucía escucha a su gato Tao maullar tristemente y enfermo. Lucía le pide ayuda a su madre para llevar a Tao al médico, a pesar de la insistencia de su madre de que Tao se curaría solo. Lucía y su madre llevan a Tao al médico, donde se cura. Todos regresan a casa felices como una familia.