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¡Señor, sálvame! (Mateo 14:30)
TU ANDAR
ESPIRITUAL
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan
a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. (Ro
8:28) (Contra portada)
TU ANDAR
ESPIRITUAL
Copyright 2011. Iglesia Cristiana Evangélica Pentecostal De La Cruz.
Primera edición Febrero del 2011
Las citas bíblicas señaladas se tomaron de la Santa Biblia, Versión Reina Valera 1960.
Material preparado para el departamento de Células Familiares por el Anc. Francisco Atencio.
Colaboradores en la revisión de las lecciones: Diac. Cecilia de Atencio, Diac. Aixa Ochoa, Diac.
Miriam Morales y Hna Dolores León.
Arte, diseño e Impresión del libro: Hno. Alejandro Andrade.
Todos los derechos reservados. Ninguna porción o parte de esta obra se puede reproducir, ni
guardar en un sistema de almacenamiento de información, ni transmitir en ninguna forma por
algún medio (electrónico, mecánico, de fotocopias, grabación, etc.) sin el permiso previo del autor
y de La Iglesia Cristiana Evangélica Pentecostal De La Cruz.
- 2 -
CONTENIDO
PRÓLOGO
LECCIÓN 1: EL PLAN PERFECTO DE DIOS (Ro 8:28)
LECCIÓN 2: LA PERSEVERANCIA DE DIOS (Fil 1:6)
LECCIÓN 3: EL PODER PERFECCIONADO DE DIOS (2 Co 12:9)
LECCIÓN 4: LAS DISCIPLINAS DE DIOS (He 12:5-13)
LECCIÓN 5: EL ORGULLO: COSA QUE ABORRECE DIOS (Pr 6:16-19)
LECCIÓN 6: LA RECOMPENSA DE LA FE EN DIOS (Dn 3:16-20)
LECCIÓN 7: CRISTO NUESTRO EJEMPLO (Fil 2:12-18)
LECCIÓN 8: CARTA DE TU PRIMER AMOR (Ap 2:1-7)
LECCIÓN 9: REINANDO A TRAVÉS DE CRISTO (Ro 5:17)
LECCIÓN 10: SOBREPONIÉNDONOS AL DOLOR (Is 53:3-11)
LECCIÓN 11: CRISTO EL OPORTUNO SOCORRO (He 4:15-16)
LECCIÓN 12: LA BATALLA ES DEL SEÑOR (Zac 4:1-10)
LECCIÓN 13: EL FUEGO PURIFICADOR DE DIOS (1 R 18:36-39)
LECCIÓN 14: VENCIENDO EL TEMOR DE LA MUERTE (Jn 11:25-26)
LECCIÓN 15: EL SECRETO DE LA PAZ DE DIOS (Fil 4:6-7)
PRÓLOGO
Cuando nos enfermamos, vamos al médico. El nos diagnostica
nuestra enfermedad y prescribe el tratamiento apropiado, nos da una
hojita de papel (récipe) en la cual ha escrito la receta correcta, que
nosotros llevamos al farmacéutico, quien nos sirve la receta y nos
entrega las medicinas. Hasta ahí nos lo han hecho todo: diagnóstico,
receta, medicina. De ahí en adelante es responsabilidad nuestra seguir
las órdenes del doctor exactamente como él lo indica en el récipe. Al
ocuparnos en el proceso disfrutamos de los beneficios de las
contribuciones del médico a nuestra salud. Nos recuperamos.
Hablando en sentido espiritual, Dios nos regala la salvación para
vida eterna, y nosotros debemos continuar con el mantenimiento y
crecimiento espiritual para alcanzar la meta final. El objetivo principal o
propósito de nuestras vidas es “Su soberana voluntad”. Nuestras vidas
tienen que ser vividas para la mayor gloria de Dios, no para nuestros
propios deseos egoístas.
Para lograr que vivamos, de acuerdo la soberana voluntad de Dios,
debemos crecer cada día espiritualmente. Es la madurez espiritual la
que nos ayuda a entender el propósito de Dios para nuestras vidas.
Con el objetivo central de crecer espiritualmente, estaremos
revisando temas sobre la madurez espiritual, y poder entender el motivo
de las pruebas, circunstancias, y disciplinas que Dios tiene para sus
hijos. Entenderemos que la voluntad de Dios es firme y soberana. Que
“su voluntad es buena, perfecta y agradable” (Ro 12:2) para la
transformación de nuestra vida.
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan
a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. (Ro
8:28)
“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o
persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está
escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados
como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que
vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro
de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades,
ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra
cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo
Jesús Señor nuestro” (Ro 8:35-39).
“estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la
buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Fil 1:6)
DIOS TE BENDIGA
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LECCIÓN 1: EL PLAN PERFECTO DE DIOS (Ro 8:28)
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a
los que conforme a su propósito son llamados” (Ro 8:28).
Las aflicciones son parte de la vida. La Biblia dice “El hombre nace
para la aflicción” (Job 5:7). Tanto los cristianos como las personas no
salvas experimentan pruebas, problemas y sufrimientos. La Biblia dice:
“Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús
padecerán persecución” (2 Ti 3:12) y “Es necesario que a través de
muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hch 14:22).
Surge la pregunta inevitable: ¿La tragedia puede ser buena? ¿Es
bueno tener mala salud? ¿Es buena la aflicción? ¿Es buena la
frustración? ¿Por qué permite Dios que estas cosas nos golpeen?
EL PLAN DE DIOS ES BENEFICIOSO
El “bien” prometido por Dios con su amor a largo plazo no siempre
puede parecer bueno y aceptable para nosotros. Este bien es espiritual
más que temporal, y puede transcurrir un lapso de tiempo antes que
entendamos su beneficio verdadero.
Si estamos exentos de enfermedades, si nuestros cuerpos nunca
son golpeados por el dolor, si siempre contamos con dinero en nuestros
bolsillos o con una reserva en el banco, si vivimos en casas modernas y
disfrutamos de los últimos lujos, si podemos vestir bien y tomar largas
vacaciones en la playa ...eso lo consideramos bueno. Pero la
enseñanza del apóstol Pablo está muy distante de esto.
Entonces ¿cuál es la naturaleza del “bien” que el apóstol Pablo
menciona? La respuesta se halla a continuación en Romanos 8:29.
La meta de Dios es “Conformarnos a la imagen de Su Hijo” y
cómo lo va a lograr: A través de nuestras circunstancias y de las
disciplinas las cuales involucran pruebas, aflicciones y sufrimientos.
EL PLAN DE DIOS ES CONTINUO
El corazón que ama a Dios entiende que todas las cosas que le
suceden, trágicas o gozosas, le ayudan a bien porque puede palpar en
el caminar diario con Él, la transformación interior y en su carácter de lo
malo en bueno y de lo trágico en triunfo (Fil 1:6).
EL PLAN DE DIOS INCLUYE SU AMOR
Debemos comprender que Dios es bueno y que nos ama y no
permitir a Satanás poner malos pensamientos en nuestras mentes
como: “Dios no te ama” o “¿Cómo podría un Dios bueno permitir que
esto te suceda?” La Biblia nos demuestra el amor de Dios para con sus
hijos “Alabad a Jehová, porque él es bueno; Porque para siempre es su
misericordia” (Sal 106:1) “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad,
yo he vencido al mundo” (Jn 16:33; Sal 103:1-5).
“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia,
o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está
escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados
como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que
vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro
de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades,
ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra
cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo
Jesús Señor nuestro” (Ro 8:35-39).
EL PLAN DE DIOS ES COMPLETO
“Todas las cosas” están bajo el control de la voluntad firme y
soberana de Dios. Debemos entender que la voluntad de Dios es
buena, agradable y perfecta. Las circunstancias adversas en la vida del
cristiano, son permitidas en el plan diseñado por Dios para “humillar”
nuestro orgullo y disciplinarnos, a depender en todo, cada día más de
ÉL (Ro 12:2; Sal 18:30).
EL PLAN DE DIOS ES ARMONIOSO
Como humanos sólo vemos una parte del plan de Dios para nuestras
vidas. Pero Dios entreteje todas las cosas para bien de los que lo aman.
En circunstancias adversas de la vida cristiana, la incredulidad
pregunta: “¿Cómo puede esto estar obrando para bien”? La respuesta
es: “Espere hasta que el Gran Médico haya terminado de escribir la
receta”. Con el transcurrir del tiempo veremos que las diferentes
disciplinas de Dios dan como resultado “el fruto apacible de Justicia”
(He 12:3-11)…”hasta que Cristo sea formado en vosotros” (Gá 4:19b)
CONCLUSIÓN
El cristiano debe abrazar con gozo la adversidad o la aflicción,
sabiendo que todas las cosas, propicias o adversas, están obrando
juntas para el mayor bien y que Dios nos librará de ellas y cumplirá su
propósito en nosotros (Sal 34:19;138:8a; Ro 5:3-5; Stg 1:2-3; 1 P 1:6-7).
Por lo tanto, debemos ser agradecidos y dar gracias a Dios en todo,
sea bueno o malo para nuestra vida cristiana, entendiendo que “que
todas la cosas nos ayudan a bien” y “Dad gracias en todo, porque esta
es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Ts 5:18).
- 4 -
LECCIÓN 2: LA PERSEVERANCIA DE DIOS (Fil 1:6)
“estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la
perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Fil 1:6)
Nuestro Dios no deja ninguna tarea sin terminar. Él completa lo que
comienza. Tenemos el ejemplo del pueblo de Israel que lo frustró y
contrarió en todo momento, Dios persistió en sus geniales disciplinas
hasta que se concretaron sus propósitos, y por la nación hebrea todos
los pueblos de la tierra fueron bendecidos. Cuando un enfoque fallaba,
Él adoptaba otro. Si una generación se negaba a responder, Él
pacientemente comenzaba de nuevo con la siguiente.
Una y otra vez las generaciones sucesivas de Israel se volcaron a la
idolatría hasta que el castigo de su cautiverio final en Babilonia les
enseñó para siempre su insensatez y pequeñez. Nunca más, desde ese
momento, la nación judía adoró a ídolos (Salmo 106:34-48).
Tomaremos como ejemplo en la Biblia a Jacob a quien Dios moldeó
constantemente para dar continuidad a la promesa de Abraham (abuelo
de Jacob): “serán benditas en ti todas las familias de la tierra” y
concretar Su propósito en él (Jacob) (Gn 12:3).
EL DIOS DE JACOB
Una ilustración de la perseverancia de Dios en las Escrituras, es su
trato con respecto a Jacob y su título incongruente, "El Dios de Jacob".
¿El Dios de Abraham, padre de los fieles? ¡Sí! ¿El Dios de Moisés,
quien habló con Dios cara a cara como un hombre con su amigo? ¡Sí!
¿El Dios de Daniel, el amado? ¡Sí! ¿El Dios de Jacob, el deshonesto, el
codicioso, el engañador, el timador? Diríamos ¡Mil veces NO! Pero Dios
comprometería su propio carácter al unir su nombre con el de Jacob.
Y Él ha dicho: "Jacob, a quien yo escogí... Porque yo, Jehová, soy
tu Dios... No temas, gusano de Jacob". ¿Qué es más débil, qué vale
menos que un gusano? Y sin embargo, Jacob el gusano, Jacob el
inservible, sometido a la incansable búsqueda del amor de Dios, se
convierte en príncipe, teniendo poder con Dios y con los hombres. (Is
41:14; 42:4; Sal 46:7b; Gn 32:26-30)
LA SOBERANA ELECCIÓN DE DIOS
Si buscáramos a un hombre que condujera una nación a través del
cual lograríamos un propósito elevado y santo, y en quien todas las
naciones serían bendecidas, Jacob hubiera sido la última opción.
Si Dios sólo eligiera a los fuertes, a los nobles, a los brillantes para el
logro de su propósito, la vasta mayoría de los cristianos quedaríamos
descalificados:
“Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos
sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino
que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo
débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del
mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer
lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. Más por él estáis
vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría,
justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El
que se gloría, gloríese en el Señor”. (1 Co 1:26-31; Ro 9:13; Mal 1:3).
DIOS DISCIERNE EL CORAZÓN
Dios no vio las debilidades de Jacob, sino el deseo y las ansias
espirituales más profundas de él. Dios discernió el corazón de Jacob y
de esta manera perseverar en su plan divino (2 Crónicas 16:9).
DIOS PERFECCIONA SU OBRA
Dios se le apareció cinco (5) veces a Jacob. En cada ocasión, Él
corrigió una debilidad o desacierto de su hijo intransigente y cada vez
le dio una nueva oportunidad (Gn 28:10-15; 32:22-32; 35:9-10). Dios
guardó a Jacob que no Le hiciera daño su tío Labán (Gn 31: 7, 24, 29).
Nuestro carácter es perfeccionado y enriquecido por la gente difícil y por
las cosas difíciles de la vida.
Antes de dar la bendición a Jacob, Dios lo confrontó con el pecado y
la vergüenza de su propio carácter: “¿Cuál es tu nombre? Y respondió:
Jacob”, el sustituto, timador, engañador, confiesa el ahora con corazón
contrito y humillado. Esa honestidad le otorgó la recompensa: ser
príncipe de Dios. Cambió su nombre de Jacob a Israel (Gn 32:26-30).
CONCLUSIÓN
El Dios de Jacob, nuestro Dios, es fundamentalmente el Dios de la
segunda oportunidad para los cristianos que han fracasado y que
persisten. ¿Cuántas oportunidades te ha dado Dios?
La tentación y las pruebas vienen una y otra vez y podemos caer,
pero Dios persevera dándonos nuevas oportunidades para seguir
adelante y obtener la victoria de la salvación y la vida eterna.
“Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; Y salva a los
contritos de espíritu. Muchas son las aflicciones del justo, Pero de todas
ellas le librará Jehová” (Salmo 34:18-19).
“nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho,
sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la
renovación en el Espíritu Santo” (Tito 3:5)
- 5 -
LECCIÓN 3: EL PODER PERFECCIONADO DE DIOS (2 Co 12:9)
“Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue
dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no
me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo
quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la
debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que
repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las
debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque
cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Co 12:7-10).
A lo largo de toda la historia, Dios ha escogido y usado a personas
con grandes debilidades y no conocidas, casi nulas, debido a que su
inusual dependencia de Él daba lugar para la demostración singular de
su poder. Cuando están contentos con ser nadie, Dios puede serlo todo.
Dios elige y usa a los ricamente dotados sólo cuando estos renuncian a
la dependencia de sus propias capacidades y recursos.
Dios se niega a utilizar, nuestros dones más espectaculares y
nuestra idoneidad singular, hasta que no nos separemos de la
confianza en ellos. La debilidad humana proporciona el mejor de los
elementos para demostrar el poder divino.
EL PRINCIPIO DE DIOS: LA DEBILIDAD HUMANA
“mi poder se perfecciona en la debilidad” fue el mensaje de Dios
para el apóstol Pablo. “…cuando soy débil, entonces soy fuerte” fue el
testimonio del apóstol (2 Co 12:9-10). Igualmente de los “héroes de la
fe” la Biblia registra que “…sacaron fuerzas de debilidad” (He 11:34).
“Siempre es sobre la debilidad y la humillación humana, no sobre la
fortaleza y la confianza, que Dios escoge construir su reino; y que Él
puede usarnos no meramente a pesar de nuestra mediocridad,
desamparo y enfermedades descalificadoras, sino precisamente debido
a ellas...” (J. S. Stewart). Este fue el camino de Jacob, Moisés, Gedeón,
Pablo, y líderes contemporáneos como Francis Xavier, William Carey,
Dwight L. Moody que dijeron: 'Señor, esta es mi debilidad humana. Te la
dedico para tu gloria'. Esta es la victoria que vence al mundo.
TESTIMONIOS DE LA PERFECCIÓN DEL PODER DE DIOS
Dwight L. Moody careció de educación formal. Sus cartas, muchas
de las cuales se han preservado, están llenas de errores gramaticales.
Su apariencia física no era impresionante. Su voz era muy aguda y sus
tonos, nasales; pero estos impedimentos no evitaron que Dios lo usara
para sacudir a dos continentes. Moody decía: “La obra es de Dios, no
mía".
Moisés se excusó ante Dios con muchas debilidades por las cuales
no quería aceptar el reto de sacar de Egipto al pueblo de Israel: falta de
capacidad (Éx 3:11), falta de mensaje (Éx 3:13), falta de autoridad (Éx
4:1), falta de elocuencia (Éx 4:10), falta de adaptación especial (Éx
4:13), falta de éxitos previos (Éx 5:23) y falta de aceptación (Éx 6:12).
Gedeón con sólo trescientos hombres disciplinados venció a un
ejército madianita de 135.000 hombres. En su respuesta al llamado
divino, Gedeón es un ejemplo perfecto de la falta de capacidad
aceptada: "Ah, Señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi
familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre"
(Jue 6:15; 7:2-7).
Pero Dios también usa a los que están preparados y tienen grandes
virtudes cuando estos se someten a Él. Este es el caso del apóstol
Pablo: Podía clasificarse entre los sabios, los poderosos, los nobles. Lo
tenía todo: Poder intelectual, ardor emocional, lógica irresistible, celo
insaciable. Pero él no depositó la confianza en ninguno de ellos. "Así
que, hermanos... no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues
me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a
este crucificado. Y estuve con vosotros con debilidad, y mucho temor
y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras
persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y
de poder..." (1 Co 2:1-4).
CONCLUSIÓN
Moody, Gedeón y Moisés presentaron muchas excusas por sus
debilidades, pero Dios tomó esas incapacidades, para demostrar que
eran el motivo por el cual Él los escogió al servicio de su obra.
Pablo lo tenía todo, pero renunció al orgullo de la dependencia de
sus dones y capacitación, para poner toda su confianza en Dios.
¿Cuáles son las excusas: debilidades, enfermedades o
incapacidades que no te dejan servir en la obra de Dios? ¿Estás
sirviendo a Dios, colocando tu confianza en Él, o apoyándote en tus
capacidades?
“De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, A
causa de tus enemigos, Para hacer callar al enemigo y al vengativo”
(Sal 8:2). “Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre
todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande
y el dar poder a todos“(1 Cr 29:12).
- 6 -
LECCIÓN 4: LAS DISCIPLINAS DE DIOS (He 12:5-13)
“Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de
tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido
ejercitados” (He 12:11).
Dios disciplina a sus hijos. Él castiga, corrige y reprende a los
creyentes. Pero siempre debemos recordar esto: “Dios no puede ser
tentado por el mal, ni Él tienta a nadie” (Stg 1:13). Dios no provoca
tentación, pecado, devastación, destrucción, accidente, enfermedad,
muerte, sufrimiento, pruebas, dificultades y problemas en la vida de las
personas. Estas cosas son provocadas por los propios deseos egoístas
y pecaminosos del hombre y el mundo corruptible. Dios no provoca lo
erróneo y lo malo en la vida. Dios ama al hombre. Por lo tanto, su
preocupación no es provocarnos problemas ni dolores; su preocupación
es liberarnos de todas las dificultades y el dolor de la tierra y salvarnos
para llevarnos al cielo para la eternidad. ¿Cómo Dios hace esto?
Castigándonos ¿Qué quiere decir castigar? Significa: disciplina y
corrección. Pero, también significa entrenar, enseñar e instruir a una
persona.
NO OLVIDEMOS LA EXHORTACIÓN (He 12:5-7; Pr 3:11-12; 13:24)
No olvidemos: ¿Por qué sufrimos tanto en esta vida? Por nuestra
irresponsabilidad y pecados, porque con demasiada frecuencia,
prestamos poca atención a la disciplina y corrección de Dios: (1) No
hacemos caso al llamado interno del Espíritu Santo. (2) Olvidamos las
pocas consecuencias y sufrimientos de nuestro corazón. (3) Y
menospreciamos las pequeñas cosas que nos suceden.
No desmayemos: No nos desanimemos ni cansemos por las
diferentes pruebas de este mundo (2 Co 4:1; Ef 3:13; Stg 1:2-3).
Cuando la mano reprendedora de Dios nos castiga, y se vuelve casi
insoportable (Stg 1:12); debemos continuar y volvernos totalmente a Él
en confianza y dependencia (Ap 2:3; 1 P 1:6-7).
Soportemos las disciplinas de Dios (He 12:5-7): ¿Por qué nos
disciplina Dios? Porque Él nos ama. Somos sus hijos y Él quiere que
crezcamos y andemos por la vida con el menor dolor y daño posible.
También para que nos fortalezcamos internamente. Él nos disciplina
como un padre cariñoso en la tierra disciplina a su hijo (Ro 5:3-5).
PROPÓSITOS DE LAS DISCIPLINAS DE DIOS (He 12:8-11)
Los propósitos de las disciplinas de Dios son cuatro: (1) Dios nos
disciplina para garantizarnos que somos sus hijos (He 12:8; 2 Co 6:17-
18; Fil 2:15; Ro 8:14-16). (2) Dios nos disciplina para salvarnos y para
motivarnos a vivir verdaderamente (He 12:9; Pr 11:19; 12:28; Ez 20:11;
33:19). (3) Dios nos disciplina por nuestro propio bien. Para que
andemos y crezcamos en santidad (He 12:10, 14; 1 P 1:16; 2 P 3:11;
Ro 12:1-2). (4) Dios nos disciplina para que produzcamos: El fruto
apacible de justicia. Mientras menos pecado y maldad hay, hay más paz
y justicia (He 12:11; Mt 13:23; Col 1:20; 3:15; Sal 34:14).
¿QUÉ DEBEMOS HACER COMO HIJOS DE DIOS? (He 12:12-13)
Cuando recibimos las disciplinas de parte de Dios debemos: (1)
Levantar nuestras manos y fortalecer las rodillas paralizadas por el
temor o desanimo (1 Co 16:13; Ef 6:10; 2 Ti 2:1; 2 Cr 15:7; Is 35:3-4).
(2) Seguir y mantenernos derechos, rectos en el curso de la disciplina
enseñada por Dios. Es no volver atrás (Lc 9:62; Fil 3:13; Dt 5:32; Jos
1:7; Pr 4:27). (3) El creyente debe sanar lo que tiene problema: (a)
Sanar cualquier área de su conducta. (b) Fortalecerse en el Señor para
ayudar a otros que sean sanados con su experiencia. (Sal 41:4; Pr 4:20-
22; Is 1:5; Jer 3:22).
CONCLUSIÓN
Dios está supremamente preocupado porque desarrollemos un
carácter semejante al de Cristo. Él tiene el propósito de que todo
cristiano esté “conformado a la imagen de su Hijo” (Ro 8:29).
Dios al igual que el agricultor, ara, escarba, remueve en nuestra
alma y corazón para sembrar la buena semilla, la riega constantemente
para que logremos crecer, y producir el fruto apacible de justicia. Para
cada alma tiene un tratamiento y una enseñanza diferente. Las
disciplinas con que nos quebranta no son iguales ni de la misma
intensidad para todos. Al final del proceso, igual que el agricultor,
obtendrá la preciosa cosecha: un hijo con el carácter semejante al de
Cristo. “Porque su Dios le instruye, y le enseña lo recto;…También esto salió de
Jehová de los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y engrandecer la sabiduría”.
(Is 28:23-29). “Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos
vendará” (Os 6:1).
- 7 -
LECCIÓN 5: EL ORGULLO: COSA QUE ABORRECE DIOS
(Pr 6:16-19)
“Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la
lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente, El corazón que
maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal, El testigo
falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos” (Pr 6:16-19).
“Altivez de ojos, y orgullo de corazón, y pensamiento de impíos, son pecado” (Pr 21:4).
El orgullo es uno de los pecados que Dios más aborrece y abomina.
Dios se opone al orgullo y lo mantiene a distancia. No hay un punto de
encuentro entre un corazón orgulloso y Dios, pero Él no desechará un
espíritu quebrantado y contrito.
El orgullo es una deificación del yo. Piensa más altamente de sí
mismo que lo que debería pensar. Se elogia a sí mismo y subestima al
prójimo. Se apropia el honor que le pertenece a Dios únicamente.
La palabra "soberbios" en Santiago 4:6 significa literalmente "alguien
que se considera por encima de otras personas". Es una ofensa tanto
para Dios como para el hombre (Pr 8:13).
LA MANISFESTACIÓN DEL ORGULLO
Si nos preguntamos cuáles son las formas particulares de soberbia
tendremos: ¿De rostro, raza, lugar, gracia? ¿De intelecto, logros, éxitos,
habilidades, posición y espiritual? Veamos algunos de ellos:
El orgullo intelectual: “El conocimiento envanece…” (1 Co 8:1-2)
fue la tentación de la iglesia de los corintios que se orgullecían de su
superioridad mental. Esta forma de orgullo suele manifestarse en una
superioridad burlona sobre aquellos que tienen dones intelectuales
limitados, o a los que se les ha negado la oportunidad de una educación
avanzada. El verdadero aprendizaje engendra humildad, no
engreimiento (Pr 11:2).
El orgullo racial: Aborrece a los de diferente color de piel o cultura.
Los que tienen esta odiosa actitud todavía no han aprendido que las
diferencias de raza y de cultura no necesariamente implican inferioridad
de algún tipo (Pr 13:7).
El orgullo social: Es el que detesta a la muchedumbre común que
no se mueve en círculos tan selectos de la sociedad. Deben aprender
que la nobleza de carácter no es de posesión exclusiva de cualquier
clase o grupo (Pr 22:4; Ro 12:16).
El orgullo espiritual: El más abominable para Dios. Se nos olvida
que los dones espirituales que Dios nos ha dado son por la gracia y la
misericordia de Él, un favor inmerecido. Es quitar la gloria a Dios (Is
14:12-15; 2 Cr 26:16-19; Lc 18:11; Hch 12:20-23).
LAS PRUEBAS DEL ORGULLO
La prueba de la superioridad: ¿Cómo reaccionamos cuando se elige
a otra persona para el cargo que ambicionamos? ¿Cuándo se asciende
a otra persona, cuando se nos ignora? (Fil 2:3).
La prueba de la sinceridad: ¿Cómo nos sentimos cuando otros nos
dicen los malos hábitos que tenemos? (Pr 25:4).
La prueba de la crítica: ¿Cuál es nuestra reacción a la crítica? ¿Nos
justificamos? ¿Nos genera hostilidad y resentimiento? (Pr 28:9).
La prueba de inferioridad: Se hiere nuestro orgullo porque pensamos
que las personas nos consideran inferiores, mientras que en lo profundo
de nuestros corazones, nos sentimos superiores (Pr 27:2).
LA SANIDAD DEL ORGULLO
La aceptación: Debemos aborrecer lo que Dios aborrece. No
dejaremos el orgullo sino lo aceptamos con humildad tomando
conciencia de nuestro poco valor propio: “El que encubre sus pecados
no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará
misericordia. (Pr 28:13).
La medida disciplinaria: Dios disciplina a sus hijos que ama como lo
hizo con el apóstol Pablo: “Y para que la grandeza de las revelaciones
no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi
carne…, para que no me enaltezca sobremanera…” (2 Co 12:7).
La privación: Observemos el pensamiento orgulloso, confesémoslo y
dejémoslo a un lado. El orgullo es de la carne y el Espíritu nos ayudará
a darle muerte. “…si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne,
viviréis” (Ro 8:13).
La comparación: Comparémonos con el perfecto Cristo y si somos
sinceros, nos sentiremos abrumados con su humildad, poder y carácter
(Mt 20:25-28; Jn 13:14-17).
La contemplación: Se requiere un cambio radical y sobrenatural de
corazón, y esto es lo que se nos promete: “…mirando…la gloria del
Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen…”
(2 Co 3:18). “puestos los ojos en Jesús” crecemos cada día (He 12:1-2).
CONCLUSIÓN
El orgullo se consume y se marchita a la luz de la humildad de
Cristo: “aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón”. (Mt
1:29).
Dejemos pues el orgullo, de lo contrario Dios nos desechará:
“Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, Mas al altivo mira de
lejos” (Sal 138:6) “Ciertamente él escarnecerá a los escarnecedores, Y
a los humildes dará gracia“(Pr 3:34). “La soberbia del hombre le abate;
Pero al humilde de espíritu sustenta la honra” (Pr 29:23; 16:18-19).
- 8 -
LECCIÓN 6: LA RECOMPENSA DE LA FE EN DIOS (Dn 3:16-20)
“Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es
necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien
servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos
librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos
la estatua que has levantado. Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el
aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se
calentase siete veces más de lo acostumbrado. Y mandó a hombres muy vigorosos que
tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el
horno de fuego ardiendo” (Dn 3:16-20).
El mundo y sus deseos, están minados de pruebas, que llevan al
creyente a crecer en la confianza en Dios para poder permanecer en Él.
El rey Nabucodonosor de Babilonia, había inventado el método más
terrible, para obligar a la gente de su reino a adorar la estatua que había
levantado (Dn 3:1-7). La amenaza de muerte, un horno de fuego, para
quienes se negaran a adorar la estatua era real. Tres jóvenes, siervos
de Dios, se negaron a adorar la estatua del rey. Nabucodonosor,
furioso, mandó a calentar siete veces más el horno de fuego, para echar
a los jóvenes allí. Dios se manifestó poderosamente librando a estos
tres jóvenes. El fuego no les hizo ningún daño. El rey no tuvo otra
alternativa que reconocer que sólo Jehová es Dios.
LA FE DE VALIENTES (Dn 3:16-18)
Los tres jóvenes, amigos de Daniel, no tenían ninguna duda de qué
debían hacer. ¿Acaso Jehová no había ordenado: "No te harás
imagen..." y "No tendrás dioses ajenos delante de mí"? (Ex 20:1-2)
La fe de Sadrac, Mesac y Abed-nego estuvieron basados en: (1)
Estaban claros a que Dios servían: “… nuestro Dios a quien servimos”
(Dn 3:17a) (2) La fe en el poder de Dios para liberarlos “…puede
librarnos del horno” (Dn 3:17b) (3) La confianza en la voluntad de Dios
de liberarlos: “y de tu mano nos librará” (Dn 3:17c). (4) Aceptación de la
soberanía de Dios (Dn 3:18): Y si Dios no los librará de la prueba, los
libertaría de este mundo para llevarlos a uno mejor.
CONFRONTACIÓN DE LA FE
La pregunta final para cada creyente es: ¿Serás un héroe o un
cobarde? Esta pregunta nos confronta constantemente: (1) La fe es
siempre confrontada con una opción (Dn 3:6): “Adorar y servir a Dios o
al mundo y sus ídolos”. (2) La fe siempre encuentra oposición (Dn 3:12):
El camino de la fe no está lleno de atractivos, encontraremos oposición
interna y externa. (3) La fe siempre implica un riesgo (Dn 3:19-21): Vivir
una vida temporal cómoda o pasar por el “horno de fuego”. Pero, ¿De
qué otro modo puede ejercitarse la fe? ¿Cuál sería el motivo para
crecer en el conocimiento de Dios?
CRECIENDO EN LA FE
Dios en su firme, absoluta y soberana voluntad tiene enseñanzas
diferentes para cada creyente que pasa por “el horno de fuego”: (1)
Liberarnos de las pruebas: La liberación de la prueba no es
necesariamente nuestro mayor bien. Dios fácilmente hubiera prevenido
que los tres jóvenes no fueran arrojados al horno de fuego. Pero Él
tenía algo mucho mejor para ellos. (2) Liberarnos en las pruebas: Dios
tiene un tratamiento diferente con el crecimiento de cada creyente.
Cuando pasamos por “el horno de fuego” Él busca purificar y quitar la
escoria que nos impide crecer espiritualmente (Pr 25:4).
RECOMPENSAS DE LA FE
Dios hace cinco (5) cosas cuando estamos pasando por “el horno de
fuego”: (1) Nos libera para tener mejor comunión con Él. Las llamas sólo
desataron las ataduras de sus manos y pies (Dn 3:25a). (2) Nos
consuela y anima caminado con nosotros durante las pruebas (Dn
3:25b) (3) Nos acompaña siempre (Dn 3:25c; Mt 28:20). (4) Nos cuida
teniendo control de cada detalle y de las llamas que calientan “el horno
de fuego” “… cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus
cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas
estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían” (Dn 3:27). (5) Nos
bendice recompensándonos, con mucho más, de lo que éramos antes
de pasar por la prueba (Dn 3:28-30).
CONCLUSIÓN
Conocer a Dios es estar seguro de su absoluta voluntad de intervenir
de la manera que Él considere que es mejor para nosotros. El horno de
fuego cambia a través de los tiempos, con las costumbres populares,
pero aprendamos, que La lealtad y obediencia a Él, es más importante
que la vida misma y que Dios es fiel y Él honra a quienes Lo honran.
“Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti” (Is
43:2). “Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia;
Lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi
salvación” (Sal 91:15-16). “Amados, no os sorprendáis del fuego de
prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os
aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los
padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria
os gocéis con gran alegría” (1 P 4:12-13).
- 9 -
LECCIÓN 7: CRISTO NUESTRO EJEMPLO (Fil 2:12-18)
“Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia
solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con
temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el
hacer, por su buena voluntad. Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que
seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación
maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;
asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no
he corrido en vano, ni en vano he trabajado. Y aunque sea derramado en libación sobre
el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros. Y asimismo
gozaos y regocijaos también vosotros conmigo” (Fil 2:12-18).
Los grandes ejemplos de hombres como presidentes, científicos,
inventores o novelistas, atletas o artistas pueden inspirar, pero no
pueden capacitar. Pueden motivarnos, pero no tienen poder para
cambiarnos. Pero cuando se trata de Cristo, las cosas son diferentes. El
dice, en efecto: “¿Quieren vivir mi vida? Aquí está mi poder”. He aquí
que Él nos fortalece en nuestro interior. “¿Quieren complacer a mi
Padre celestial? Aquí está mi capacitación”. Y nos habilita por su
Espíritu.
Cristo no solamente vivió una vida ejemplar, sino también hace
posible que nosotros hagamos lo mismo. Nos da su patrón para que lo
sigamos por fuera, al mismo tiempo que nos proporciona por dentro el
poder necesario para lograrlo. Y ¿saben para qué nos capacita eso?
¡Para llevar una vida resplandeciente! Para lograrlo debemos trabajar y
ser diligentes en seguir el ejemplo de Cristo:
TRABAJAR POR LA PROPIA SALVACIÓN (Fil 2:12-13)
El apóstol Pablo nos exhorta a trabajar y ser diligentes: (1) A la
obediencia tal como Cristo, nuestro ejemplo, fue “obediente hasta la
muerte y muerte de cruz” (Fil 2:8). (2) A ser diligentes en mantener la
salvación, la razón de existir del creyente. La palabra “Ocupaos”
significa: Trabajar hasta el final. Hasta alcanzar el propósito de la vida
eterna. (3) A ser obedientes ocupándonos de las motivaciones de Dios
dentro del corazón. ¿Nos han dejado solos? ¡No! ¡Dios está obrando en
nosotros! Él es quien nos da fuerzas y fortalece nuestra diligencia. (4)
Con temor y temblor: La vida es un viaje de pruebas y debemos correr
la carrera con la mirada puesta en Cristo, nuestro ejemplo (He 12:1-2).
TRABAJAR PARA LLEVAR UNA VIDA DIFERENTE (Fil 2:14-16)
El apóstol Pablo nos aconseja que debemos vigilar nuestra actitud y
actos: (1) No a la murmuración y la contienda (Fil 2:14): La
murmuración son comentarios negativos, quejarse y lamentarse. Hablar
bien o mal de una persona que no está presente (1 Co 10:10; Stg 4:11).
La contienda es un altercado verbal, de mala manera, que generan
dudas y terminan en pleitos (Pr 25:8). (2) Llevar una vida de Pureza (Fil
2:15): Irreprensibles: pureza de vida que es sincera, integra, honesta y
transparente. Sencillos: sin mezcla ni adulteración… sin experiencia de
maldad…llenos de integridad. Sin mancha: pureza en todo. Luminares:
significa que tenemos que brillar como estrellas en medio de las
tinieblas. (3) Aferrados (asidos) de la palabra de vida: para que
podamos brillar llamativamente y resplandecientes (Fil 2:16a). (4) No
vivamos la vida en vano (Fil 2:16b): que todo un esfuerzo no se pierda.
No volvamos atrás sino prosigamos a la meta, “al premio del supremo
llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Fil 3:12-14).
TRABAJAR CON SACRIFICIO (Fil 2:17-18)
El aposto Pablo escribiendo esta carta desde la cárcel, nos anima a
llevar una vida de sacrificio por las personas, pero con gozo y regocijo.
“Ser derramado en sacrificio”: Pablo explica, con una analogía, que
la voluntad de Dios puede ser su vida derramada, como bebida sobre el
sacrificio, estaba preso y podía ser ejecutado, pero seguía sirviendo y
sacrificándose por predicar a Cristo. Y si así fuera, morir en sacrificio, es
para beneficio de las personas y concluye: ¡yo me gozo!
CONCLUSIÓN
Sigamos el modelo de Cristo, que llevó una vida ejemplar y se dio en
sacrificio por nosotros. Igualmente el apóstol Pablo imitó a Cristo y no
permitió, que la muerte inmediata y segura, le robara el gozo. El fuego
purificador de Dios, la llenura de su Espíritu Santo, nos ayudará a
resplandecer como luz en medio de las tinieblas.
“Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por
vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna” (Ro 6:22). “Así alumbre vuestra
luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a
vuestro Padre que están los cielos” (Mt 5:16). “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos
amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por
nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante” (Ef 5:1-2; Lc 9:23).
- 10 -
LECCIÓN 8: CARTA DE TU PRIMER AMOR (Ap 2:1-7)
“Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el
que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: Yo conozco tus obras, y
tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los
que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y
has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has
desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por
tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré
pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. Pero tienes
esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco. El que
tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer
del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios” (Ap 2:1-7).
Éfeso, hoy Turquía, era una de las ciudades notables de los tiempos
de la antigüedad. Sus ciudadanos la llamaban la metrópolis de Asia. Era
rica y culta, pero totalmente corrupta. Además de ser un importante
centro comercial, era el foco de una forma vil de adoración pagana.
Presumía del templo magnífico de Diana, una de las siete maravillas del
mundo, lo que le traía tanto riqueza como notoriedad. La iglesia de
Éfeso tenía un privilegio único en los dones espirituales poseídos por su
fundador y los pastores sucesivos: Pablo, Apolo, Priscila y Aquila.
Timoteo y Juan habían contribuido cada uno a su vida espiritual.
FELICITACIONES DE TU PRIMER AMOR (Ap 2:2-3)
El Señor inicia la carta felicitando cálidamente a la iglesia de Éfeso
por cuatro virtudes: (1) Fueron leales en sus obras: “Yo conozco tus
obras, y tu arduo trabajo y paciencia”. El pastor (Ángel de la iglesia),
líderes y miembros que formaban la iglesia de Éfeso habían obrado y
trabajado hasta el cansancio por Cristo. (2) Fueron intolerantes con los
impostores: “…no puedes soportar a los malos”. (3) Tenían
discernimiento en la doctrina: “…has probado a los que dicen ser
apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos”. Una de las
doctrinas falsas era la de los nicolaítas (Ap 2:6), predicada por Nicolás
exdiacono y apostata de la iglesia (Hch 6:5). (4) Pacientes en la
persecución: “…y has sufrido y has tenido paciencia…”. En medio de
las fuertes pruebas de la persecución habían demostrado una enorme
constancia en hacer la obra de Cristo.
LA QUEJA DE TU PRIMER AMOR (Ap 2:4)
Con tal alabanza increíble y merecida de Cristo, cuyos "ojos eran
como llama de fuego", esta iglesia tenía bases para la felicitación
propia. ¿Qué más podía esperarse de ella? Cuán retribuido cumplido o
elogio. Pero el ojo penetrante de Cristo, que escudriña el corazón, vio
un defecto fatal debajo del exterior justo: “Pero tengo contra ti, que has
dejado tu primer amor” (Ap 2:4).
Lo tenían todo excepto: (1) Sus sentimientos de calidez y ternura por
Cristo. (2) Su sensibilidad por Cristo, su fervor, su chispa y unción. (3)
Ya no tenían compañerismo ni comunión ni compartían con Cristo, no
como lo habían hecho al inicio cuando aceptaron a Cristo. (4) No
andaban consientes de la presencia de Cristo, gozándose y
regocijándose en Él a lo largo del día. Estaban más apegados a otras
cosas y a otros asuntos de la vida (Mt 24:12; Ef 6:24).
EL CONSEJO DE TU PRIMER AMOR (Ap 2:5)
EL Señor aconseja a la iglesia que se vuelva a ÉL. Cuando una
iglesia o creyente se desvían, el Señor emite el mismo llamado: (1) Nos
recuerda de donde uno ha caído: ÉL dice que hemos caído. Puede que
no hayamos caído en un pecado grave, pero hemos caído fuera de
nuestro amor por Cristo. Nuestro primer amor por Él era más
apasionado y sacrificado. ¿Ha sido esta su experiencia? (2) Debemos
Arrepentirnos: alejarnos de lo que se interpuso entre usted y Cristo y
volver a ÉL. ¿Algo te alejó de Cristo? ¿Estás apegado a algo más que a
Cristo? Será el trabajo, el servicio en su obra, la empresa, la familia, etc.
(Hch 3:19; 8:22) (3) Hacer lo que hacíamos antes: centrar nuestra
mente, pensamientos, energía, y tiempo de comunión en y con Cristo.
CONCLUSIÓN
Un llamado similar hizo Dios a Israel a través del profeta Jeremías:
“Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de
ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de
mí en el desierto, en tierra no sembrada” (Jer 2:2). Les recordaba “La fidelidad
de su amor; la exclusividad de su amor” en los primeros años de
juventud. Los primeros días en que ellos lo amaban más que a nadie o
nada, demostrando una preocupación sensible y solícita por Dios.
Advertencia (Ap 2:5c): Se ha determinado que alejarse de Dios es
peligroso para la salud espiritual del creyente. Cristo quitará la iglesia “el
candelero” de su lugar y hará que deje de ser: (1) Verdadera iglesia. (2)
Representante de Cristo en la tierra. (3) Luz y testigo para el mundo (4)
Carezca de su presencia. (5) Y lo más importante, la posible pérdida de
la salvación para vida eterna. (Is 55:7; Mt 10:22; 39; 1 Ti 6:11-12).
Promesa (Ap 2:7): Al obediente que logre la victoria será
recompensado con: (1) Comer del árbol de Dios, el árbol que da vida,
tanto vida plena como eterna (2) Ser ciudadano del paraíso, el cielo el
lugar de felicidad y éxtasis, perfección, plenitud, amor y gozo eternos.
- 11 -
LECCIÓN 9: REINANDO A TRAVES DE CRISTO (Ro 5:17)
“Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida
por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la
justicia” (Ro 5:17).
Dios quiere que vivamos, como “los que reciben la abundancia de la
gracia”, como reyes, “y el don de la justicia”. "Reinarán en la vida". "Así
también la gracia reine". Dios quiere que sus hijos vivan vidas
triunfantes, no de derrota. Pablo mismo testificó: "Mas a Dios gracias, el cual
nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús" (2 Co 2:14).
La expresión “reinar en vida” significa morar y gobernar en la vida
eterna, que inicia cuando aceptamos a Cristo. Pero note, que la fuente
de la gracia y la justicia es Jesucristo.
LOS PRIVILEGIOS REALES
Las cualidades de los miembros de la realeza son: (1) Nobleza:
están en una posición privilegiada. Por encima de todos los demás (Col
2:10). (2) Encanto: tienen una constante gracia para con las personas.
No importa la edad o la carga de trabajo su parecer siempre es
encantador (Ro 5:21). (3) Autoridad: está relacionada con la posición
que le confiere el Rey. Los que se relacionan con la realeza son
consciente de su autoridad (Mt 10:1; 28:18). (4) Riqueza: Para la
realeza desear es tener. El dueño del oro, la plata y todas las
propiedades, es el Rey (Dt 8:18; 1 Cr 29:12; Ec 5:19). (5) Libertad:
Poseen una libertad ilimitada. Pueden ir donde quiera, hacer lo que le
guste en todo su reinado (Ro 6:18).
Nuestro Dios nos invita a creer, que esas cualidades y privilegios
espirituales, pueden y deben ser disfrutadas por cada hijo del Rey de
reyes. Si no las manifestamos ni las gozamos, no es porque estén más
allá de nuestro alcance, sino solo porque estamos viviendo por debajo
de nuestros privilegios.
LOS SUBDITOS REALES
Un reinado implica tener súbditos (súbdito: sujeto a la autoridad de
un superior con la obligación de obedecerle). El reinado de la gracia y la
justicia es un reinado de una personalidad sobre un poder. Cuáles son
los súbditos más comunes:
(1) El pecado: Porque "la muerte ya no se enseñorea más de él", dice Pablo,
"el pecado no se enseñoreará de vosotros" (Ro 6:9, 14). Si vivimos bajo el
dominio del pecado es porque ignoramos el camino de la liberación o
porque en lo profundo de nuestro ser no queremos ser liberados. Ya
Cristo hizo provisión para la liberación del pecado, su sangre preciosa,
tiene poder para liberarnos del pecado y por la cual tenemos un pasado,
presente y futuro justificado (Ef 1:7; 1 Jn 1:7; Ro 5:9).
(2) Las circunstancias: Reinamos sobre nuestras circunstancias o
bien ellas se enseñorean sobre nosotros. Pablo enumera las peores
circunstancias posibles en las que podría encontrarse el creyente -
tribulación, angustia, persecución, hambruna, desnudez, peligro,
espada- y luego agrega: "Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores
por medio de aquel que nos amó" (Ro 8:35, 37).
(3) Las frustraciones: Caracteriza a aquellos que no se han sometido
al señorío de Cristo. Se vencen al someternos a la voluntad suprema de
Dios para nuestras vidas (Ro 12:2).
(4) La falta de capacidad: Dios perfecciona su poder en la debilidad y
en los que ponen sus capacidades a la orden del Señor (2 Co 12:9).
(5) Los estados emocionales: Cuando no gobernamos nuestros
sentimientos como Cristo manda, vivimos en tensión constante y
generamos discordias violentas, y pleitos (Ef 4:29-32; Col 3:5-17).
(6) Los temores: "Por el temor...estaban durante toda la vida sujetos a
servidumbre" (He 2:15). El temor con frecuencia tiene una base en la
realidad, pero más frecuentemente es algo intangible, un terror sin
nombre que se apodera y paraliza el espíritu. El temor es contrario a la
fe. Algunas personas tienen miedo a todo: Temen a las personas, al
pasado, al futuro; temen a todo lo que es desconocido; temen asumir
responsabilidades y tomar decisiones y el "temor lleva en sí castigo" (1
Jn 4:18). ¿Es posible que podamos reinar sobre todos nuestros
temores? !Si! Porque: "Dijo el Señor: No te desampararé ni te dejaré. De manera
que podamos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré" (He 13:6; Sal
34:4; 46:1-3; 118:6).
CONCLUSIÓN
Dios siempre es generoso con sus dones. Si es amor lo que Él
otorga, es "El amor de Cristo que excede a todo conocimiento", o gozo,
"os alegráis con gozo inefable y glorioso", o paz, es "la paz de Dios que
sobrepasa todo entendimiento". Nuestro Dios es el Dios de lo máximo.
Si Cristo reina en nosotros, nosotros reinamos en la vida. ÉL ya ha
nos ha puesto a disposición el botín de su victoria pero espera que nos
apropiemos de él. “Su gracia es más que suficiente, el don gratuito de la
justicia” para reinar con Él (1 Co 6:2-3; 2 Co 9:8; Fil 4:19; Sal 36:8).
“Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente
de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros” (Ef 3:20)
"Dios...nos bendijo con toda bendición espiritual...en Cristo" (Ef 1:3).
"El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo
no nos dará también con él todas las cosas?" (Ro 8:32).
"…todo es vuestro...y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios" (1 Co 3:21-23).
- 12 -
LECCIÓN 10: SOBREPONIENDONOS AL DOLOR (Is 53:3-11)
“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en
quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo
estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y
nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por
nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre
él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como
ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos
nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al
matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca”
(Is 53:3-7).
Muchos prefieren pensar en Jesús como una persona mansa, noble
y humilde de corazón. Hallan tranquilo reposo en el amante Pastor de
Israel, que sonríe a los niños, sana los enfermos, da de comer a los
hambrientos, y habla dulcemente de un reino que no es de este mundo.
Muy pocos quieren ir más allá. Se resisten a abrazar su inconcebible
dolor, su cruenta humillación que culminó en una muerte horrible en
manos de hombres injustos.
¿VARÓN DE DOLORES? (Is 53:3)
La Biblia abunda en retratos más atractivos y agradables del Señor.
Son los nombres que nos gustan que salgan de nuestros labios en
cantos y devocionales: Príncipe de Paz, Señor de señores, El Buen
Pastor, León de Judá, Cordero de Dios, el Médico Divino.
Pero, ¿Varón de Dolores? Eso suena como alguien de quien no
quisiéramos estar cerca, ¿verdad? Sino hasta que nos encontramos en
los tiempos difíciles del dolor. Cuando estamos envueltos en un mundo
de sufrimiento, destrozados por los golpes brutales de la vida,
descubrimos que ÉL es todo lo que necesitamos.
CÓMO ENTENDER EL DOLOR
El profeta Isaías presenta la lista de los sufrimientos del Señor:
despreciado, dolores, quebranto, abatido, herido, molido, angustiado,
menospreciado, como cordero llevado al matadero.
El dolor emocional o mental es menos dramático que el dolor físico,
pero es más común y difícil de sobrellevar. Es más fácil decir “Me duele
una muela”, que decir “Tengo el corazón destrozado”. La solución
también es diferente: es fácil ir a un odontólogo cuando nos duele una
muela, pero ¿a dónde vamos cuando tenemos roto el corazón? La
respuesta no es difícil: vamos a Jesús, el Varón de Dolores,
experimentado en quebranto, que entiende nuestro dolor y sufrimiento.
CÓMO ATRAVESAR LOS TIEMPOS DE DOLOR
Siendo el Varón de Dolores que fue, Él entiende y se identifica con
nuestras heridas más profundas:
Dolor de relaciones personales: En los tiempos difíciles de dolor,
hasta los mejores amigos nos pueden fallar o no entender, y sentir
soledad. Pero Cristo estará con nosotros porque Él experimento este
tipo de dolor en el Getsemaní, no respaldado por sus amigos y
entregado con un beso por uno de ellos. (Mt 26: 36-46; Lc 22:44).
Dediquemos tiempo a solas con Jesús y Él nos consolará.
Dolor interno: El conocimiento no arregla automáticamente los
sentimientos o el dolor interno. Jesús conocía que iba a morir en la cruz,
pero esto no le quitó la agonía interna cuando llegó la hora cero. Lucas
narra que su sudor era “como grandes gotas de sangre” (Lc 22:44).
Para sobreponernos al dolor interno se sugiere orar y velar como lo hizo
Jesús, Él escuchará y sanará profundamente nuestro dolor.
Dolor físico: Ya hemos mencionado todo el dolor físico
experimentado por Jesús (Is 53:3-11). Los evangelios presentan
también un lista de los maltratos, golpes, le escupieron, clavaron sus
manos y pies (con clavos de un centímetro de ancho y quince de largo)
y más tarde le crucificaron y le traspasaron su costado con una lanza
(Mt 26:67; 27:30-35; Mr 15:15; Jn 19:1, 34). ÉL conoce el dolor físico y
lo soportó para que nosotros fuéramos sanados y consolados.
El dolor máximo, separación de Dios: Aún cuando los demás dolores
son difíciles y horribles, Jesús también experimentó la separación de
Dios, en la cruz del calvario cuando exclamó: “Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto
es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mt 27:45-46). Él nos
entiende cuando creemos que Dios nos ha desamparado. Pero Él
prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin y que en el
mundo tendríamos aflicción, pero confiad Él ha vencido al mundo (Mt
28:20; Jn 16:33).
CONCLUSIÓN
No hay dolor que Jesús no conozca o entienda, Él lo ha sentido todo.
Por lo tanto, Él estará allí con nosotros, para atravesar las mayores
profundidades del dolor, sólo debemos permitírselo.
Nuestro sufrimiento puede ser precisamente lo que Cristo usará para
atraernos de nuevo al corazón de Él, y que descubramos el secreto de
Su paz. (Fil 4:6-7).
“Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien
perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo
tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca De
modo que te rejuvenezcas como el águila. Jehová es el que hace justicia Y derecho a
todos los que padecen violencia” (Sal 103:2-6).
- 13 -
LECCIÓN 11: CRISTO EL OPORTUNO SOCORRO (He 4:15-16)
“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras
debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin
pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar
misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (He 4:15-16).
¿Cristo cumple con los requisitos de sacerdote? Para poder ayudar a
la humanidad, Él se convirtió en parte de ella. De hecho fue "tomado de
entre los hombres” y "...en todo semejante a sus hermanos..." (He 2:17). A fin de
que su identificación con los hombres pudiera ser completa, Él se hizo
siervo, no como un rey, sino compartiendo la humildad e inquietud del
cuidado. Él gozó de las alturas de la popularidad y sufrió los extremos
del aislamiento y rechazo. Pero al mismo tiempo, recibió autoridad de
Dios (Fil 2:5-11). No se eligió a sí mismo, sino que fue designado por el
que le dijo: "Tú eres mi Hijo... Tú eres sacerdote para siempre" (He 5:5- 6).
Cristo es moral y espiritualmente idóneo para ejercer su ministerio
sacerdotal de intercesión. "Viviendo siempre para interceder por ellos". Él es "...
santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los
cielos..." (He 7:25-26). Nació santo y vivió una vida santa.
LA CAPACIDAD SACERDOTAL DE CRISTO
Él es capaz de socorrer: "Por lo cual debía ser en todo semejante a sus
hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se
refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo
tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados" (He 2:17-18). Siendo Él
mismo verdaderamente humano, es capaz de encontrarse con el
hombre en todas sus necesidades. Su ayuda no tiene limitación.
Él es capaz de sentir compasión: No tenemos un Sumo Sacerdote
que sea incapaz de sentir compasión por nuestras debilidades (He
4:15). Cristo fue "tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado", y ha
sentido la tremenda presión del pecado sobre su propio espíritu sin
ceder a su atractivo. Por lo tanto, es capaz de entrar con compasión en
las experiencias de los que pasan por los fuegos de las pruebas y
tentaciones.
Él es capaz de salvar: "Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los
que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos" (He 7:25).
Salvar es una palabra muy amplia y se usa en la Biblia en diversos
sentidos pero muy relacionados: Liberación del poder del pecado (Mt
1:21), liberación del peligro (Mt 8:25), liberación de la enfermedad (Mt
9:21) y liberación de la condena de Dios (Mt 10:23; 24:13).
Es capaz de interceder siempre: Él no cambia, es inmutable
"Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos" (He 13:8). Tenemos en Él un
ejemplo de interceder por los demás. La intercesión es el acto de
mediar por otro. "Tenemos abogado con el Padre, a Jesucristo el justo" (1 Jn 2:1).
Un paracleto: es un abogado o protector, alguien que viene en
respuesta a un llamado de necesidad o peligro. Él viene ante nuestro
llamado, defiende nuestra causa y nos restaura plenamente. Sea
nuestro llamado, consciente o no, Él siempre está pendiente para
interceder por nosotros y es oportuno no llega tarde.
CÓMO ES LA INTERCESIÓN DE CRISTO
Su intercesión no es oral: No es un dicho audible de oraciones. En el
Antiguo testamento, el día de la expiación era la sangre la que hablaba,
no el sacerdote Aarón. Es la presencia de nuestro intercesor, cargando
en su cuerpo la evidencia de su victoria, la que habla por nosotros.
Su intercesión es eterna: Ya que Él nos representa ante el trono de
Dios. "Para presentarse ahora por nosotros ante Dios". En la cruz Él murió con el
propósito de obtener la salvación para nosotros. Ante el trono, Él vive
para mantenernos salvos. ¿No es este el significado de la frase:
"Seremos salvos por su vida [resucitada]"? No podríamos soportar ni un
día en la vida cristiana si no fuera porque Él vive para nosotros ahora a
fin de impartirnos "todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad".
Él recibe y presenta nuestras oraciones: Combina con nuestras
peticiones imperfectas el incienso de sus propios méritos. "Se le dio mucho
incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que
estaba delante del trono" (Ap 8:3). Nuestras oraciones de fe no ascienden
solas, se montan en sus méritos y debido a eso son poderosamente
eficaces.
Su intercesión es personal: "Viviendo siempre para interceder por ellos".
Esta es su ocupación personal actual. Él no delega este ministerio a
nadie. Lo realiza Él mismo. Él nunca está demasiado ocupado para
encargarse personalmente de nuestras circunstancias.
CONCLUSIÓN
No hay un momento en el que no estemos con necesidades o en
peligro, y por lo tanto nuestro Señor vive por siempre para ser nuestro
oportuno socorro.
Aprendemos que tenemos un sacerdote, con un ministerio, que
continuará mientras tengamos necesidades: "Ahora bien, el punto principal de
lo que venimos diciendo es que tenemos tal Sumo Sacerdote, el cual se sentó a la
diestra del trono de la Majestad en los cielos..." (He 8:1-2).
“Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de
Jehová, Que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero, Ni se dormirá el
que te guarda.” (Sal 121:1-3).
- 14 -
LECCIÓN 12: LA BATALLA ES DEL SEÑOR (Zac 4:1-10)
“No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”
(Zac 4:6).
Zorobabel, gobernador de Jerusalén, encontró terribles dificultades
externas, por parte de enemigos que no querían la reedificación del
templo y obstáculos internos de gente que criticaba, porque creía que el
trabajo podía ser hecho de otra forma, pero no hacían nada para
ayudar. Estos hicieron parar la construcción del templo “con poder y
violencia” (Esdras 4:1-5; 20-24) Fue en esas circunstancias que vino el
mensaje de Dios a Zorobabel diciendo: "No con fuerza, ni poder, sino con mi
Espíritu, dice Jehová de los Ejércitos." (Esd 5:1; Zac 4:6).
LA FUNCIÓN DE LA IGLESIA (Za 4:1-4)
El candelero o candelabro en la Biblia representa el testimonio de
Dios en el mundo. En este pasaje se refiere a Israel y en Apocalipsis a
la iglesia (Ap 1:13, 20). El aceite simboliza el Espíritu Santo que permite
que se mantenga encendido el candelero, la luz que alumbra.
La tarea principal de la iglesia hoy, según está simbolizada en la
figura del candelabro, es traer la luz a un mundo nublado por la
oscuridad. ¿Qué otra función tiene una lámpara? Así como el
candelabro de oro era el único medio de iluminación en el tabernáculo,
también la iglesia es el único medio de luz para un mundo perdido,
“Vosotros sois la luz del mundo", dijo Él. Y esa luz es luz que procede
desde el que dijo: "Yo soy la luz del mundo" (Mt 5:14-16; Jn 8:12).
¡Cuán fuerte es la oscuridad del mundo contemporáneo! ¡Cuánta
idolatría y superstición, cuánta crueldad y sufrimiento, cuánto vicio y
crimen, cuánto materialismo y cinismo! Es en este mismo contexto que
la iglesia y las personas que la comprenden deben brillar como luces.
Pero ¿cómo va a cumplir su función la iglesia?
EL METODO DE TRABAJO HUMANO
"No por ejército, no por poder". La tarea de la iglesia nunca se
logrará por medios puramente humanos. La frase "no por poder" puede
traducirse como "ni por ningún ejército", es decir, poder colectivo, fuerza
de hombres o de medios. A veces significa "riqueza", a veces "virtud" en
un sentido ético, o "valentía". Pero en todos sus usos el pensamiento
profundo es el de los recursos humanos. "Poder" aquí también significa
fuerza, pero la proeza y la dinámica de un individuo. Nunca se usa en
un sentido colectivo. Tomando juntas ambas palabras, la frase
significaría que el éxito en la tarea de la iglesia no depende de la fuerza
combinada de hombres organizados para asistirse unos a otros, ni de
las proezas e impulsos de ningún individuo solo. Depende sólo y
únicamente de la acción del Espíritu Santo y no de la acción humana.
EL METODO DE TRABAJO DE DIOS
¿Qué hay implícito en la frase "sino por mi Espíritu"? Que en toda la
obra cristiana el factor humano es importante. Es cierto, funciona a
través de los seres humanos, la mecha del candelero, pero con el ser
humano saturado por lo divino así como la mecha está saturada con el
aceite que es el Espíritu Santo y lograr generar la luz (Zac 4:12)
Es por la dinámica, acción, unción y llenura del Espíritu únicamente
que la iglesia puede cumplir su función y ganar batallas, no por los
recursos del intelecto, o financieros o de celo. La propaganda, la
organización y el brillo no son sustitutos del Espíritu Santo.
¿Y EN QUIÉN CONFIAREMOS NUESTRAS BATALLAS?
No podremos ganar las batallas que se nos presenten sin la ayuda
de Dios. En otra ocasión, el pueblo de Israel pasaba por un tiempo de
crisis, narrada en 2 Crónicas 20, pero no confiaron en sus fuerzas sino
en la de Dios. La oración de su líder Josafat, rey de Judá, fue: “¡Oh Dios
nuestro! ¿No los juzgarás tú? porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande
multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros
ojos” (2 Cr 20:12; Sal 54:1). La respuesta de Dios fue: “Jehová os dice así: No
temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la
guerra, sino de Dios” (2 Cr 20:15).
CONCLUSIÓN
Los judíos aprendieron que él éxito no dependía de la ausencia de
oposición, sino de un liderazgo inteligente, no de los recursos humanos
o ejercito, sino de la obra indispensable del poderoso Espíritu Santo
(Zac 4:7-10). ¿A quién estás confiando tus batallas: problemas,
circunstancias, pruebas, enfermedades etc.?
Debemos permanecer dependientes del Señor porque alejado de Él
nada podemos hacer o lograr (Jn 15:5). Vaciémonos de nuestra
confianza en “el yo”, dejando el orgullo a un lado, y llenémonos del
aceite fresco del Espíritu Santo que nos ayudará a resplandecer y a
ganar las batallas…”nuestra competencia proviene de Dios” (2 Co 3:5; Jn 3:27).
“Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no
guardare la ciudad, En vano vela la guardia” (Sal 127:1; 144:2; 3:3,6).
“El día en que temo yo en ti confío…En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede
hacerme el hombre? (Sal 56:3-4).
“Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se
levante guerra, Yo estaré confiado “(Sal 27:3).
- 15 -
LECCIÓN 13: EL FUEGO PURIFICADOR DE DIOS (1 R 18:36-39)
“Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo:
Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en
Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.
Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová,
eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos. Entonces cayó fuego de
Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el
agua que estaba en la zanja. Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová
es el Dios, Jehová es el Dios!” (1 R 18:36-39).
Elías, el profeta solitario de Dios, fue uno de los personajes más
notables de la historia de Israel. Aparece repentinamente como el
profeta de la crisis, el campeón de los derechos divinos. Desaparece
tan repentinamente para acompañar a una carroza de fuego y un
remolino. El Nuevo Testamento tiene más qué decir sobre él que sobre
cualquier otro profeta. Saliendo de lo desconocido, su primer acto
público fue cerrar los cielos por medio de oraciones para que no lloviera
durante tres años, en esta demanda un juicio sobre una nación idólatra.
EL DESAFIO DEL FUEGO (1 R 18:1-20)
Después de tres años sin llover, Dios pidió a Elías que fuera donde
el rey Acab y Él haría llover sobre Israel (1 R 18:1). El rey Acab se
encuentra con Elías y lo condena: “¿Eres tú el que turbas a Israel? (1 R 18:17).
Elías se defiende y le hace un desafío al rey Acab: El dios que
responda con fuego ese será el Dios de Israel. El rey Acab acepta el
desafío y reúne a los 850 sacerdotes que adoraban dioses falsos, y al
pueblo de Israel. Todos aceptaron el desafío y respondieron: “Bien
dicho” (1 R 18:18-24).
LA IMPORTANCIA DEL FUEGO
“Jehová había descendido…en fuego”. El pueblo de Israel conocía a
Jehová como el que descendía en fuego: Moisés y la zarza ardiente (Éx
3:2-4). La presencia de Dios en el monte Sinaí (Éx 19:18). La presencia
de Dios con fuego en el tabernáculo (Éx 40:35-38). Cuando Salomón
terminó de orar por el templo (2 Cr 7:1). Dios promete ser un “muro de
fuego” (Zac 2:5). La manifestación del fuego era una prueba de la
presencia y poder purificador de Dios.
¿Pero cuál es el significado para nosotros hoy día? En el Nuevo
Testamento simboliza la presencia del Espíritu Santo. Anunciando el
ministerio del Mesías, Juan el Bautista dijo: "...él os bautizará en
Espíritu Santo y fuego" (Mt 3:11). Su profecía fue cumplida. El día de
Pentecostés, cuando el Espíritu Santo vino con poder sobre los
discípulos que estaban reunidos, el símbolo elegido fue notable. "Y se
les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre
cada uno de ellos" (Hch 2:3).
FUEGO FALSO SOBRE EL ALTAR (1 R 18:25-29)
En la época de Elías, el fuego sagrado había desaparecido de los
altares de Jehová; y un fuego falso ardía en los altares de Baal.
Los profetas de Baal siguieron el plan de Elías. Invocaron su dios y
no les respondía y Elías se burlaba de ellos. Los cielos fueron de
bronce: “pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase” (1 R 18:29).
EL DIOS QUE RESPONDE CON FUEGO (1 R 18:30-38)
Elías hizo varias cosas para que cayera fuego de Jehová: (1) El
fuego cayó luego de que fuera reparado el altar en ruinas. "Él arregló el
altar de Jehová que estaba arruinado" (1 R 18:30). (2) El fuego cayó cuando toda
la ofrenda se colocó sobre el altar (1 R 18:33). El fuego de Dios nunca
cae sobre un altar vacío. Cae sobre un altar lleno del Espíritu Santo. (3)
El fuego cayó luego de haberse excluido lo falso. "Llenad cuatro cántaros de
agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña...de manera que el agua corría
alrededor del altar" (1 R 18: 33-35). Elías no permitió que hubiera espacio
para un fuego falso. (4) El fuego cayó luego de que Elías orara la
oración de fe. Elías hizo una oración sencilla, nada de gritos, ni
repeticiones, ni danzas (1 R 18:36-37). (5) “Cayó el fuego de Jehová” y
consumió todo, sólo quedaron cenizas. La honra de Dios y de su siervo
fue reivindicada. Las pretensiones de los adoradores de Baal fueron
demolidas (1 R 18:38).
CONCLUSIÓN
La caída del fuego hizo que purificará al pueblo de Israel: Se
postraron al Dios verdadero (1 R 18:39). Y acabó con los falsos profetas
que corrompían al pueblo con la idolatría (1 R 18:40).
La caída del fuego no dejó otra cosa que cenizas. Se consumió todo
lo que era combustible, solo quedó lo indestructible.
El fuego de Dios consumirá lo carnal y lo superficial y dejará solo lo
que tiene valor eterno. Las cenizas tienen dos características: El menor
soplo del viento las esparce y se mueven en la dirección del viento. La
vida en la que ha caído el fuego de Dios será especialmente sensible a
los impulsos del Espíritu Santo y siempre se moverá en la dirección de
la voluntad de Dios. El fuego de Dios nos ayudará a resplandecer.
Aprendemos también que: (1) Nuestra herramienta más efectiva es
la oración. (2) Cuando estamos dentro del plan de Dios no importa que
el enemigo sea mayoría: (850 contra 1 + Dios) es igual a venceremos.
(3) Debemos ser leales a Dios para que arda su fuego en nosotros.
- 16 -
LECCIÓN 14: VENCIENDO EL TEMOR DE LA MUERTE
(Juan 11:25-26)
“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté
muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees
esto?” (Jn 11:25-26).
Pocos están dispuestos a enfrentar voluntariamente su mortalidad,
mucho menos a hablar abiertamente sobre ella. Algunos tratan de
evadir o ignorar la realidad sobre el tema de la muerte. Otros dicen:
“¡No tomes la vida tan en serio! De cualquier forma no saldrás de ella
vivo”. Quizás esto nos cause risa, pero es así como muchos tratan este
tema a la ligera y con humor. Hay quienes la eliminan de toda
conversación y reflexión; para pretender que no existe. Otros escogen
romantizar la muerte apoyándose en arreglos florales y hermosos
himnos que recalcan la belleza de la muerte. Pero, en lo profundo la
gente le teme a la muerte y causa un gran dolor el perder un ser
querido. Sólo Cristo nos da la esperanza de una tumba vacía porque
¡Resucitó! Y la otorga a todo creyente para que tenga vida eterna.
LA ENFERMEDAD SE TORNA EN MUERTE (Jn 11:1-15)
El apóstol Juan describe la enfermedad de Lázaro, de Betania,
amigo de confianza de Jesús y hermano de Marta y María. Observamos
en esta historia el temor, enojo y las dudas: (1) Oraron a Dios por
sanidad: Enviaron la noticia a Jesús que Lázaro estaba enfermo (Jn
11:3). Deliberadamente Jesús no acudió de inmediato al llamado de
Marta y María (Jn 11:6). (2) Se enojaron y echaron la culpa a Dios:
Lázaro muere (Jn 11:14). Marta y María se preguntaron ¿Dónde estaba
Él (Dios)? Si hubiera estado con el enfermo no hubiera muerto (Jn
11:21, 32). Esta pregunta se la siguen haciendo muchos hoy día, e
incluso rechazan a Dios, cuando no responde la oración de sanidad o
protección y su ser querido muere. (3) Dudaron del Señor (Jn 11:22-24):
Creyeron que Lázaro resucitaría en el día postrero y no en ese
momento.
LA DOBLE PROMESA (Jn 11:23, 25-26)
Jesús mencionó dos promesas que cumpliría: (1) “Tu hermano
resucitará” (Jn 11:23). El prometió a Marta que volvería a ver a su hermano
vivo. Lázaro no se quedaría en la tumba fría y oscura. (2) “Jesús dijo: Yo
soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel
que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Jn 11:25-26). Esta es
la pregunta que debemos hacernos en medio de la aflicción: ¿Crees
esto? Sólo Jesús tiene el poder de la resurrección y la vida eterna.
Nuestra seguridad y esperanza de estar siempre con Él dependerá de
cómo respondamos a la pregunta ¿Crees esto?
DEL TEMOR A LA FE (Jn 11:37-45)
Algunos dudaron de Jesús (Jn 11:37, 39): La duda se intensifica en
la mente del afligido que no tiene la esperanza en Cristo.
Si creemos veremos la gloria de Dios (Jn 11:40): Cuando creemos
en Jesús y confiamos en su soberana voluntad veremos su gloria en
cualquier circunstancia de la vida.
Oración milagrosa (Jn 11:41-42): Jesús oró, dio la gloria a Dios
Padre y Lázaro salió vivo de la tumba.
Nueva vida en Cristo Jesús (Jn 11:43-45): Jesús dio la orden y el
apóstol Juan sencillamente escribió: “Y el que había muerto salió…”.
Con la muerte de Lázaro el Señor logró dos cosas: (1) Surgió nueva
vida del cuerpo inerte de Lázaro cumpliendo así sus promesas y (2)
Nueva vida para los que estaban allí y creyeron en Jesús (Jn 11:45).
CONCLUSIÓN
La fe sufre la prueba máxima cuando la muerte destroza la
esperanza de sanidad o protección. La muerte es nuestro enemigo final
y representa la puerta por la cual todos pasaremos de esta vida
temporal a la próxima vida eterna. Vida eterna en la gloria de Dios o en
la oscuridad. Usted decide respondiendo: ¿Crees esto?
Si creemos en la resurrección y la vida en Cristo, resucitaremos y
tendremos vida eterna y estaremos juntamente con todos nuestros
familiares y amigos que murieron creyendo en Él.
Aprendemos que Jesús aprovecha la partida de una persona para
que muchos crean en Él y pasen de muerte a vida eterna.
Imitemos la fe y la esperanza del apóstol Pablo: “Porque para mí el vivir
es Cristo, y el morir es ganancia” (Fil 1:21).
“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que
no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que
Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.” (1
Ts 4:13-14).
“He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos
transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque
se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros
seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de
incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya
vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se
cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh
muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” (1 Co 15:51-56)
- 17 -
LECCIÓN 15: EL SECRETO DE LA PAZ DE DIOS (Fil 4:6-7)
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en
toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús “
(Fil 4:6-7).
La mayor de todas las adicciones o problemas en las personas es:
¡La preocupación! (afanes), o ansiedad. Los adictos a la ansiedad
abundan! Es la mayor de las enfermedades del planeta. La situación
con la preocupación es que no parece ser tan dañina. Cuando se trata
de la preocupación, la excusamos alegremente o a la ligera.
De todos los ladrones de gozo que puedan dañar nuestra vida,
ninguno es más molesto, más inquietante o más común que la
preocupación o la ansiedad.
ANALIZANDO EL PROBLEMA
¿Qué puede considerarse como preocupación? Cualquier cosa que
quita tu gozo, tu paz; algo que no puedas cambiar, algo de lo que no
seas responsable, algo que está fuera de alcance controlar, algo (o
alguien) que te atemoriza o atormenta, te agita, te mantiene despierto
cuando deberías estar durmiendo.
El Señor Jesús se refirió a este asunto en la parábola del
sembrador: “Los sembrados entre espinos oyen la Palabra, pero los afanes de este
siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la
palabra y, se hace infructuosa” (Marcos 4:14-19).
Cuando la preocupación (afanes) confunde nuestro pensamiento,
ahogando la verdad, somos incapaces de dar fruto. A la vez de
volvernos mentalmente perturbados y emocionalmente tensos, nos
encontramos espiritualmente estrangulados y paralizados.
La preocupación corta de raíz nuestra motivación y vía de acceso al
gozo, la alegría y la paz de Dios. Los afanes nos hacen olvidar la
presencia, la soberanía, y el poder de Dios.
COMPRENDIENDO LA TERAPIA DE DIOS (Fil 4:6)
Dios tiene una solución o cura segura para la preocupación:
Por nada se preocupen oren por todo: Entreguemos cada
preocupación al Señor en oración. Convirtamos en una oración todo lo
que sea un afán. (1) La ansiedad debe ser la materia prima para
producir oraciones. ¿Tienes ansiedad de poseer? Ten cuidado para que
la ansiedad no te posea. ¿Quieres obtener una gran ganancia? Mide tus
deseos de acuerdo a la norma espiritual, y así serás guardado de todo
lo que se parezca a la codicia. (2) A muchas personas le vienen la
ansiedad por pérdidas; pierden lo que han ganado o un ser querido (Job
1:21; 2:10b). (3) Algunas personas tienen ansiedad acerca de su pan
diario. Tenemos promesas de Dios “Habitarás en la tierra, y te apacentarás de
la verdad”. “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda la Palabra de Dios” (Lc 4:4; Dt
8:3) “Y en los días de hambre serán saciados” (Sal 37:19). (4) Me encuentro
confundido, no se qué decisión tomar. “Encomienda a Jehová tus caminos y ÉL
los hará prosperar”. (5) Otros están preocupados por el futuro. ¿Lo estás
tú? ¿Qué tienes que ver con el futuro? “Cada día trae su afán” (Mt 6:25-34).
El carácter especial de esta oración: ¿Qué tipo de oración es la
que acabará nuestra ansiedad? : (1) Una oración que trata con todo.
“En toda oración y ruego”. (2) Una oración que es repetida. Oremos a
Dios, y luego oremos de nuevo: “en…oración y ruego”. (3) Es una
oración inteligente. Pedir de acuerdo a la Palabra de Dios (4) La oración
que trae libertad de la ansiedad nos da comunión con Dios. Pedimos
perdón nos arrepentimos y nos apartamos de los pecados para alcanzar
misericordia. (5) Es la que se pide alegre y agradecidamente: “oración y
ruego, con acción de gracias”.
CONCLUSIÓN
¿Qué es la paz de Dios? Cuando seguimos la terapia de Dios, todo
en oración y ruego, obtenemos su paz (Fil 4:7):
(1) Es la placida serenidad del Dios infinitamente feliz, la eterna
compostura del gozo de Dios. Esto poseerá nuestra mente y corazón. Y
lo más maravilloso es que nadie lo entiende, ni nosotros mismos.
(2) Esta es una paz que guarda nuestros corazones y pensamientos,
es una paz custodia. La paz, aunque parezca debilidad, es la esencia
de la fortaleza y, mientras vigila, también nos alimenta y suple nuestras
necesidades.
(3) Es una paz que nos vincula con Jesucristo. Guardará nuestros
afectos y mente, nuestros deseos e intelecto; guardará nuestro corazón,
de tal manera que no temeremos; guardará nuestra mente, de tal
manera que no conocerá ningún tipo de indecisión.
(4) Cuando alcancemos la paz de Dios podremos: Regocijarnos (Fil
4:4; Pr 15:15). Calmarnos, relajarnos para tratar mejor a los demás (Fil
4:5). Descansar con su paz (Fil 4:7). Alimentar la mente con buenos
pensamientos (Fil 4:8). Concentrarnos en modelos alentadores (Fil
4:9a). El Dios de paz estará con nosotros (Fil 4:9b) y proveerá (Fil 4:19).

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  • 1. ¡Señor, sálvame! (Mateo 14:30) TU ANDAR ESPIRITUAL “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. (Ro 8:28) (Contra portada) TU ANDAR ESPIRITUAL Copyright 2011. Iglesia Cristiana Evangélica Pentecostal De La Cruz. Primera edición Febrero del 2011 Las citas bíblicas señaladas se tomaron de la Santa Biblia, Versión Reina Valera 1960. Material preparado para el departamento de Células Familiares por el Anc. Francisco Atencio. Colaboradores en la revisión de las lecciones: Diac. Cecilia de Atencio, Diac. Aixa Ochoa, Diac. Miriam Morales y Hna Dolores León. Arte, diseño e Impresión del libro: Hno. Alejandro Andrade. Todos los derechos reservados. Ninguna porción o parte de esta obra se puede reproducir, ni guardar en un sistema de almacenamiento de información, ni transmitir en ninguna forma por algún medio (electrónico, mecánico, de fotocopias, grabación, etc.) sin el permiso previo del autor y de La Iglesia Cristiana Evangélica Pentecostal De La Cruz.
  • 2. - 2 - CONTENIDO PRÓLOGO LECCIÓN 1: EL PLAN PERFECTO DE DIOS (Ro 8:28) LECCIÓN 2: LA PERSEVERANCIA DE DIOS (Fil 1:6) LECCIÓN 3: EL PODER PERFECCIONADO DE DIOS (2 Co 12:9) LECCIÓN 4: LAS DISCIPLINAS DE DIOS (He 12:5-13) LECCIÓN 5: EL ORGULLO: COSA QUE ABORRECE DIOS (Pr 6:16-19) LECCIÓN 6: LA RECOMPENSA DE LA FE EN DIOS (Dn 3:16-20) LECCIÓN 7: CRISTO NUESTRO EJEMPLO (Fil 2:12-18) LECCIÓN 8: CARTA DE TU PRIMER AMOR (Ap 2:1-7) LECCIÓN 9: REINANDO A TRAVÉS DE CRISTO (Ro 5:17) LECCIÓN 10: SOBREPONIÉNDONOS AL DOLOR (Is 53:3-11) LECCIÓN 11: CRISTO EL OPORTUNO SOCORRO (He 4:15-16) LECCIÓN 12: LA BATALLA ES DEL SEÑOR (Zac 4:1-10) LECCIÓN 13: EL FUEGO PURIFICADOR DE DIOS (1 R 18:36-39) LECCIÓN 14: VENCIENDO EL TEMOR DE LA MUERTE (Jn 11:25-26) LECCIÓN 15: EL SECRETO DE LA PAZ DE DIOS (Fil 4:6-7) PRÓLOGO Cuando nos enfermamos, vamos al médico. El nos diagnostica nuestra enfermedad y prescribe el tratamiento apropiado, nos da una hojita de papel (récipe) en la cual ha escrito la receta correcta, que nosotros llevamos al farmacéutico, quien nos sirve la receta y nos entrega las medicinas. Hasta ahí nos lo han hecho todo: diagnóstico, receta, medicina. De ahí en adelante es responsabilidad nuestra seguir las órdenes del doctor exactamente como él lo indica en el récipe. Al ocuparnos en el proceso disfrutamos de los beneficios de las contribuciones del médico a nuestra salud. Nos recuperamos. Hablando en sentido espiritual, Dios nos regala la salvación para vida eterna, y nosotros debemos continuar con el mantenimiento y crecimiento espiritual para alcanzar la meta final. El objetivo principal o propósito de nuestras vidas es “Su soberana voluntad”. Nuestras vidas tienen que ser vividas para la mayor gloria de Dios, no para nuestros propios deseos egoístas. Para lograr que vivamos, de acuerdo la soberana voluntad de Dios, debemos crecer cada día espiritualmente. Es la madurez espiritual la que nos ayuda a entender el propósito de Dios para nuestras vidas. Con el objetivo central de crecer espiritualmente, estaremos revisando temas sobre la madurez espiritual, y poder entender el motivo de las pruebas, circunstancias, y disciplinas que Dios tiene para sus hijos. Entenderemos que la voluntad de Dios es firme y soberana. Que “su voluntad es buena, perfecta y agradable” (Ro 12:2) para la transformación de nuestra vida. “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. (Ro 8:28) “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Ro 8:35-39). “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Fil 1:6) DIOS TE BENDIGA
  • 3. - 3 - LECCIÓN 1: EL PLAN PERFECTO DE DIOS (Ro 8:28) “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Ro 8:28). Las aflicciones son parte de la vida. La Biblia dice “El hombre nace para la aflicción” (Job 5:7). Tanto los cristianos como las personas no salvas experimentan pruebas, problemas y sufrimientos. La Biblia dice: “Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” (2 Ti 3:12) y “Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hch 14:22). Surge la pregunta inevitable: ¿La tragedia puede ser buena? ¿Es bueno tener mala salud? ¿Es buena la aflicción? ¿Es buena la frustración? ¿Por qué permite Dios que estas cosas nos golpeen? EL PLAN DE DIOS ES BENEFICIOSO El “bien” prometido por Dios con su amor a largo plazo no siempre puede parecer bueno y aceptable para nosotros. Este bien es espiritual más que temporal, y puede transcurrir un lapso de tiempo antes que entendamos su beneficio verdadero. Si estamos exentos de enfermedades, si nuestros cuerpos nunca son golpeados por el dolor, si siempre contamos con dinero en nuestros bolsillos o con una reserva en el banco, si vivimos en casas modernas y disfrutamos de los últimos lujos, si podemos vestir bien y tomar largas vacaciones en la playa ...eso lo consideramos bueno. Pero la enseñanza del apóstol Pablo está muy distante de esto. Entonces ¿cuál es la naturaleza del “bien” que el apóstol Pablo menciona? La respuesta se halla a continuación en Romanos 8:29. La meta de Dios es “Conformarnos a la imagen de Su Hijo” y cómo lo va a lograr: A través de nuestras circunstancias y de las disciplinas las cuales involucran pruebas, aflicciones y sufrimientos. EL PLAN DE DIOS ES CONTINUO El corazón que ama a Dios entiende que todas las cosas que le suceden, trágicas o gozosas, le ayudan a bien porque puede palpar en el caminar diario con Él, la transformación interior y en su carácter de lo malo en bueno y de lo trágico en triunfo (Fil 1:6). EL PLAN DE DIOS INCLUYE SU AMOR Debemos comprender que Dios es bueno y que nos ama y no permitir a Satanás poner malos pensamientos en nuestras mentes como: “Dios no te ama” o “¿Cómo podría un Dios bueno permitir que esto te suceda?” La Biblia nos demuestra el amor de Dios para con sus hijos “Alabad a Jehová, porque él es bueno; Porque para siempre es su misericordia” (Sal 106:1) “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Jn 16:33; Sal 103:1-5). “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Ro 8:35-39). EL PLAN DE DIOS ES COMPLETO “Todas las cosas” están bajo el control de la voluntad firme y soberana de Dios. Debemos entender que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta. Las circunstancias adversas en la vida del cristiano, son permitidas en el plan diseñado por Dios para “humillar” nuestro orgullo y disciplinarnos, a depender en todo, cada día más de ÉL (Ro 12:2; Sal 18:30). EL PLAN DE DIOS ES ARMONIOSO Como humanos sólo vemos una parte del plan de Dios para nuestras vidas. Pero Dios entreteje todas las cosas para bien de los que lo aman. En circunstancias adversas de la vida cristiana, la incredulidad pregunta: “¿Cómo puede esto estar obrando para bien”? La respuesta es: “Espere hasta que el Gran Médico haya terminado de escribir la receta”. Con el transcurrir del tiempo veremos que las diferentes disciplinas de Dios dan como resultado “el fruto apacible de Justicia” (He 12:3-11)…”hasta que Cristo sea formado en vosotros” (Gá 4:19b) CONCLUSIÓN El cristiano debe abrazar con gozo la adversidad o la aflicción, sabiendo que todas las cosas, propicias o adversas, están obrando juntas para el mayor bien y que Dios nos librará de ellas y cumplirá su propósito en nosotros (Sal 34:19;138:8a; Ro 5:3-5; Stg 1:2-3; 1 P 1:6-7). Por lo tanto, debemos ser agradecidos y dar gracias a Dios en todo, sea bueno o malo para nuestra vida cristiana, entendiendo que “que todas la cosas nos ayudan a bien” y “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Ts 5:18).
  • 4. - 4 - LECCIÓN 2: LA PERSEVERANCIA DE DIOS (Fil 1:6) “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Fil 1:6) Nuestro Dios no deja ninguna tarea sin terminar. Él completa lo que comienza. Tenemos el ejemplo del pueblo de Israel que lo frustró y contrarió en todo momento, Dios persistió en sus geniales disciplinas hasta que se concretaron sus propósitos, y por la nación hebrea todos los pueblos de la tierra fueron bendecidos. Cuando un enfoque fallaba, Él adoptaba otro. Si una generación se negaba a responder, Él pacientemente comenzaba de nuevo con la siguiente. Una y otra vez las generaciones sucesivas de Israel se volcaron a la idolatría hasta que el castigo de su cautiverio final en Babilonia les enseñó para siempre su insensatez y pequeñez. Nunca más, desde ese momento, la nación judía adoró a ídolos (Salmo 106:34-48). Tomaremos como ejemplo en la Biblia a Jacob a quien Dios moldeó constantemente para dar continuidad a la promesa de Abraham (abuelo de Jacob): “serán benditas en ti todas las familias de la tierra” y concretar Su propósito en él (Jacob) (Gn 12:3). EL DIOS DE JACOB Una ilustración de la perseverancia de Dios en las Escrituras, es su trato con respecto a Jacob y su título incongruente, "El Dios de Jacob". ¿El Dios de Abraham, padre de los fieles? ¡Sí! ¿El Dios de Moisés, quien habló con Dios cara a cara como un hombre con su amigo? ¡Sí! ¿El Dios de Daniel, el amado? ¡Sí! ¿El Dios de Jacob, el deshonesto, el codicioso, el engañador, el timador? Diríamos ¡Mil veces NO! Pero Dios comprometería su propio carácter al unir su nombre con el de Jacob. Y Él ha dicho: "Jacob, a quien yo escogí... Porque yo, Jehová, soy tu Dios... No temas, gusano de Jacob". ¿Qué es más débil, qué vale menos que un gusano? Y sin embargo, Jacob el gusano, Jacob el inservible, sometido a la incansable búsqueda del amor de Dios, se convierte en príncipe, teniendo poder con Dios y con los hombres. (Is 41:14; 42:4; Sal 46:7b; Gn 32:26-30) LA SOBERANA ELECCIÓN DE DIOS Si buscáramos a un hombre que condujera una nación a través del cual lograríamos un propósito elevado y santo, y en quien todas las naciones serían bendecidas, Jacob hubiera sido la última opción. Si Dios sólo eligiera a los fuertes, a los nobles, a los brillantes para el logro de su propósito, la vasta mayoría de los cristianos quedaríamos descalificados: “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. Más por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor”. (1 Co 1:26-31; Ro 9:13; Mal 1:3). DIOS DISCIERNE EL CORAZÓN Dios no vio las debilidades de Jacob, sino el deseo y las ansias espirituales más profundas de él. Dios discernió el corazón de Jacob y de esta manera perseverar en su plan divino (2 Crónicas 16:9). DIOS PERFECCIONA SU OBRA Dios se le apareció cinco (5) veces a Jacob. En cada ocasión, Él corrigió una debilidad o desacierto de su hijo intransigente y cada vez le dio una nueva oportunidad (Gn 28:10-15; 32:22-32; 35:9-10). Dios guardó a Jacob que no Le hiciera daño su tío Labán (Gn 31: 7, 24, 29). Nuestro carácter es perfeccionado y enriquecido por la gente difícil y por las cosas difíciles de la vida. Antes de dar la bendición a Jacob, Dios lo confrontó con el pecado y la vergüenza de su propio carácter: “¿Cuál es tu nombre? Y respondió: Jacob”, el sustituto, timador, engañador, confiesa el ahora con corazón contrito y humillado. Esa honestidad le otorgó la recompensa: ser príncipe de Dios. Cambió su nombre de Jacob a Israel (Gn 32:26-30). CONCLUSIÓN El Dios de Jacob, nuestro Dios, es fundamentalmente el Dios de la segunda oportunidad para los cristianos que han fracasado y que persisten. ¿Cuántas oportunidades te ha dado Dios? La tentación y las pruebas vienen una y otra vez y podemos caer, pero Dios persevera dándonos nuevas oportunidades para seguir adelante y obtener la victoria de la salvación y la vida eterna. “Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu. Muchas son las aflicciones del justo, Pero de todas ellas le librará Jehová” (Salmo 34:18-19). “nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo” (Tito 3:5)
  • 5. - 5 - LECCIÓN 3: EL PODER PERFECCIONADO DE DIOS (2 Co 12:9) “Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Co 12:7-10). A lo largo de toda la historia, Dios ha escogido y usado a personas con grandes debilidades y no conocidas, casi nulas, debido a que su inusual dependencia de Él daba lugar para la demostración singular de su poder. Cuando están contentos con ser nadie, Dios puede serlo todo. Dios elige y usa a los ricamente dotados sólo cuando estos renuncian a la dependencia de sus propias capacidades y recursos. Dios se niega a utilizar, nuestros dones más espectaculares y nuestra idoneidad singular, hasta que no nos separemos de la confianza en ellos. La debilidad humana proporciona el mejor de los elementos para demostrar el poder divino. EL PRINCIPIO DE DIOS: LA DEBILIDAD HUMANA “mi poder se perfecciona en la debilidad” fue el mensaje de Dios para el apóstol Pablo. “…cuando soy débil, entonces soy fuerte” fue el testimonio del apóstol (2 Co 12:9-10). Igualmente de los “héroes de la fe” la Biblia registra que “…sacaron fuerzas de debilidad” (He 11:34). “Siempre es sobre la debilidad y la humillación humana, no sobre la fortaleza y la confianza, que Dios escoge construir su reino; y que Él puede usarnos no meramente a pesar de nuestra mediocridad, desamparo y enfermedades descalificadoras, sino precisamente debido a ellas...” (J. S. Stewart). Este fue el camino de Jacob, Moisés, Gedeón, Pablo, y líderes contemporáneos como Francis Xavier, William Carey, Dwight L. Moody que dijeron: 'Señor, esta es mi debilidad humana. Te la dedico para tu gloria'. Esta es la victoria que vence al mundo. TESTIMONIOS DE LA PERFECCIÓN DEL PODER DE DIOS Dwight L. Moody careció de educación formal. Sus cartas, muchas de las cuales se han preservado, están llenas de errores gramaticales. Su apariencia física no era impresionante. Su voz era muy aguda y sus tonos, nasales; pero estos impedimentos no evitaron que Dios lo usara para sacudir a dos continentes. Moody decía: “La obra es de Dios, no mía". Moisés se excusó ante Dios con muchas debilidades por las cuales no quería aceptar el reto de sacar de Egipto al pueblo de Israel: falta de capacidad (Éx 3:11), falta de mensaje (Éx 3:13), falta de autoridad (Éx 4:1), falta de elocuencia (Éx 4:10), falta de adaptación especial (Éx 4:13), falta de éxitos previos (Éx 5:23) y falta de aceptación (Éx 6:12). Gedeón con sólo trescientos hombres disciplinados venció a un ejército madianita de 135.000 hombres. En su respuesta al llamado divino, Gedeón es un ejemplo perfecto de la falta de capacidad aceptada: "Ah, Señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre" (Jue 6:15; 7:2-7). Pero Dios también usa a los que están preparados y tienen grandes virtudes cuando estos se someten a Él. Este es el caso del apóstol Pablo: Podía clasificarse entre los sabios, los poderosos, los nobles. Lo tenía todo: Poder intelectual, ardor emocional, lógica irresistible, celo insaciable. Pero él no depositó la confianza en ninguno de ellos. "Así que, hermanos... no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado. Y estuve con vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder..." (1 Co 2:1-4). CONCLUSIÓN Moody, Gedeón y Moisés presentaron muchas excusas por sus debilidades, pero Dios tomó esas incapacidades, para demostrar que eran el motivo por el cual Él los escogió al servicio de su obra. Pablo lo tenía todo, pero renunció al orgullo de la dependencia de sus dones y capacitación, para poner toda su confianza en Dios. ¿Cuáles son las excusas: debilidades, enfermedades o incapacidades que no te dejan servir en la obra de Dios? ¿Estás sirviendo a Dios, colocando tu confianza en Él, o apoyándote en tus capacidades? “De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, A causa de tus enemigos, Para hacer callar al enemigo y al vengativo” (Sal 8:2). “Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos“(1 Cr 29:12).
  • 6. - 6 - LECCIÓN 4: LAS DISCIPLINAS DE DIOS (He 12:5-13) “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados” (He 12:11). Dios disciplina a sus hijos. Él castiga, corrige y reprende a los creyentes. Pero siempre debemos recordar esto: “Dios no puede ser tentado por el mal, ni Él tienta a nadie” (Stg 1:13). Dios no provoca tentación, pecado, devastación, destrucción, accidente, enfermedad, muerte, sufrimiento, pruebas, dificultades y problemas en la vida de las personas. Estas cosas son provocadas por los propios deseos egoístas y pecaminosos del hombre y el mundo corruptible. Dios no provoca lo erróneo y lo malo en la vida. Dios ama al hombre. Por lo tanto, su preocupación no es provocarnos problemas ni dolores; su preocupación es liberarnos de todas las dificultades y el dolor de la tierra y salvarnos para llevarnos al cielo para la eternidad. ¿Cómo Dios hace esto? Castigándonos ¿Qué quiere decir castigar? Significa: disciplina y corrección. Pero, también significa entrenar, enseñar e instruir a una persona. NO OLVIDEMOS LA EXHORTACIÓN (He 12:5-7; Pr 3:11-12; 13:24) No olvidemos: ¿Por qué sufrimos tanto en esta vida? Por nuestra irresponsabilidad y pecados, porque con demasiada frecuencia, prestamos poca atención a la disciplina y corrección de Dios: (1) No hacemos caso al llamado interno del Espíritu Santo. (2) Olvidamos las pocas consecuencias y sufrimientos de nuestro corazón. (3) Y menospreciamos las pequeñas cosas que nos suceden. No desmayemos: No nos desanimemos ni cansemos por las diferentes pruebas de este mundo (2 Co 4:1; Ef 3:13; Stg 1:2-3). Cuando la mano reprendedora de Dios nos castiga, y se vuelve casi insoportable (Stg 1:12); debemos continuar y volvernos totalmente a Él en confianza y dependencia (Ap 2:3; 1 P 1:6-7). Soportemos las disciplinas de Dios (He 12:5-7): ¿Por qué nos disciplina Dios? Porque Él nos ama. Somos sus hijos y Él quiere que crezcamos y andemos por la vida con el menor dolor y daño posible. También para que nos fortalezcamos internamente. Él nos disciplina como un padre cariñoso en la tierra disciplina a su hijo (Ro 5:3-5). PROPÓSITOS DE LAS DISCIPLINAS DE DIOS (He 12:8-11) Los propósitos de las disciplinas de Dios son cuatro: (1) Dios nos disciplina para garantizarnos que somos sus hijos (He 12:8; 2 Co 6:17- 18; Fil 2:15; Ro 8:14-16). (2) Dios nos disciplina para salvarnos y para motivarnos a vivir verdaderamente (He 12:9; Pr 11:19; 12:28; Ez 20:11; 33:19). (3) Dios nos disciplina por nuestro propio bien. Para que andemos y crezcamos en santidad (He 12:10, 14; 1 P 1:16; 2 P 3:11; Ro 12:1-2). (4) Dios nos disciplina para que produzcamos: El fruto apacible de justicia. Mientras menos pecado y maldad hay, hay más paz y justicia (He 12:11; Mt 13:23; Col 1:20; 3:15; Sal 34:14). ¿QUÉ DEBEMOS HACER COMO HIJOS DE DIOS? (He 12:12-13) Cuando recibimos las disciplinas de parte de Dios debemos: (1) Levantar nuestras manos y fortalecer las rodillas paralizadas por el temor o desanimo (1 Co 16:13; Ef 6:10; 2 Ti 2:1; 2 Cr 15:7; Is 35:3-4). (2) Seguir y mantenernos derechos, rectos en el curso de la disciplina enseñada por Dios. Es no volver atrás (Lc 9:62; Fil 3:13; Dt 5:32; Jos 1:7; Pr 4:27). (3) El creyente debe sanar lo que tiene problema: (a) Sanar cualquier área de su conducta. (b) Fortalecerse en el Señor para ayudar a otros que sean sanados con su experiencia. (Sal 41:4; Pr 4:20- 22; Is 1:5; Jer 3:22). CONCLUSIÓN Dios está supremamente preocupado porque desarrollemos un carácter semejante al de Cristo. Él tiene el propósito de que todo cristiano esté “conformado a la imagen de su Hijo” (Ro 8:29). Dios al igual que el agricultor, ara, escarba, remueve en nuestra alma y corazón para sembrar la buena semilla, la riega constantemente para que logremos crecer, y producir el fruto apacible de justicia. Para cada alma tiene un tratamiento y una enseñanza diferente. Las disciplinas con que nos quebranta no son iguales ni de la misma intensidad para todos. Al final del proceso, igual que el agricultor, obtendrá la preciosa cosecha: un hijo con el carácter semejante al de Cristo. “Porque su Dios le instruye, y le enseña lo recto;…También esto salió de Jehová de los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y engrandecer la sabiduría”. (Is 28:23-29). “Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará” (Os 6:1).
  • 7. - 7 - LECCIÓN 5: EL ORGULLO: COSA QUE ABORRECE DIOS (Pr 6:16-19) “Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente, El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal, El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos” (Pr 6:16-19). “Altivez de ojos, y orgullo de corazón, y pensamiento de impíos, son pecado” (Pr 21:4). El orgullo es uno de los pecados que Dios más aborrece y abomina. Dios se opone al orgullo y lo mantiene a distancia. No hay un punto de encuentro entre un corazón orgulloso y Dios, pero Él no desechará un espíritu quebrantado y contrito. El orgullo es una deificación del yo. Piensa más altamente de sí mismo que lo que debería pensar. Se elogia a sí mismo y subestima al prójimo. Se apropia el honor que le pertenece a Dios únicamente. La palabra "soberbios" en Santiago 4:6 significa literalmente "alguien que se considera por encima de otras personas". Es una ofensa tanto para Dios como para el hombre (Pr 8:13). LA MANISFESTACIÓN DEL ORGULLO Si nos preguntamos cuáles son las formas particulares de soberbia tendremos: ¿De rostro, raza, lugar, gracia? ¿De intelecto, logros, éxitos, habilidades, posición y espiritual? Veamos algunos de ellos: El orgullo intelectual: “El conocimiento envanece…” (1 Co 8:1-2) fue la tentación de la iglesia de los corintios que se orgullecían de su superioridad mental. Esta forma de orgullo suele manifestarse en una superioridad burlona sobre aquellos que tienen dones intelectuales limitados, o a los que se les ha negado la oportunidad de una educación avanzada. El verdadero aprendizaje engendra humildad, no engreimiento (Pr 11:2). El orgullo racial: Aborrece a los de diferente color de piel o cultura. Los que tienen esta odiosa actitud todavía no han aprendido que las diferencias de raza y de cultura no necesariamente implican inferioridad de algún tipo (Pr 13:7). El orgullo social: Es el que detesta a la muchedumbre común que no se mueve en círculos tan selectos de la sociedad. Deben aprender que la nobleza de carácter no es de posesión exclusiva de cualquier clase o grupo (Pr 22:4; Ro 12:16). El orgullo espiritual: El más abominable para Dios. Se nos olvida que los dones espirituales que Dios nos ha dado son por la gracia y la misericordia de Él, un favor inmerecido. Es quitar la gloria a Dios (Is 14:12-15; 2 Cr 26:16-19; Lc 18:11; Hch 12:20-23). LAS PRUEBAS DEL ORGULLO La prueba de la superioridad: ¿Cómo reaccionamos cuando se elige a otra persona para el cargo que ambicionamos? ¿Cuándo se asciende a otra persona, cuando se nos ignora? (Fil 2:3). La prueba de la sinceridad: ¿Cómo nos sentimos cuando otros nos dicen los malos hábitos que tenemos? (Pr 25:4). La prueba de la crítica: ¿Cuál es nuestra reacción a la crítica? ¿Nos justificamos? ¿Nos genera hostilidad y resentimiento? (Pr 28:9). La prueba de inferioridad: Se hiere nuestro orgullo porque pensamos que las personas nos consideran inferiores, mientras que en lo profundo de nuestros corazones, nos sentimos superiores (Pr 27:2). LA SANIDAD DEL ORGULLO La aceptación: Debemos aborrecer lo que Dios aborrece. No dejaremos el orgullo sino lo aceptamos con humildad tomando conciencia de nuestro poco valor propio: “El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. (Pr 28:13). La medida disciplinaria: Dios disciplina a sus hijos que ama como lo hizo con el apóstol Pablo: “Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne…, para que no me enaltezca sobremanera…” (2 Co 12:7). La privación: Observemos el pensamiento orgulloso, confesémoslo y dejémoslo a un lado. El orgullo es de la carne y el Espíritu nos ayudará a darle muerte. “…si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis” (Ro 8:13). La comparación: Comparémonos con el perfecto Cristo y si somos sinceros, nos sentiremos abrumados con su humildad, poder y carácter (Mt 20:25-28; Jn 13:14-17). La contemplación: Se requiere un cambio radical y sobrenatural de corazón, y esto es lo que se nos promete: “…mirando…la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen…” (2 Co 3:18). “puestos los ojos en Jesús” crecemos cada día (He 12:1-2). CONCLUSIÓN El orgullo se consume y se marchita a la luz de la humildad de Cristo: “aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón”. (Mt 1:29). Dejemos pues el orgullo, de lo contrario Dios nos desechará: “Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, Mas al altivo mira de lejos” (Sal 138:6) “Ciertamente él escarnecerá a los escarnecedores, Y a los humildes dará gracia“(Pr 3:34). “La soberbia del hombre le abate; Pero al humilde de espíritu sustenta la honra” (Pr 29:23; 16:18-19).
  • 8. - 8 - LECCIÓN 6: LA RECOMPENSA DE LA FE EN DIOS (Dn 3:16-20) “Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado. Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado. Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo” (Dn 3:16-20). El mundo y sus deseos, están minados de pruebas, que llevan al creyente a crecer en la confianza en Dios para poder permanecer en Él. El rey Nabucodonosor de Babilonia, había inventado el método más terrible, para obligar a la gente de su reino a adorar la estatua que había levantado (Dn 3:1-7). La amenaza de muerte, un horno de fuego, para quienes se negaran a adorar la estatua era real. Tres jóvenes, siervos de Dios, se negaron a adorar la estatua del rey. Nabucodonosor, furioso, mandó a calentar siete veces más el horno de fuego, para echar a los jóvenes allí. Dios se manifestó poderosamente librando a estos tres jóvenes. El fuego no les hizo ningún daño. El rey no tuvo otra alternativa que reconocer que sólo Jehová es Dios. LA FE DE VALIENTES (Dn 3:16-18) Los tres jóvenes, amigos de Daniel, no tenían ninguna duda de qué debían hacer. ¿Acaso Jehová no había ordenado: "No te harás imagen..." y "No tendrás dioses ajenos delante de mí"? (Ex 20:1-2) La fe de Sadrac, Mesac y Abed-nego estuvieron basados en: (1) Estaban claros a que Dios servían: “… nuestro Dios a quien servimos” (Dn 3:17a) (2) La fe en el poder de Dios para liberarlos “…puede librarnos del horno” (Dn 3:17b) (3) La confianza en la voluntad de Dios de liberarlos: “y de tu mano nos librará” (Dn 3:17c). (4) Aceptación de la soberanía de Dios (Dn 3:18): Y si Dios no los librará de la prueba, los libertaría de este mundo para llevarlos a uno mejor. CONFRONTACIÓN DE LA FE La pregunta final para cada creyente es: ¿Serás un héroe o un cobarde? Esta pregunta nos confronta constantemente: (1) La fe es siempre confrontada con una opción (Dn 3:6): “Adorar y servir a Dios o al mundo y sus ídolos”. (2) La fe siempre encuentra oposición (Dn 3:12): El camino de la fe no está lleno de atractivos, encontraremos oposición interna y externa. (3) La fe siempre implica un riesgo (Dn 3:19-21): Vivir una vida temporal cómoda o pasar por el “horno de fuego”. Pero, ¿De qué otro modo puede ejercitarse la fe? ¿Cuál sería el motivo para crecer en el conocimiento de Dios? CRECIENDO EN LA FE Dios en su firme, absoluta y soberana voluntad tiene enseñanzas diferentes para cada creyente que pasa por “el horno de fuego”: (1) Liberarnos de las pruebas: La liberación de la prueba no es necesariamente nuestro mayor bien. Dios fácilmente hubiera prevenido que los tres jóvenes no fueran arrojados al horno de fuego. Pero Él tenía algo mucho mejor para ellos. (2) Liberarnos en las pruebas: Dios tiene un tratamiento diferente con el crecimiento de cada creyente. Cuando pasamos por “el horno de fuego” Él busca purificar y quitar la escoria que nos impide crecer espiritualmente (Pr 25:4). RECOMPENSAS DE LA FE Dios hace cinco (5) cosas cuando estamos pasando por “el horno de fuego”: (1) Nos libera para tener mejor comunión con Él. Las llamas sólo desataron las ataduras de sus manos y pies (Dn 3:25a). (2) Nos consuela y anima caminado con nosotros durante las pruebas (Dn 3:25b) (3) Nos acompaña siempre (Dn 3:25c; Mt 28:20). (4) Nos cuida teniendo control de cada detalle y de las llamas que calientan “el horno de fuego” “… cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían” (Dn 3:27). (5) Nos bendice recompensándonos, con mucho más, de lo que éramos antes de pasar por la prueba (Dn 3:28-30). CONCLUSIÓN Conocer a Dios es estar seguro de su absoluta voluntad de intervenir de la manera que Él considere que es mejor para nosotros. El horno de fuego cambia a través de los tiempos, con las costumbres populares, pero aprendamos, que La lealtad y obediencia a Él, es más importante que la vida misma y que Dios es fiel y Él honra a quienes Lo honran. “Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti” (Is 43:2). “Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación” (Sal 91:15-16). “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría” (1 P 4:12-13).
  • 9. - 9 - LECCIÓN 7: CRISTO NUESTRO EJEMPLO (Fil 2:12-18) “Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado. Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros. Y asimismo gozaos y regocijaos también vosotros conmigo” (Fil 2:12-18). Los grandes ejemplos de hombres como presidentes, científicos, inventores o novelistas, atletas o artistas pueden inspirar, pero no pueden capacitar. Pueden motivarnos, pero no tienen poder para cambiarnos. Pero cuando se trata de Cristo, las cosas son diferentes. El dice, en efecto: “¿Quieren vivir mi vida? Aquí está mi poder”. He aquí que Él nos fortalece en nuestro interior. “¿Quieren complacer a mi Padre celestial? Aquí está mi capacitación”. Y nos habilita por su Espíritu. Cristo no solamente vivió una vida ejemplar, sino también hace posible que nosotros hagamos lo mismo. Nos da su patrón para que lo sigamos por fuera, al mismo tiempo que nos proporciona por dentro el poder necesario para lograrlo. Y ¿saben para qué nos capacita eso? ¡Para llevar una vida resplandeciente! Para lograrlo debemos trabajar y ser diligentes en seguir el ejemplo de Cristo: TRABAJAR POR LA PROPIA SALVACIÓN (Fil 2:12-13) El apóstol Pablo nos exhorta a trabajar y ser diligentes: (1) A la obediencia tal como Cristo, nuestro ejemplo, fue “obediente hasta la muerte y muerte de cruz” (Fil 2:8). (2) A ser diligentes en mantener la salvación, la razón de existir del creyente. La palabra “Ocupaos” significa: Trabajar hasta el final. Hasta alcanzar el propósito de la vida eterna. (3) A ser obedientes ocupándonos de las motivaciones de Dios dentro del corazón. ¿Nos han dejado solos? ¡No! ¡Dios está obrando en nosotros! Él es quien nos da fuerzas y fortalece nuestra diligencia. (4) Con temor y temblor: La vida es un viaje de pruebas y debemos correr la carrera con la mirada puesta en Cristo, nuestro ejemplo (He 12:1-2). TRABAJAR PARA LLEVAR UNA VIDA DIFERENTE (Fil 2:14-16) El apóstol Pablo nos aconseja que debemos vigilar nuestra actitud y actos: (1) No a la murmuración y la contienda (Fil 2:14): La murmuración son comentarios negativos, quejarse y lamentarse. Hablar bien o mal de una persona que no está presente (1 Co 10:10; Stg 4:11). La contienda es un altercado verbal, de mala manera, que generan dudas y terminan en pleitos (Pr 25:8). (2) Llevar una vida de Pureza (Fil 2:15): Irreprensibles: pureza de vida que es sincera, integra, honesta y transparente. Sencillos: sin mezcla ni adulteración… sin experiencia de maldad…llenos de integridad. Sin mancha: pureza en todo. Luminares: significa que tenemos que brillar como estrellas en medio de las tinieblas. (3) Aferrados (asidos) de la palabra de vida: para que podamos brillar llamativamente y resplandecientes (Fil 2:16a). (4) No vivamos la vida en vano (Fil 2:16b): que todo un esfuerzo no se pierda. No volvamos atrás sino prosigamos a la meta, “al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Fil 3:12-14). TRABAJAR CON SACRIFICIO (Fil 2:17-18) El aposto Pablo escribiendo esta carta desde la cárcel, nos anima a llevar una vida de sacrificio por las personas, pero con gozo y regocijo. “Ser derramado en sacrificio”: Pablo explica, con una analogía, que la voluntad de Dios puede ser su vida derramada, como bebida sobre el sacrificio, estaba preso y podía ser ejecutado, pero seguía sirviendo y sacrificándose por predicar a Cristo. Y si así fuera, morir en sacrificio, es para beneficio de las personas y concluye: ¡yo me gozo! CONCLUSIÓN Sigamos el modelo de Cristo, que llevó una vida ejemplar y se dio en sacrificio por nosotros. Igualmente el apóstol Pablo imitó a Cristo y no permitió, que la muerte inmediata y segura, le robara el gozo. El fuego purificador de Dios, la llenura de su Espíritu Santo, nos ayudará a resplandecer como luz en medio de las tinieblas. “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna” (Ro 6:22). “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos” (Mt 5:16). “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante” (Ef 5:1-2; Lc 9:23).
  • 10. - 10 - LECCIÓN 8: CARTA DE TU PRIMER AMOR (Ap 2:1-7) “Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios” (Ap 2:1-7). Éfeso, hoy Turquía, era una de las ciudades notables de los tiempos de la antigüedad. Sus ciudadanos la llamaban la metrópolis de Asia. Era rica y culta, pero totalmente corrupta. Además de ser un importante centro comercial, era el foco de una forma vil de adoración pagana. Presumía del templo magnífico de Diana, una de las siete maravillas del mundo, lo que le traía tanto riqueza como notoriedad. La iglesia de Éfeso tenía un privilegio único en los dones espirituales poseídos por su fundador y los pastores sucesivos: Pablo, Apolo, Priscila y Aquila. Timoteo y Juan habían contribuido cada uno a su vida espiritual. FELICITACIONES DE TU PRIMER AMOR (Ap 2:2-3) El Señor inicia la carta felicitando cálidamente a la iglesia de Éfeso por cuatro virtudes: (1) Fueron leales en sus obras: “Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia”. El pastor (Ángel de la iglesia), líderes y miembros que formaban la iglesia de Éfeso habían obrado y trabajado hasta el cansancio por Cristo. (2) Fueron intolerantes con los impostores: “…no puedes soportar a los malos”. (3) Tenían discernimiento en la doctrina: “…has probado a los que dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos”. Una de las doctrinas falsas era la de los nicolaítas (Ap 2:6), predicada por Nicolás exdiacono y apostata de la iglesia (Hch 6:5). (4) Pacientes en la persecución: “…y has sufrido y has tenido paciencia…”. En medio de las fuertes pruebas de la persecución habían demostrado una enorme constancia en hacer la obra de Cristo. LA QUEJA DE TU PRIMER AMOR (Ap 2:4) Con tal alabanza increíble y merecida de Cristo, cuyos "ojos eran como llama de fuego", esta iglesia tenía bases para la felicitación propia. ¿Qué más podía esperarse de ella? Cuán retribuido cumplido o elogio. Pero el ojo penetrante de Cristo, que escudriña el corazón, vio un defecto fatal debajo del exterior justo: “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor” (Ap 2:4). Lo tenían todo excepto: (1) Sus sentimientos de calidez y ternura por Cristo. (2) Su sensibilidad por Cristo, su fervor, su chispa y unción. (3) Ya no tenían compañerismo ni comunión ni compartían con Cristo, no como lo habían hecho al inicio cuando aceptaron a Cristo. (4) No andaban consientes de la presencia de Cristo, gozándose y regocijándose en Él a lo largo del día. Estaban más apegados a otras cosas y a otros asuntos de la vida (Mt 24:12; Ef 6:24). EL CONSEJO DE TU PRIMER AMOR (Ap 2:5) EL Señor aconseja a la iglesia que se vuelva a ÉL. Cuando una iglesia o creyente se desvían, el Señor emite el mismo llamado: (1) Nos recuerda de donde uno ha caído: ÉL dice que hemos caído. Puede que no hayamos caído en un pecado grave, pero hemos caído fuera de nuestro amor por Cristo. Nuestro primer amor por Él era más apasionado y sacrificado. ¿Ha sido esta su experiencia? (2) Debemos Arrepentirnos: alejarnos de lo que se interpuso entre usted y Cristo y volver a ÉL. ¿Algo te alejó de Cristo? ¿Estás apegado a algo más que a Cristo? Será el trabajo, el servicio en su obra, la empresa, la familia, etc. (Hch 3:19; 8:22) (3) Hacer lo que hacíamos antes: centrar nuestra mente, pensamientos, energía, y tiempo de comunión en y con Cristo. CONCLUSIÓN Un llamado similar hizo Dios a Israel a través del profeta Jeremías: “Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada” (Jer 2:2). Les recordaba “La fidelidad de su amor; la exclusividad de su amor” en los primeros años de juventud. Los primeros días en que ellos lo amaban más que a nadie o nada, demostrando una preocupación sensible y solícita por Dios. Advertencia (Ap 2:5c): Se ha determinado que alejarse de Dios es peligroso para la salud espiritual del creyente. Cristo quitará la iglesia “el candelero” de su lugar y hará que deje de ser: (1) Verdadera iglesia. (2) Representante de Cristo en la tierra. (3) Luz y testigo para el mundo (4) Carezca de su presencia. (5) Y lo más importante, la posible pérdida de la salvación para vida eterna. (Is 55:7; Mt 10:22; 39; 1 Ti 6:11-12). Promesa (Ap 2:7): Al obediente que logre la victoria será recompensado con: (1) Comer del árbol de Dios, el árbol que da vida, tanto vida plena como eterna (2) Ser ciudadano del paraíso, el cielo el lugar de felicidad y éxtasis, perfección, plenitud, amor y gozo eternos.
  • 11. - 11 - LECCIÓN 9: REINANDO A TRAVES DE CRISTO (Ro 5:17) “Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia” (Ro 5:17). Dios quiere que vivamos, como “los que reciben la abundancia de la gracia”, como reyes, “y el don de la justicia”. "Reinarán en la vida". "Así también la gracia reine". Dios quiere que sus hijos vivan vidas triunfantes, no de derrota. Pablo mismo testificó: "Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús" (2 Co 2:14). La expresión “reinar en vida” significa morar y gobernar en la vida eterna, que inicia cuando aceptamos a Cristo. Pero note, que la fuente de la gracia y la justicia es Jesucristo. LOS PRIVILEGIOS REALES Las cualidades de los miembros de la realeza son: (1) Nobleza: están en una posición privilegiada. Por encima de todos los demás (Col 2:10). (2) Encanto: tienen una constante gracia para con las personas. No importa la edad o la carga de trabajo su parecer siempre es encantador (Ro 5:21). (3) Autoridad: está relacionada con la posición que le confiere el Rey. Los que se relacionan con la realeza son consciente de su autoridad (Mt 10:1; 28:18). (4) Riqueza: Para la realeza desear es tener. El dueño del oro, la plata y todas las propiedades, es el Rey (Dt 8:18; 1 Cr 29:12; Ec 5:19). (5) Libertad: Poseen una libertad ilimitada. Pueden ir donde quiera, hacer lo que le guste en todo su reinado (Ro 6:18). Nuestro Dios nos invita a creer, que esas cualidades y privilegios espirituales, pueden y deben ser disfrutadas por cada hijo del Rey de reyes. Si no las manifestamos ni las gozamos, no es porque estén más allá de nuestro alcance, sino solo porque estamos viviendo por debajo de nuestros privilegios. LOS SUBDITOS REALES Un reinado implica tener súbditos (súbdito: sujeto a la autoridad de un superior con la obligación de obedecerle). El reinado de la gracia y la justicia es un reinado de una personalidad sobre un poder. Cuáles son los súbditos más comunes: (1) El pecado: Porque "la muerte ya no se enseñorea más de él", dice Pablo, "el pecado no se enseñoreará de vosotros" (Ro 6:9, 14). Si vivimos bajo el dominio del pecado es porque ignoramos el camino de la liberación o porque en lo profundo de nuestro ser no queremos ser liberados. Ya Cristo hizo provisión para la liberación del pecado, su sangre preciosa, tiene poder para liberarnos del pecado y por la cual tenemos un pasado, presente y futuro justificado (Ef 1:7; 1 Jn 1:7; Ro 5:9). (2) Las circunstancias: Reinamos sobre nuestras circunstancias o bien ellas se enseñorean sobre nosotros. Pablo enumera las peores circunstancias posibles en las que podría encontrarse el creyente - tribulación, angustia, persecución, hambruna, desnudez, peligro, espada- y luego agrega: "Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó" (Ro 8:35, 37). (3) Las frustraciones: Caracteriza a aquellos que no se han sometido al señorío de Cristo. Se vencen al someternos a la voluntad suprema de Dios para nuestras vidas (Ro 12:2). (4) La falta de capacidad: Dios perfecciona su poder en la debilidad y en los que ponen sus capacidades a la orden del Señor (2 Co 12:9). (5) Los estados emocionales: Cuando no gobernamos nuestros sentimientos como Cristo manda, vivimos en tensión constante y generamos discordias violentas, y pleitos (Ef 4:29-32; Col 3:5-17). (6) Los temores: "Por el temor...estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre" (He 2:15). El temor con frecuencia tiene una base en la realidad, pero más frecuentemente es algo intangible, un terror sin nombre que se apodera y paraliza el espíritu. El temor es contrario a la fe. Algunas personas tienen miedo a todo: Temen a las personas, al pasado, al futuro; temen a todo lo que es desconocido; temen asumir responsabilidades y tomar decisiones y el "temor lleva en sí castigo" (1 Jn 4:18). ¿Es posible que podamos reinar sobre todos nuestros temores? !Si! Porque: "Dijo el Señor: No te desampararé ni te dejaré. De manera que podamos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré" (He 13:6; Sal 34:4; 46:1-3; 118:6). CONCLUSIÓN Dios siempre es generoso con sus dones. Si es amor lo que Él otorga, es "El amor de Cristo que excede a todo conocimiento", o gozo, "os alegráis con gozo inefable y glorioso", o paz, es "la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento". Nuestro Dios es el Dios de lo máximo. Si Cristo reina en nosotros, nosotros reinamos en la vida. ÉL ya ha nos ha puesto a disposición el botín de su victoria pero espera que nos apropiemos de él. “Su gracia es más que suficiente, el don gratuito de la justicia” para reinar con Él (1 Co 6:2-3; 2 Co 9:8; Fil 4:19; Sal 36:8). “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros” (Ef 3:20) "Dios...nos bendijo con toda bendición espiritual...en Cristo" (Ef 1:3). "El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?" (Ro 8:32). "…todo es vuestro...y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios" (1 Co 3:21-23).
  • 12. - 12 - LECCIÓN 10: SOBREPONIENDONOS AL DOLOR (Is 53:3-11) “Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca” (Is 53:3-7). Muchos prefieren pensar en Jesús como una persona mansa, noble y humilde de corazón. Hallan tranquilo reposo en el amante Pastor de Israel, que sonríe a los niños, sana los enfermos, da de comer a los hambrientos, y habla dulcemente de un reino que no es de este mundo. Muy pocos quieren ir más allá. Se resisten a abrazar su inconcebible dolor, su cruenta humillación que culminó en una muerte horrible en manos de hombres injustos. ¿VARÓN DE DOLORES? (Is 53:3) La Biblia abunda en retratos más atractivos y agradables del Señor. Son los nombres que nos gustan que salgan de nuestros labios en cantos y devocionales: Príncipe de Paz, Señor de señores, El Buen Pastor, León de Judá, Cordero de Dios, el Médico Divino. Pero, ¿Varón de Dolores? Eso suena como alguien de quien no quisiéramos estar cerca, ¿verdad? Sino hasta que nos encontramos en los tiempos difíciles del dolor. Cuando estamos envueltos en un mundo de sufrimiento, destrozados por los golpes brutales de la vida, descubrimos que ÉL es todo lo que necesitamos. CÓMO ENTENDER EL DOLOR El profeta Isaías presenta la lista de los sufrimientos del Señor: despreciado, dolores, quebranto, abatido, herido, molido, angustiado, menospreciado, como cordero llevado al matadero. El dolor emocional o mental es menos dramático que el dolor físico, pero es más común y difícil de sobrellevar. Es más fácil decir “Me duele una muela”, que decir “Tengo el corazón destrozado”. La solución también es diferente: es fácil ir a un odontólogo cuando nos duele una muela, pero ¿a dónde vamos cuando tenemos roto el corazón? La respuesta no es difícil: vamos a Jesús, el Varón de Dolores, experimentado en quebranto, que entiende nuestro dolor y sufrimiento. CÓMO ATRAVESAR LOS TIEMPOS DE DOLOR Siendo el Varón de Dolores que fue, Él entiende y se identifica con nuestras heridas más profundas: Dolor de relaciones personales: En los tiempos difíciles de dolor, hasta los mejores amigos nos pueden fallar o no entender, y sentir soledad. Pero Cristo estará con nosotros porque Él experimento este tipo de dolor en el Getsemaní, no respaldado por sus amigos y entregado con un beso por uno de ellos. (Mt 26: 36-46; Lc 22:44). Dediquemos tiempo a solas con Jesús y Él nos consolará. Dolor interno: El conocimiento no arregla automáticamente los sentimientos o el dolor interno. Jesús conocía que iba a morir en la cruz, pero esto no le quitó la agonía interna cuando llegó la hora cero. Lucas narra que su sudor era “como grandes gotas de sangre” (Lc 22:44). Para sobreponernos al dolor interno se sugiere orar y velar como lo hizo Jesús, Él escuchará y sanará profundamente nuestro dolor. Dolor físico: Ya hemos mencionado todo el dolor físico experimentado por Jesús (Is 53:3-11). Los evangelios presentan también un lista de los maltratos, golpes, le escupieron, clavaron sus manos y pies (con clavos de un centímetro de ancho y quince de largo) y más tarde le crucificaron y le traspasaron su costado con una lanza (Mt 26:67; 27:30-35; Mr 15:15; Jn 19:1, 34). ÉL conoce el dolor físico y lo soportó para que nosotros fuéramos sanados y consolados. El dolor máximo, separación de Dios: Aún cuando los demás dolores son difíciles y horribles, Jesús también experimentó la separación de Dios, en la cruz del calvario cuando exclamó: “Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mt 27:45-46). Él nos entiende cuando creemos que Dios nos ha desamparado. Pero Él prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin y que en el mundo tendríamos aflicción, pero confiad Él ha vencido al mundo (Mt 28:20; Jn 16:33). CONCLUSIÓN No hay dolor que Jesús no conozca o entienda, Él lo ha sentido todo. Por lo tanto, Él estará allí con nosotros, para atravesar las mayores profundidades del dolor, sólo debemos permitírselo. Nuestro sufrimiento puede ser precisamente lo que Cristo usará para atraernos de nuevo al corazón de Él, y que descubramos el secreto de Su paz. (Fil 4:6-7). “Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila. Jehová es el que hace justicia Y derecho a todos los que padecen violencia” (Sal 103:2-6).
  • 13. - 13 - LECCIÓN 11: CRISTO EL OPORTUNO SOCORRO (He 4:15-16) “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (He 4:15-16). ¿Cristo cumple con los requisitos de sacerdote? Para poder ayudar a la humanidad, Él se convirtió en parte de ella. De hecho fue "tomado de entre los hombres” y "...en todo semejante a sus hermanos..." (He 2:17). A fin de que su identificación con los hombres pudiera ser completa, Él se hizo siervo, no como un rey, sino compartiendo la humildad e inquietud del cuidado. Él gozó de las alturas de la popularidad y sufrió los extremos del aislamiento y rechazo. Pero al mismo tiempo, recibió autoridad de Dios (Fil 2:5-11). No se eligió a sí mismo, sino que fue designado por el que le dijo: "Tú eres mi Hijo... Tú eres sacerdote para siempre" (He 5:5- 6). Cristo es moral y espiritualmente idóneo para ejercer su ministerio sacerdotal de intercesión. "Viviendo siempre para interceder por ellos". Él es "... santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos..." (He 7:25-26). Nació santo y vivió una vida santa. LA CAPACIDAD SACERDOTAL DE CRISTO Él es capaz de socorrer: "Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados" (He 2:17-18). Siendo Él mismo verdaderamente humano, es capaz de encontrarse con el hombre en todas sus necesidades. Su ayuda no tiene limitación. Él es capaz de sentir compasión: No tenemos un Sumo Sacerdote que sea incapaz de sentir compasión por nuestras debilidades (He 4:15). Cristo fue "tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado", y ha sentido la tremenda presión del pecado sobre su propio espíritu sin ceder a su atractivo. Por lo tanto, es capaz de entrar con compasión en las experiencias de los que pasan por los fuegos de las pruebas y tentaciones. Él es capaz de salvar: "Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos" (He 7:25). Salvar es una palabra muy amplia y se usa en la Biblia en diversos sentidos pero muy relacionados: Liberación del poder del pecado (Mt 1:21), liberación del peligro (Mt 8:25), liberación de la enfermedad (Mt 9:21) y liberación de la condena de Dios (Mt 10:23; 24:13). Es capaz de interceder siempre: Él no cambia, es inmutable "Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos" (He 13:8). Tenemos en Él un ejemplo de interceder por los demás. La intercesión es el acto de mediar por otro. "Tenemos abogado con el Padre, a Jesucristo el justo" (1 Jn 2:1). Un paracleto: es un abogado o protector, alguien que viene en respuesta a un llamado de necesidad o peligro. Él viene ante nuestro llamado, defiende nuestra causa y nos restaura plenamente. Sea nuestro llamado, consciente o no, Él siempre está pendiente para interceder por nosotros y es oportuno no llega tarde. CÓMO ES LA INTERCESIÓN DE CRISTO Su intercesión no es oral: No es un dicho audible de oraciones. En el Antiguo testamento, el día de la expiación era la sangre la que hablaba, no el sacerdote Aarón. Es la presencia de nuestro intercesor, cargando en su cuerpo la evidencia de su victoria, la que habla por nosotros. Su intercesión es eterna: Ya que Él nos representa ante el trono de Dios. "Para presentarse ahora por nosotros ante Dios". En la cruz Él murió con el propósito de obtener la salvación para nosotros. Ante el trono, Él vive para mantenernos salvos. ¿No es este el significado de la frase: "Seremos salvos por su vida [resucitada]"? No podríamos soportar ni un día en la vida cristiana si no fuera porque Él vive para nosotros ahora a fin de impartirnos "todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad". Él recibe y presenta nuestras oraciones: Combina con nuestras peticiones imperfectas el incienso de sus propios méritos. "Se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono" (Ap 8:3). Nuestras oraciones de fe no ascienden solas, se montan en sus méritos y debido a eso son poderosamente eficaces. Su intercesión es personal: "Viviendo siempre para interceder por ellos". Esta es su ocupación personal actual. Él no delega este ministerio a nadie. Lo realiza Él mismo. Él nunca está demasiado ocupado para encargarse personalmente de nuestras circunstancias. CONCLUSIÓN No hay un momento en el que no estemos con necesidades o en peligro, y por lo tanto nuestro Señor vive por siempre para ser nuestro oportuno socorro. Aprendemos que tenemos un sacerdote, con un ministerio, que continuará mientras tengamos necesidades: "Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal Sumo Sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos..." (He 8:1-2). “Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero, Ni se dormirá el que te guarda.” (Sal 121:1-3).
  • 14. - 14 - LECCIÓN 12: LA BATALLA ES DEL SEÑOR (Zac 4:1-10) “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Zac 4:6). Zorobabel, gobernador de Jerusalén, encontró terribles dificultades externas, por parte de enemigos que no querían la reedificación del templo y obstáculos internos de gente que criticaba, porque creía que el trabajo podía ser hecho de otra forma, pero no hacían nada para ayudar. Estos hicieron parar la construcción del templo “con poder y violencia” (Esdras 4:1-5; 20-24) Fue en esas circunstancias que vino el mensaje de Dios a Zorobabel diciendo: "No con fuerza, ni poder, sino con mi Espíritu, dice Jehová de los Ejércitos." (Esd 5:1; Zac 4:6). LA FUNCIÓN DE LA IGLESIA (Za 4:1-4) El candelero o candelabro en la Biblia representa el testimonio de Dios en el mundo. En este pasaje se refiere a Israel y en Apocalipsis a la iglesia (Ap 1:13, 20). El aceite simboliza el Espíritu Santo que permite que se mantenga encendido el candelero, la luz que alumbra. La tarea principal de la iglesia hoy, según está simbolizada en la figura del candelabro, es traer la luz a un mundo nublado por la oscuridad. ¿Qué otra función tiene una lámpara? Así como el candelabro de oro era el único medio de iluminación en el tabernáculo, también la iglesia es el único medio de luz para un mundo perdido, “Vosotros sois la luz del mundo", dijo Él. Y esa luz es luz que procede desde el que dijo: "Yo soy la luz del mundo" (Mt 5:14-16; Jn 8:12). ¡Cuán fuerte es la oscuridad del mundo contemporáneo! ¡Cuánta idolatría y superstición, cuánta crueldad y sufrimiento, cuánto vicio y crimen, cuánto materialismo y cinismo! Es en este mismo contexto que la iglesia y las personas que la comprenden deben brillar como luces. Pero ¿cómo va a cumplir su función la iglesia? EL METODO DE TRABAJO HUMANO "No por ejército, no por poder". La tarea de la iglesia nunca se logrará por medios puramente humanos. La frase "no por poder" puede traducirse como "ni por ningún ejército", es decir, poder colectivo, fuerza de hombres o de medios. A veces significa "riqueza", a veces "virtud" en un sentido ético, o "valentía". Pero en todos sus usos el pensamiento profundo es el de los recursos humanos. "Poder" aquí también significa fuerza, pero la proeza y la dinámica de un individuo. Nunca se usa en un sentido colectivo. Tomando juntas ambas palabras, la frase significaría que el éxito en la tarea de la iglesia no depende de la fuerza combinada de hombres organizados para asistirse unos a otros, ni de las proezas e impulsos de ningún individuo solo. Depende sólo y únicamente de la acción del Espíritu Santo y no de la acción humana. EL METODO DE TRABAJO DE DIOS ¿Qué hay implícito en la frase "sino por mi Espíritu"? Que en toda la obra cristiana el factor humano es importante. Es cierto, funciona a través de los seres humanos, la mecha del candelero, pero con el ser humano saturado por lo divino así como la mecha está saturada con el aceite que es el Espíritu Santo y lograr generar la luz (Zac 4:12) Es por la dinámica, acción, unción y llenura del Espíritu únicamente que la iglesia puede cumplir su función y ganar batallas, no por los recursos del intelecto, o financieros o de celo. La propaganda, la organización y el brillo no son sustitutos del Espíritu Santo. ¿Y EN QUIÉN CONFIAREMOS NUESTRAS BATALLAS? No podremos ganar las batallas que se nos presenten sin la ayuda de Dios. En otra ocasión, el pueblo de Israel pasaba por un tiempo de crisis, narrada en 2 Crónicas 20, pero no confiaron en sus fuerzas sino en la de Dios. La oración de su líder Josafat, rey de Judá, fue: “¡Oh Dios nuestro! ¿No los juzgarás tú? porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos” (2 Cr 20:12; Sal 54:1). La respuesta de Dios fue: “Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios” (2 Cr 20:15). CONCLUSIÓN Los judíos aprendieron que él éxito no dependía de la ausencia de oposición, sino de un liderazgo inteligente, no de los recursos humanos o ejercito, sino de la obra indispensable del poderoso Espíritu Santo (Zac 4:7-10). ¿A quién estás confiando tus batallas: problemas, circunstancias, pruebas, enfermedades etc.? Debemos permanecer dependientes del Señor porque alejado de Él nada podemos hacer o lograr (Jn 15:5). Vaciémonos de nuestra confianza en “el yo”, dejando el orgullo a un lado, y llenémonos del aceite fresco del Espíritu Santo que nos ayudará a resplandecer y a ganar las batallas…”nuestra competencia proviene de Dios” (2 Co 3:5; Jn 3:27). “Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia” (Sal 127:1; 144:2; 3:3,6). “El día en que temo yo en ti confío…En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre? (Sal 56:3-4). “Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado “(Sal 27:3).
  • 15. - 15 - LECCIÓN 13: EL FUEGO PURIFICADOR DE DIOS (1 R 18:36-39) “Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos. Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja. Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!” (1 R 18:36-39). Elías, el profeta solitario de Dios, fue uno de los personajes más notables de la historia de Israel. Aparece repentinamente como el profeta de la crisis, el campeón de los derechos divinos. Desaparece tan repentinamente para acompañar a una carroza de fuego y un remolino. El Nuevo Testamento tiene más qué decir sobre él que sobre cualquier otro profeta. Saliendo de lo desconocido, su primer acto público fue cerrar los cielos por medio de oraciones para que no lloviera durante tres años, en esta demanda un juicio sobre una nación idólatra. EL DESAFIO DEL FUEGO (1 R 18:1-20) Después de tres años sin llover, Dios pidió a Elías que fuera donde el rey Acab y Él haría llover sobre Israel (1 R 18:1). El rey Acab se encuentra con Elías y lo condena: “¿Eres tú el que turbas a Israel? (1 R 18:17). Elías se defiende y le hace un desafío al rey Acab: El dios que responda con fuego ese será el Dios de Israel. El rey Acab acepta el desafío y reúne a los 850 sacerdotes que adoraban dioses falsos, y al pueblo de Israel. Todos aceptaron el desafío y respondieron: “Bien dicho” (1 R 18:18-24). LA IMPORTANCIA DEL FUEGO “Jehová había descendido…en fuego”. El pueblo de Israel conocía a Jehová como el que descendía en fuego: Moisés y la zarza ardiente (Éx 3:2-4). La presencia de Dios en el monte Sinaí (Éx 19:18). La presencia de Dios con fuego en el tabernáculo (Éx 40:35-38). Cuando Salomón terminó de orar por el templo (2 Cr 7:1). Dios promete ser un “muro de fuego” (Zac 2:5). La manifestación del fuego era una prueba de la presencia y poder purificador de Dios. ¿Pero cuál es el significado para nosotros hoy día? En el Nuevo Testamento simboliza la presencia del Espíritu Santo. Anunciando el ministerio del Mesías, Juan el Bautista dijo: "...él os bautizará en Espíritu Santo y fuego" (Mt 3:11). Su profecía fue cumplida. El día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo vino con poder sobre los discípulos que estaban reunidos, el símbolo elegido fue notable. "Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos" (Hch 2:3). FUEGO FALSO SOBRE EL ALTAR (1 R 18:25-29) En la época de Elías, el fuego sagrado había desaparecido de los altares de Jehová; y un fuego falso ardía en los altares de Baal. Los profetas de Baal siguieron el plan de Elías. Invocaron su dios y no les respondía y Elías se burlaba de ellos. Los cielos fueron de bronce: “pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase” (1 R 18:29). EL DIOS QUE RESPONDE CON FUEGO (1 R 18:30-38) Elías hizo varias cosas para que cayera fuego de Jehová: (1) El fuego cayó luego de que fuera reparado el altar en ruinas. "Él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado" (1 R 18:30). (2) El fuego cayó cuando toda la ofrenda se colocó sobre el altar (1 R 18:33). El fuego de Dios nunca cae sobre un altar vacío. Cae sobre un altar lleno del Espíritu Santo. (3) El fuego cayó luego de haberse excluido lo falso. "Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña...de manera que el agua corría alrededor del altar" (1 R 18: 33-35). Elías no permitió que hubiera espacio para un fuego falso. (4) El fuego cayó luego de que Elías orara la oración de fe. Elías hizo una oración sencilla, nada de gritos, ni repeticiones, ni danzas (1 R 18:36-37). (5) “Cayó el fuego de Jehová” y consumió todo, sólo quedaron cenizas. La honra de Dios y de su siervo fue reivindicada. Las pretensiones de los adoradores de Baal fueron demolidas (1 R 18:38). CONCLUSIÓN La caída del fuego hizo que purificará al pueblo de Israel: Se postraron al Dios verdadero (1 R 18:39). Y acabó con los falsos profetas que corrompían al pueblo con la idolatría (1 R 18:40). La caída del fuego no dejó otra cosa que cenizas. Se consumió todo lo que era combustible, solo quedó lo indestructible. El fuego de Dios consumirá lo carnal y lo superficial y dejará solo lo que tiene valor eterno. Las cenizas tienen dos características: El menor soplo del viento las esparce y se mueven en la dirección del viento. La vida en la que ha caído el fuego de Dios será especialmente sensible a los impulsos del Espíritu Santo y siempre se moverá en la dirección de la voluntad de Dios. El fuego de Dios nos ayudará a resplandecer. Aprendemos también que: (1) Nuestra herramienta más efectiva es la oración. (2) Cuando estamos dentro del plan de Dios no importa que el enemigo sea mayoría: (850 contra 1 + Dios) es igual a venceremos. (3) Debemos ser leales a Dios para que arda su fuego en nosotros.
  • 16. - 16 - LECCIÓN 14: VENCIENDO EL TEMOR DE LA MUERTE (Juan 11:25-26) “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Jn 11:25-26). Pocos están dispuestos a enfrentar voluntariamente su mortalidad, mucho menos a hablar abiertamente sobre ella. Algunos tratan de evadir o ignorar la realidad sobre el tema de la muerte. Otros dicen: “¡No tomes la vida tan en serio! De cualquier forma no saldrás de ella vivo”. Quizás esto nos cause risa, pero es así como muchos tratan este tema a la ligera y con humor. Hay quienes la eliminan de toda conversación y reflexión; para pretender que no existe. Otros escogen romantizar la muerte apoyándose en arreglos florales y hermosos himnos que recalcan la belleza de la muerte. Pero, en lo profundo la gente le teme a la muerte y causa un gran dolor el perder un ser querido. Sólo Cristo nos da la esperanza de una tumba vacía porque ¡Resucitó! Y la otorga a todo creyente para que tenga vida eterna. LA ENFERMEDAD SE TORNA EN MUERTE (Jn 11:1-15) El apóstol Juan describe la enfermedad de Lázaro, de Betania, amigo de confianza de Jesús y hermano de Marta y María. Observamos en esta historia el temor, enojo y las dudas: (1) Oraron a Dios por sanidad: Enviaron la noticia a Jesús que Lázaro estaba enfermo (Jn 11:3). Deliberadamente Jesús no acudió de inmediato al llamado de Marta y María (Jn 11:6). (2) Se enojaron y echaron la culpa a Dios: Lázaro muere (Jn 11:14). Marta y María se preguntaron ¿Dónde estaba Él (Dios)? Si hubiera estado con el enfermo no hubiera muerto (Jn 11:21, 32). Esta pregunta se la siguen haciendo muchos hoy día, e incluso rechazan a Dios, cuando no responde la oración de sanidad o protección y su ser querido muere. (3) Dudaron del Señor (Jn 11:22-24): Creyeron que Lázaro resucitaría en el día postrero y no en ese momento. LA DOBLE PROMESA (Jn 11:23, 25-26) Jesús mencionó dos promesas que cumpliría: (1) “Tu hermano resucitará” (Jn 11:23). El prometió a Marta que volvería a ver a su hermano vivo. Lázaro no se quedaría en la tumba fría y oscura. (2) “Jesús dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Jn 11:25-26). Esta es la pregunta que debemos hacernos en medio de la aflicción: ¿Crees esto? Sólo Jesús tiene el poder de la resurrección y la vida eterna. Nuestra seguridad y esperanza de estar siempre con Él dependerá de cómo respondamos a la pregunta ¿Crees esto? DEL TEMOR A LA FE (Jn 11:37-45) Algunos dudaron de Jesús (Jn 11:37, 39): La duda se intensifica en la mente del afligido que no tiene la esperanza en Cristo. Si creemos veremos la gloria de Dios (Jn 11:40): Cuando creemos en Jesús y confiamos en su soberana voluntad veremos su gloria en cualquier circunstancia de la vida. Oración milagrosa (Jn 11:41-42): Jesús oró, dio la gloria a Dios Padre y Lázaro salió vivo de la tumba. Nueva vida en Cristo Jesús (Jn 11:43-45): Jesús dio la orden y el apóstol Juan sencillamente escribió: “Y el que había muerto salió…”. Con la muerte de Lázaro el Señor logró dos cosas: (1) Surgió nueva vida del cuerpo inerte de Lázaro cumpliendo así sus promesas y (2) Nueva vida para los que estaban allí y creyeron en Jesús (Jn 11:45). CONCLUSIÓN La fe sufre la prueba máxima cuando la muerte destroza la esperanza de sanidad o protección. La muerte es nuestro enemigo final y representa la puerta por la cual todos pasaremos de esta vida temporal a la próxima vida eterna. Vida eterna en la gloria de Dios o en la oscuridad. Usted decide respondiendo: ¿Crees esto? Si creemos en la resurrección y la vida en Cristo, resucitaremos y tendremos vida eterna y estaremos juntamente con todos nuestros familiares y amigos que murieron creyendo en Él. Aprendemos que Jesús aprovecha la partida de una persona para que muchos crean en Él y pasen de muerte a vida eterna. Imitemos la fe y la esperanza del apóstol Pablo: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” (Fil 1:21). “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.” (1 Ts 4:13-14). “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” (1 Co 15:51-56)
  • 17. - 17 - LECCIÓN 15: EL SECRETO DE LA PAZ DE DIOS (Fil 4:6-7) “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús “ (Fil 4:6-7). La mayor de todas las adicciones o problemas en las personas es: ¡La preocupación! (afanes), o ansiedad. Los adictos a la ansiedad abundan! Es la mayor de las enfermedades del planeta. La situación con la preocupación es que no parece ser tan dañina. Cuando se trata de la preocupación, la excusamos alegremente o a la ligera. De todos los ladrones de gozo que puedan dañar nuestra vida, ninguno es más molesto, más inquietante o más común que la preocupación o la ansiedad. ANALIZANDO EL PROBLEMA ¿Qué puede considerarse como preocupación? Cualquier cosa que quita tu gozo, tu paz; algo que no puedas cambiar, algo de lo que no seas responsable, algo que está fuera de alcance controlar, algo (o alguien) que te atemoriza o atormenta, te agita, te mantiene despierto cuando deberías estar durmiendo. El Señor Jesús se refirió a este asunto en la parábola del sembrador: “Los sembrados entre espinos oyen la Palabra, pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra y, se hace infructuosa” (Marcos 4:14-19). Cuando la preocupación (afanes) confunde nuestro pensamiento, ahogando la verdad, somos incapaces de dar fruto. A la vez de volvernos mentalmente perturbados y emocionalmente tensos, nos encontramos espiritualmente estrangulados y paralizados. La preocupación corta de raíz nuestra motivación y vía de acceso al gozo, la alegría y la paz de Dios. Los afanes nos hacen olvidar la presencia, la soberanía, y el poder de Dios. COMPRENDIENDO LA TERAPIA DE DIOS (Fil 4:6) Dios tiene una solución o cura segura para la preocupación: Por nada se preocupen oren por todo: Entreguemos cada preocupación al Señor en oración. Convirtamos en una oración todo lo que sea un afán. (1) La ansiedad debe ser la materia prima para producir oraciones. ¿Tienes ansiedad de poseer? Ten cuidado para que la ansiedad no te posea. ¿Quieres obtener una gran ganancia? Mide tus deseos de acuerdo a la norma espiritual, y así serás guardado de todo lo que se parezca a la codicia. (2) A muchas personas le vienen la ansiedad por pérdidas; pierden lo que han ganado o un ser querido (Job 1:21; 2:10b). (3) Algunas personas tienen ansiedad acerca de su pan diario. Tenemos promesas de Dios “Habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad”. “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda la Palabra de Dios” (Lc 4:4; Dt 8:3) “Y en los días de hambre serán saciados” (Sal 37:19). (4) Me encuentro confundido, no se qué decisión tomar. “Encomienda a Jehová tus caminos y ÉL los hará prosperar”. (5) Otros están preocupados por el futuro. ¿Lo estás tú? ¿Qué tienes que ver con el futuro? “Cada día trae su afán” (Mt 6:25-34). El carácter especial de esta oración: ¿Qué tipo de oración es la que acabará nuestra ansiedad? : (1) Una oración que trata con todo. “En toda oración y ruego”. (2) Una oración que es repetida. Oremos a Dios, y luego oremos de nuevo: “en…oración y ruego”. (3) Es una oración inteligente. Pedir de acuerdo a la Palabra de Dios (4) La oración que trae libertad de la ansiedad nos da comunión con Dios. Pedimos perdón nos arrepentimos y nos apartamos de los pecados para alcanzar misericordia. (5) Es la que se pide alegre y agradecidamente: “oración y ruego, con acción de gracias”. CONCLUSIÓN ¿Qué es la paz de Dios? Cuando seguimos la terapia de Dios, todo en oración y ruego, obtenemos su paz (Fil 4:7): (1) Es la placida serenidad del Dios infinitamente feliz, la eterna compostura del gozo de Dios. Esto poseerá nuestra mente y corazón. Y lo más maravilloso es que nadie lo entiende, ni nosotros mismos. (2) Esta es una paz que guarda nuestros corazones y pensamientos, es una paz custodia. La paz, aunque parezca debilidad, es la esencia de la fortaleza y, mientras vigila, también nos alimenta y suple nuestras necesidades. (3) Es una paz que nos vincula con Jesucristo. Guardará nuestros afectos y mente, nuestros deseos e intelecto; guardará nuestro corazón, de tal manera que no temeremos; guardará nuestra mente, de tal manera que no conocerá ningún tipo de indecisión. (4) Cuando alcancemos la paz de Dios podremos: Regocijarnos (Fil 4:4; Pr 15:15). Calmarnos, relajarnos para tratar mejor a los demás (Fil 4:5). Descansar con su paz (Fil 4:7). Alimentar la mente con buenos pensamientos (Fil 4:8). Concentrarnos en modelos alentadores (Fil 4:9a). El Dios de paz estará con nosotros (Fil 4:9b) y proveerá (Fil 4:19).