Un hombre, su caballo y su perro murieron tras ser alcanzados por un rayo. Aunque muertos, continuaron su camino hasta llegar a un lugar con un guardián que les dijo que estaban en el cielo, pero sólo dejó pasar al hombre porque no permitían animales. Más adelante encontraron a otro hombre que les dejó beber agua a los tres y les dijo que ese sí era el verdadero cielo.