El propósito del ministerio es perfeccionar al pueblo de Dios para manifestar la plenitud de Cristo y liberar la creación. La medida de la plenitud de Cristo es la madurez del carácter de Cristo en su pueblo a través de la santidad, el fruto del Espíritu y la ministración armoniosa, los cuales son obra de Dios a través de su Espíritu. Debemos ser ejemplo de santidad, vida fructífera y ministración armoniosa para respaldar nuestra predicación.