Los niños son ángeles enviados por Dios para llenarnos de alegría. Un bebé nace con la necesidad de ser querido y nunca pierde esa necesidad, por lo que todos debemos asegurarnos de que los bebés se sientan entre los seres más queridos. Los niños son sinceros y puros, y al sostener a un bebé por primera vez se puede entender el amor de una madre.