Entre los macizos de Santa María la Real de Nieva y la Serrezuela de Pradales emerge una pequeña elevación en el corazón de la Tierra de Pinares formada por granitos y gneis. Su punto más elevado es el cerro de San Cebrián, inmerso en el seno de un mar de pinos sobre el que se alza como una atalaya, dominando gran parte de la provincia de Segovia.