1. Pasión por el fútbol
DEPORTIVO CUENCA
Una vez campeón en el 2004, dos veces subcampeón 1975 y 1976; han
sido los morlacos durante muchos años, especialmente, en la década de
los setenta, la alternativa entre el fútbol capitalino y el guayaquileño.
Han protagonizado momentos de oro con jugadores que han establecido
momentos inolvidables y que de inmediato recordamos.
Arqueros:
Los más destacados han sido: Olmos, Rodolfo Piazza, Enrique Aguirre,
Juan Domingo Pereyra y Javier Klimowich.
El “Tanque” Olmos, fue el primer gran arquero del equipo; ascendió
a primera en 1970. De buena talla y corpulento, era un arquero seguro
y de mucho oficio.
Entre 1972 y 1974, se
incorpora al plantel,
el uruguayo Rodolfo
Piazza procedente
del Deportivo Quito,
era un gran arquero,
otorgaba garantía a
la defensa, de gran
ubicación y excelente
en el juego aéreo.
Desde 1975 hasta 1977
el ecuatoriano Enrique
“chino” Aguirre fue
el dueño del pórtico
Juan Domingo Pereira
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2. Alfonso Harb Viteri
azuayo. De baja estatura, era muy ágil, volador, con mucho oficio; aunque
su talón de Aquiles era sin duda el juego por elevación. Su irregularidad
era manifiesta en algunos partidos atajaba todo, en otros le hacían goles
de “Biógrafo”.
En 1977, llegó a la institución el argentino Juan Domingo Pereyra. Sin
duda, el mejor guardameta que ha tenido la institución y de los mejores en
su puesto, que han llegado a nuestro balompié. Nacido en Santa Fe, en el
gran Buenos Aires, surgido en la escuela de Banfield, pasando previamente
por el Galicia de Venezuela, en Deportivo Cuenca dejó su huella; volador,
era de los que salvaba goles a diestra y siniestra con gran oficio y fue
uno de los primeros arqueros en salir jugando con el pie, un estilo que lo
universalizó Higuita; pero, que era muy propio de Pereyra. Su gran nivel
entusiasmó a Barcelona, equipo que lo incorporó en 1981, donde salió
campeón.
Muchos años han pasado para que el Deportivo Cuenca haya vuelto a tener
un gran arquero; el también argentino Javier Klimowich; guardavallas
de oficio, con estilo, seguro, de grandes reflejos. Fue importante en la
obtención del título del 2004 donde recuperó su puesto en la liguilla ya
que una expulsión de seis meses
lo dejó fuera de buena parte de
ese torneo. Ha recibido la carta de
nacionalización y se espera que
sea durante los próximos años, el
arquero titular de la selección.
Aparte de estos goleros, también se
recuerdan los pasos del argentino
Daniel Gazaniga, en 1993, de
aceptables condiciones, el ex
seleccionado Israel Rodríguez,
el ecuatoriano Damián Lanza,
hijo de un ex goleador argentino
de Liga de Cuenca, Enrique
Lanza; su aparición se dio luego
de la expulsión de Klimowich y no
desaprovechó la ocasión. Desde su
debut mantuvo cuatro partidos la
valla invicta. Durante ese tiempo
Javier Klimowich
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3. Pasión por el fútbol
atajó dos penales e hizo un gol
de arco a arco. Luego, al perder
el puesto fue descendiendo en
su nivel de rendimiento hasta
terminar saliendo del club; sin
embargo, fue integrante de la
selección nacional que jugó
la Copa del Mundo del 2006
como tercer arquero. También,
ha integrado el club, pero sin
mayor suceso en el mismo,
el meta Carlos Morán Jalón
quien llegó a tener un instante
Damián Lanza importante en EMELEC.
De todos los nombrados el mejor de todos los tiempos, a mi gusto, es el
argentino Juan Domingo Pereyra.
Los defensas cuencanos han marcado grandes instantes en la vida de esa
institución: el más trascendente de todos ha sido Agustín “El Chino”
Messiano. Jugador de Boca Jrs. y de la selección Argentina, llegó al cuadro
morlaco en 1975 y a pesar de haberlo hecho a una edad un tanto avanzada
para el fútbol, dejó
sentada cátedra, cuan
¡gran maestro! que
poseía como principal
antecedente, ser uno de
los pocos defensores
en haber marcado con
éxito a Pelé; al punto
de haberle hecho
perder la cabeza y
provocar su expulsión
tras un codazo del
astro brasileño sobre
el rostro del defensor
argentino. Técnico,
guapo en su zona,
Iván Caicedo
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4. Alfonso Harb Viteri
mandamás, patrón del área. Con él jugaba Donald Iván “La Garza”
Caicedo quien estableció toda una época en el expreso austral. Procedente
de EMELEC, donde no tuvo mayores oportunidades, logró su espacio en
Deportivo Cuenca. Alto, fuerte, bartolero; iba con todo, no temía a nadie
y era rápido para ir a los cierres o barrerse en carretilla. Messiano fue
remplazado por otro argentino de gran calidad, Juan Domingo Riestra,
menos técnico, pero recio y baluarte, sobre todo por arriba. Estas dos
figuras defensivas argentinas lograron juntarse en la copa de 1976.
Otros dos centrales importantes han sido Juan “Pavito” Noriega y Marcelo
Velasco. Noriega llegó de Barcelona en el 2004 procedente de Barcelona,
donde lo daban por retirado. Con los rojos sacó a relucir toda esa categoría
que años atrás lo llevaron a Boca Jrs. de Argentina. Se podría decir que fue
la última gran temporada de Noriega, al punto que en los premios AER
fue considerado el mejor defensa de la temporada; en la cual, se consagró
campeón nacional. Fue el cuarto título del “Pavo”, tres con Barcelona
y uno con los morlacos. Marcelo Velasco vino para el Aucas, pero se
consagró en el Deportivo Cuenca. Su puesto original fue el de volante de
corte, pero con los azuayos se acomodó en la cueva y lo hizo bastante bien,
sobretodo imponiendo esa tradicional garra charrúa, de la que siempre
hizo gala; imponiendo
suela y temperamento, era
el complemento ideal para
Noriega. En aquel equipo
campeón, también destacaron
Segundo Matamba, un
jugador rápido, que tuvo un
excelente despegue juvenil en
Barcelona, llegando a brillar
en el sudamericano sub 20
de Bolivia en 1995, pero que
luego fue cediendo espacios,
casi hasta desaparecer. Sin
embargo, en el Cuenca tuvo
su protagonismo igual que
Marcelo Fleitas, un central
uruguayo que llegó en el
2000, para ser campeón con
el Olmedo y que obtuvo su
Marcelo Fleitas
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5. Pasión por el fútbol
nacionalización, mientras jugaba en Barcelona. Con los morlacos se asentó
como lateral derecho, exponiendo su garra para ir a todas las pelotas y
sorprender como no programado sobre el área rival para anotar en varias
ocasiones.
Pero, la historia le tiene reservado su espacio a dos laterales: por derecha,
Hugo Barrera y por izquierda Fausto Klinger. El primero, era cumplidor,
seguro en la marca, no era muy técnico; tampoco arremetía sobre campo
rival, pero su rendimiento siempre fue regular y durante años fue referente
del equipo. Klinger, era lo contrario; atlético, excelente para marcar, pero
su importancia se observaba cuando arremetía sobre la raya de fondo del
contrincante. Era un huracán con buena llegada y un saque lateral con la
mano que parecía un centro con el pié. También, son recordados los pasos
de Ramiro “Tronco” Tobar llegado de Liga en 1972, lateral recio, difícil
de superar y José “Chacha” Merchán, un marcador izquierdo azuayo,
bastante técnico, surgido del juvenil sudamericano de 1981 en Ecuador;
donde era el capitán por ser el jugador con mayor experiencia debido a que
ya había jugado dos temporadas en el profesionalismo, con la camiseta del
Cuenca. Luego, pasó al Barcelona sin alcanzar la dimensión lograda con
el equipo de su tierra.
Otros defensores que
cumplieron a cabalidad,
pero sin llegar a la altura
de los recordados, además
de haber participado en
momentos bajos del equipo
fueron los argentinos:
Oscar Pellerano y Alfredo
Riggio; ambos defensores
fuertes, sólidos, de buen
nivel técnico.
Luego de este análisis;
la defensa de todos los
tiempos, a mi criterio es la
siguiente: Hugo Barrera,
Raúl Noriega, “Chino”
Messiano y Fausto
Klinger.
Jorge Vélez
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6. Alfonso Harb Viteri
En el medio campo, hay varios jugadores que impusieron su clase y
jerarquía. Uno de ellos; sin duda, es José María Gatty, argentino, de
estampa, dueño de la medular, bueno para la marca, con criterio para salir
jugando, panorama claro; durante años fue referente de los camisetas
coloradas; obteniendo incluso la nacionalización. Junto a él, uno de los
más recordados futbolistas de la propia casa, hijo de Cuenca para el ídolo
de la ciudad, Jorge “Pipo” Vélez: era talentoso, estilo mixto, cortaba
e iba para delante, se entendía a la perfección con Gatty, podían jugar
vendados y el uno sabía donde estaba el otro. Llevaron el peso de esa
media cancha, de aquel equipo histórico de los años 1975 y 1976. Por esa
época trascendió un jugador argentino, de gran calidad técnica, excelente
remate, formidable visión de juego pero, extremadamente temperamental,
Angel “Negro” Aguirre uno de los volantes de mayor jerarquía que pisó
canchas ecuatorianas en la década de 1970.
En 1972 vistió la camiseta morlaca Welford Párraga, quien años después
se consagraría como uno de los mejores volantes de marca, en Técnico de
Ambato y en la selección nacional. En 1976 llegó al equipo el argentino
José María Martínez, de buen remate y algunas condiciones técnicas, pero
que no logró brillar.
Deportivo Cuenca 1978
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7. Pasión por el fútbol
Años después, se incorporaron otras figuras: “El Negro” Mansilla, un
uruguayo de una inteligencia, habilidad y clase nada fácil de encontrar.
Vino en 1979, era un diez en toda la extensión de la palabra. Frágil, pero
ideal para un equipo que tenía un toro en el ataque como Bares y un diablo
en el ala derecha como Mario Tenorio. Ese Deportivo Cuenca, tuvo todo
para ser campeón, pero el destino aún no le otorgaba ese halago.
Un cuarto volante, que hizo historia, fue Pancho Burbano: era una
especie de puntero izquierdo mentiroso como se le decía en esa época a
aquel jugador que en sistema de 4 – 3 – 3 arrancaba desde atrás ayudando
a generar juego. Hoy, simplemente se le diría volante por izquierda.
Tenía gran llegada, hacía muchos goles y en ocasiones era considerado el
salvador del equipo.
A mediados de los ochenta surge el azuayo Pablo Marín. Un volante de
corte disciplinado, el típico tapón que aprieta, se pegaba a la marca. Tuvo
alguna trascendencia cuando en la Copa América de 1987, el DT de la
selección, Luis Grimaldi, lo mandó al terreno de juego a ejercer marca
estampilla a Diego Maradona, en esa época, en su esplendor. No le fue mal
hasta cierto punto logró neutralizarlo y aunque Diego hizo dos goles; uno
de tiro libre y otro de penal, en el desarrollo del juego tuvo a un marcador
que no le dejó hacer mucho. En el cuadro azuayo se convirtió en un jugador
importante durante la segunda parte de los ochenta y los primeros años
de los noventa. Un poco antes, había aparecido una hormiga del medio
campo; también azuayo, Edgar Domínguez nacido del sudamericano
juvenil de 1981 jugado en Ecuador; comenzó a cuajar en el equipo de su
tierra; dinámico, buen control
de balón, era un motorcito,
siempre cumplidor. De
estilo similar, apareció luego
“Condorito” Murillo, frágil,
pero habilidoso, ventilaba por
derecha marcando la pauta del
tradicional ocho.
En los últimos años, llegan
procedente de EMELEC los
volantes Carlos Hidalgo y
Gian Carlo Ramos, aportando
lo mismo que dieron a los
Gonzalo Castañeda
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8. Alfonso Harb Viteri
azules para el bi - campeonato 2001 y 2002; temperamento, garra, marca
recia; que hacía temer al rival en la antesala de la defensa. Especialmente,
Hidalgo, se convirtió en baluarte de esa medular, que llevó al Cuenca,
a su primer y único título. A ellos, se sumó con menor trascendencia,
Camilo Hurtado; un pimentoso volante, que llegaba de Liga y que había
tenido una buena actuación en la selección mundialista sub 20 del 2001.
Un año después, el venezolano Héctor González, llamado “La Turbina”,
se convirtió en el dínamo del equipo. El año del título; un melenudo de
gran técnica, excelente panorama, habilidad y exponiendo los requisitos
clásicos de un 10, condujo de la mano a su equipo al campeonato. Su
nombre, Raúl Antuña. Ya en Aucas, se había dejado ver como un jugador
interesante, pero fue en el cuadro morlaco, donde destacó plenamente.
A mi criterio, el medio campo ideal de los azuayos lo conforman: José
María Gatty, Jorge “Pipo” Vélez y Raúl Antuña.
En la delantera, los “Morlacos”, han
poseído contundentes delanteros
que hacían temblar a cuanto rival
que pisaba el estadio Alejandro
Serrano Aguilar. De entre todos,
tuvo al “Rey del Gol”: Angel Luis
Liciardi. “El Tano” como se lo
conocía en el argot futbolístico, fue
el delantero más productivo en la
historia de los camisetas coloradas.
Fue goleador de los torneos
nacionales de 1972 con 24 dianas;
1974 con 19 goles, 1975 con 36
anotaciones y 1976 con 35 tantos.
Es el jugador en la historia de los Ángel Liciardi
campeonatos nacionales que más veces fue goleador, cuatro en total;
durante 23 años, poseyó la marca de 36 goles, insuperable hasta 1998,
año en el cual Kaviedes anotó 43 goles. Además, durante todo ese tiempo
mantuvo la primera y segunda marca con 36 y 35 anotaciones; siendo
él mismo el único en estar cerca de alcanzarla. En el área no perdonaba,
siempre aparecía para definir con tiro certero, era potente, casi infalible.
Además, tenía un excelente disparo que con frecuencia le permitía
convertir, ya sea de tiro libre o penal.
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9. Pasión por el fútbol
Pero, el mismo Liciardi, muchos años después, me reconoció que si todos
sus goles, le hubiesen dado una gran fortuna económica, lo justo sería
que comparta la mitad de la misma con Gonzalo “Pachaco” Castañeda.
Según el “Tano”, ni remotamente hubiese alcanzado esa producción
ofensiva sin Castañeda a su lado. Era el que le abría el área. “Pachaco”,
era un huracán, protegía la pelota de tal manera y generaba espacios de
tal forma, que siempre aparecía Liciardi para clavarla. Por más que los
defensas sabían que el hombre a marcar era el argentino, era imposible
desentenderse de Castañeda y ahí era cuando aparecía “El Tano”. Además,
“Pachaco”, también era goleador;
lo había demostrado en EMELEC
y en la propia selección. Como
también aquél que corría y goleaba
por izquierda; Aldo Virgilio
“El Pájaro” Villagra: Puntero
de Boca; en Cuenca, se ganó el
corazón de la hinchada. Rápido,
punzante y cuando metía diagonal
y entraba al área no perdonaba.
Con Miori y Arístides Rodríguez,
son los tres mejores punteros
que he visto; lo tenía todo, pero
principalmente, un entendimiento
a las mil maravillas, con los dos
anteriormente nombrados. Por
aquella época era imposible salir
de Cuenca sin recibir por lo menos
un gol; entre los tres hicieron 73
goles en el torneo de 1975. Liciardi
con 36 tantos, fue el máximo
artillero, Villagra con 19 se ubicó
en el quinto puesto y Castañeda
Aldo Villagra con 18 en el octavo lugar.
Antes y después de estos tres inmensos del ataque morlaco han existido
otros que también aportaron con la mayor emoción que tiene el fútbol.
Rubén Barreño, uruguayo, de selección charrúa llegó casi con la
aparición en primera de este equipo. Hábil, buen jugador; la metía, de un
estilo propio de esa época, para jugar por la punta. Del mismo país vistió
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10. Alfonso Harb Viteri
la roja Carlos Santiago Rodríguez. Alero rápido y de buena llegada al
área rival. Algunos nacionales, como Joselito Garcés y Juan Tenorio,
muy habilidosos, netos de raya. Otro, que también se metió en la hinchada
roja fue Víctor Manuel “Araña” Martínez, procedente de Barcelona;
goleador, mañoso en el área, se movía bien, podía jugar de punta o media
punta porque sabía con la pelota en los pies. Ángel “Chompi” Romero
o Segundo “Gancho” Pérez, complementaban por derecha, las acciones
ofensivas del equipo.
Años después, aparecen otros jugadores. Boanerges Rodríguez, era
un izquierdo, extremadamente rápido y muy habilidoso, pero con poco tino
para definir. La sensación de finales de
los setenta, es Mario Tenorio, llegado
del fútbol orense en el Deportivo
Cuenca se consagra siendo considerado
en 1979, la gran estrella del torneo.
Una habilidad propia de un mago,
para en una baldosa hacer mil fintas.
Su derroche de espectáculo lo llevó a
Barcelona a través de una operación,
que fue considerada la transferencia
del momento. Ese mismo año, jugó en
el equipo Rubén “El Toro” Bares,
quien recordaba mucho a Liciardi,
pues poseía similares características;
entre ellas, el gol entre ceja y ceja,
entraba con todo, triangulando con un
gran desbordador, como Tenorio y un
excelente habilitador como Mansilla.
En el área tampoco perdonaba. Ese
Cuenca de 1979 estaba para ser
campeón; lo tenía todo, incluso era
más compacto que aquellos de mitad
Mario Tenorio
de década.
De los últimos grandes delanteros debemos recordar a José Luis “Puma”
Rodríguez, con gran trayectoria en el fútbol argentino surgido en las
inferiores del Deportivo Español de Argentina, Betis de España, entre
otros clubes. Con 32 años, sin embargo, demostró la vigencia de su clase
con la camiseta austral. Goleador por excelencia, lider, empujaba adelante
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11. Pasión por el fútbol
y era temible para los defensores.
Los ecuatorianos Walter “Mamita”
Calderón, procedente del ESPOLI; a
quien lo vi debutar en un amistoso frente
a Barcelona en el 2000, haciendo dos
goles. Estilo similar al “Tin” Delgado,
alto, fuerte; le dio goles importantes al
Deportivo Cuenca, en la consecución
del título del 2004. El otro, Carlos
“Ventarrón” Quiñonez, tuvo sus
momentos de racha goleadora entre el
2003 y 2005; goleador nato, rápido,
potente y explosivo, pero indisciplinado;
pudo haber sido un ídolo de no mediar
sus altibajos, producto de la falta de
Carlos “ventarrón” Quiñonez disciplina.
Recordando a todos estos artilleros,
como los de mayor trascendencia en esa
institución; a mi criterio, la delantera de
todos los tiempos la conforman: Mario
Tenorio, Angel Liciardi y Aldo Villagra.
De tal manera que, a mi criterio, el equipo
histórico del Deportivo Cuenca, es el
siguiente: Juan Domingo Pereyra; Hugo
Barrera, Raúl Noriega, Luis Messiano,
Fausto Klinger; José María Gatty, Jorge
Vélez, Raúl Antuña; Mario Tenorio,
Angel Liciardi, Aldo Virgilio Villagra.
Omar Guerra
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