El documento discute varios factores que contribuyen al aumento del riesgo de incendios forestales en el Mediterráneo, incluyendo la sequedad del verano, el abandono de explotaciones agrícolas, el aumento de segundas residencias en los bosques que facilitan el acceso de automóviles, y los cambios en la gestión forestal reemplazando bosques caducifolios con pinos y eucaliptos más propensos al fuego.