1. CARTA ABIERTA A LOS FUNCIONARIOS (AS) DE INDAP
EN EL 51avo ANIVERSARIO DE LA INSTITUCION
Mi querido INDAP, donde me inicie hace 40 años, trabajando codo a codo con las campesinas en los
campos de mi patria para construir un mejor país, tejiendo sueños para nuestros hijos,
enseñándoles a tejer en la Central de Capacitación de la Coordinadora Provincial Chiloé, Área de
Ancud y sembrando esperanzas en cada escuela agrícola, donde estuve a cargo del Convenio IndapMineduc, donde los hijos de los campesinos (as) eran becados.
Por estos sueños y convicciones he decido con la coherencia que hipoteca mi vida, no recibir la
premiación que otorga el Servicio como una señal de repudio a las políticas imperantes de las
transitorias autoridades y que se traduce en el despido arbitrario, de varios de mis compañeros,
violando los compromisos emanadas por autoridades superiores de Gobierno (Circular Nº 44). Me
refiero a personas dignas, de familias hermosas, de servidores públicos decentes….de seres
humanos….a ellos mi homenaje más sincero y admiración eterna.
Al ver sometidos anualmente a mis colegas en la incertidumbre si sus contratos van a ser renovados,
viene a mi recuerdo por lo mismo lo que viví en el año 1973, cuando fuimos avasallados por una
dictadura indolente. Siendo una joven que recién estaba formando una familia, con dos hijos
menores de tres y dos años, me despiden junto a mi esposo Waldo Torres, quien también trabajaba
en INDAP. Posteriormente me recontratan pero parecía que en cualquier momento terminaban con
mis servicios, cada vez que había lista de reducción de personal que al inicio de la dictadura fue
masivo en el INDAP. Continué trabajando y con la llegada de mi hijo en 1975, me salvó el fuero
maternal (venia con la marraqueta de la esperanza), pero no conforme con ello me despojaron de
la casa fiscal que ocupaba en la ciudad de Ancud y me trasladaron a Chonchi, ante ello en 1976
pude abrir corazones en compañeras de la División de Personal de Santiago que lograron mi
traslado a la capital. Por recomendación médica en Octubre me trasladé a Santiago con mis tres
hijos y en Diciembre del mismo año, muere en un accidente mi esposo en la ciudad de Ancud.
Por toda esta angustia vivida y que la hago mía por todas y todos aquellos compañeros (as)
desvinculados en este Gobierno que me motiva a solidarizar con ellos no recibiendo la premiación de
mis años de servicio. Pesadilla que al igual que al comienzo del gobierno militar con despidos
masivos…..ya termina.
Ser Dirigente Nacional de ANEF, me impone el deber ético de estar al lado del compañero o
compañera que sufre el calvario del despido…aquel que sufre en la indefensión, aquel que es
maltratado sin piedad…creo un deber responder con mi vida entera a quienes he dedicado mis
esfuerzos,...los trabajadores y trabajadoras de INDAP…quienes con su gigante compromiso y
entrega hacen de Chile la patria de todas y todos…al final de día eso somos…. un mundo lleno de
dignidad, a veces golpeados por la barbarie de la prepotencia y la ignorancia…mi verdadero
homenaje es para ellos y sus familias.
“De nosotros depende que la esperanza remplace la ignominia de este tiempo”