El Imperio Británico fue la potencia dominante mundial durante el siglo XIX y principios del siglo XX, extendiendo su influencia política, económica y cultural a través de colonias, protectorados y dominios en todo el mundo. Gran Bretaña controlaba un cuarto de la población mundial y un quinto de la tierra del planeta. Aunque su poder comenzó a declinar después de las dos guerras mundiales, el legado cultural e institucional del imperio británico aún se siente en muchas partes del mundo.