Este documento describe cómo la luz, el agua, el aire y el contacto con la tierra son nutrientes esenciales para la salud, más allá de los nutrientes bioquímicos tradicionales. La luz del sol activa procesos celulares y emite biofotones que indican la energía vital de los alimentos. El contacto con la tierra provee electrones vitales y descarga iones positivos. El aire y el agua también transmiten energía. Todos estos elementos de la naturaleza son portadores del chi o energía vital y acceder
1. VIVO SANO16
SALUD Y MEDIOAMBIENTE
E
stamos acostumbrados a
concebir la nutrición sólo en
términos bioquímicos, pero
también el agua, el sol, el aire, la
los griegos y las medicinas tradi-
para la vida.
Sabemos hoy que la ausencia de
una parte del espectro de la luz
visible, el cambio en las caracte-
rísticas físicas del aire y el agua y
la falta de un adecuado contacto
físico con la tierra, son inductores
de enfermedad.
Más allá de la división clásica de
los alimentos en carbohidratos,
proteínas y grasas, y de su aporte
nutricional y calórico, reconoce-
mos hoy que los nutrientes tam-
bién tienen energía vital, y son
más o menos sanos según su for-
ma de cultivo y métodos de pre-
servación y almacenamiento.
El pescado, aunque tenga la mis-
ma composición, no sabe igual y
no alimenta lo mismo si es con-
gelado o si es fresco. Las gallinas
criadas en libertad, los cerdos que
se alimentan de bellota, los sal-
mones que no se hacinan en las
redes de la piscicultura, todos sa-
ben diferente, su carne tiene otro
aspecto, su aporte de energía vital
es superior. Basta mirar el aspecto
pálido y triste de los pollos en el
supermercado, cuando los com-
Nutrición y energía
paramos con aquellos que no han
estado prisioneros. Aunque en el
caso de los vegetales, los alimen-
tos de los cultivos biológicos sin
abonos ni insecticidas, tienen un
aspecto menos llamativo, tienen
sin duda una energía vital superior.
La luz: nuestro mejor alimento
Gracias al trabajo pionero del físi-
co alemán Fritz Albert Popp, con-
siderado el padre de la emergente
ciencia de la fotobiología, hoy
sabemos que un huevo de gallina
libre y de una gallina encerrada
en una jaula no son iguales en su
patrón de emisión de fotones: ¡la
diferencia es la luz que emiten!
En un futuro cercano podremos
medir gracias a fotomultiplicado-
res extremadamente sensibles, los
biofotones, esos cuantos de luz
que emiten los alimentos y que
son indicadores de su energía vi-
tal. La vida recibe la luz, procesa
la luz, emite luz.
La cadena de la vida en la tierra se
sostiene gracias a la luz solar, que
activa los electrones, por el pro-
ceso de respiración celular, que
tiene lugar en las mitocondrias,
esas centrales generadoras de
energía presentes en cada célula.
Liberamos la energía almacena-
da en la glucosa, y la utilizamos
todos nuestros sistemas orgánicos
y expresar también funciones su-
periores como pensar, intuir, crear
y amar.
3. VIVO SANO18
Los electrones activados o “excita-
dos” liberan fotones. Todas las re-
acciones químicas ocurren a través
de estos intercambios de electrones
y de luz. La vitalidad está ligada a
la presencia de electrones y los pro-
cesos de envejecimiento lo son de
oxidación, y literalmente tienen que
ver con la pérdida de electrones.
Hoy en día en la medicina moderna
se relacionan algunos trastornos fí-
sicos con la malnutrición lumínica:
el síndrome de depresión afectivo
estacional, las alteraciones en la sín-
tesis endógena de vitamina D y las
consecuentes alteraciones en el me-
tabolismo del calcio, son sólo dos
ejemplos. En el campo terapéutico
es bien conocida la fototerapia para
la ictericia de los recién nacidos,
que activa el metabolismo hepático
de la bilirrubina, y el empleo de la
luz coherente del láser asociada a
tratar algunos tipos de tumores.
La luz solar activa la melanina,
un verdadero computador bio-
lógico que almacena y transfor-
ma el espectro de la luz visible y
nos protege de la parte negativa
del espectro ultravioleta. Pero la
melanina utiliza la energía y la
información del espectro solar, la
-
romelanina en el cerebro y la con-
vierte en vibraciones y corrientes
que nutren nuestros nervios. En el
interior de cada célula, el ADN se
comporta como una antena espiral
que resuena con las altas frecuen-
cias de la luz. El ADN, nos dice la
moderna fotobiología, no sólo co-
es también un receptor, un alma-
cenador y un emisor de fotones. Y
estas emisiones de luz coherente
constantes, constituyendo una mo-
dalidad de comunicación celular.
El espectro completo de la luz so-
lar también nutre nuestro sistema
nervioso y activa el metabolismo,
tal como nos muestra la terapia
con lámparas que suministran to-
das las frecuencias del espectro
solar para el tratamiento del sín-
drome de depresión afectivo esta-
cional, que afecta especialmente a
personas sometidas a la privación
lumínica durante los largos in-
viernos de los países nórdicos. El
alimento que falta aquí es la luz.
La luz es un nutriente esencial, ya
sea la luz directa del sol o la luz
guardada en forma de energía en
los alimentos.
4. La luz que entra por la retina
también nutre directamente el ce-
rebro, pues parte de las frecuen-
cias lumínicas procesadas por los
fotorreceptores retinianos van a
centros cerebrales como el hipo-
tálamo, que intervienen en la re-
gulación neurovegetativa y el me-
tabolismo. Tal vez esto sirva para
comprender algunos trastornos
ligados a la falta de luz solar.
Las investigaciones sobre el efec-
to de la luz que no contiene una
parte del espectro solar nos reve-
lan datos contundentes. Los cone-
jos criados en un ambiente de luz
de neón, que no contiene los colo-
res cálidos del espectro como son
el rojo y el amarillo, pierden el
pelo y los dientes y pronto dejan
de ser fértiles, aunque su dieta sea
idéntica a las de los conejos sanos
que se someten a luz de espectro
total. En instituciones educativas
como las escuelas, el cambio de
-
-
mente las incapacidades y mejora
el rendimiento escolar.
Así como el sol literalmente nutre
la vida en la tierra con su luz, tam-
bién la madre tierra nos nutre di-
rectamente con su energía. Uno de
los mejores nutrientes energéticos
es un buen contacto con la tierra,
lo que permite el drenaje de cargas
positivas que fatigan, roban elec-
trones y son fuente de radicales
libres tóxicos para el organismo.
Cada lugar tiene un tipo particular
de energía telúrica, caracterizada
por la frecuencia e intensidad de
las oscilaciones del campo mag-
nético terrestre.
Además de hacer el compostaje
de nuestros desechos, la tierra nos
suministra la carga eléctrica de los
electrones, uno de los nutrientes
esenciales de la vida.
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Damos la mano y saltan chispas,
Al quitarnos la ropa vemos a ve-
ces en la oscuridad las chispas que
se liberan. Podríamos pensar que
estamos plenos de energía. La rea-
lidad parece ser la opuesta, pues
de lo que estamos llenos es de car-
gas estáticas que producen fatiga
y son ocasionadas por la falta de
contacto con tierra.
En el rayo de sol que inunda la
penumbra a veces se ven una in-
danzan con la luz. Raramente vi-
sibles, están por todos lados y las
respiramos. Portan todos los con-
taminantes ambientales, los iones
positivos y las partículas radiacti-
vas de tu entorno. Respirar un am-
biente sano, donde el aire y la luz
entran y circulan, es esencial para
nuestra salud.
Así, la luz, el agua, y un buen
contacto a tierra son componentes
esenciales de una alimentación
adecuada. La tierra nos aporta
electrones. Los electrones activa-
dos en los alimentos han absorbi-
do la energía de la luz, que noso-
tros utilizaremos. El agua aporta
energía e información, según su
tipo de estructura, pues en la natu-
raleza el agua es un precioso cris-
tal líquido.
Todos estos elementos son porta-
dores de una cualidad energética
más sutil, el prana o chi, que ca-
racteriza nuestra energía vital. La
forma de acceder a esa fuente de
energía universal es a través de un
sano contacto con la naturaleza:
podemos volver a caminar sobre
la arena mojada a la orilla del mar,
respirar el aire puro del bosque,
sentir la caricia de la hierba y la
energía de la tierra bajo nuestros
pies descalzos, disfrutar del sol
tempranero y de los atardeceres,
masticar despacio y liberar el re-
galo de la más pura energía solar
contenida en los alimentos sanos y
frescos. Tendríamos así a nuestro
alcance las mejores medicinas del
mundo, las que nos brinda la mis-
ma naturaleza.
El agua natural y fresca, como el
-
das, tiene un patrón de organiza-
ción molecular que favorece pro-
cesos enzimáticos, baja la viscosi-
dad del plasma y mejora la micro-
circulación. El aire es el elemento
conductor de un tipo especial de
prana, que conduce la energía de
la salud a todas las partes del or-
ganismo. La tierra recibe nues-
tras descargas de iones positivos
y radicales libres tóxicos y nos
nutre con su energía. También el
árbol, el perro, las otras personas
o el mismo sol nos ofrecen el es-
tupendo regalo de su energía vital,
haciendo que la gran cadena de
la vida sea la del intercambio de
prana, en el que cada vida recibe
energía vital de todas las otras for-
mas de vida y devuelve ese prana,
enriquecido con su propia vida, a
todas las formas de vida con las
que entra en relación.
JORGE CARVAJAL POSADA