2. Las sonrisas se derriten
como si de cera se tratase…
¿Cuánto tiempo ha podido
pasar?
El espejo en el que nos
mirábamos ya no existe,
solo son pedazos, miles de
pedazos, miles de
mentiras…
Nunca una mentira había
sido tan bella.
Ya no cierro los ojos, ya no.
Este octubre es tan frío y
doloroso que tengo miedo
de diciembre.
Mientras hablábamos me
he acordado de todo.
El tiempo se detiene y los
segundos parecen años.
¿Cuánto tiempo ha podido
pasar?¿Sonríes?
El reloj me borró la sonrisa
de la cara.
3. ¿Quién eres? ¿Eres acaso
la muerte?
En el silencio me veo
Veo mi verdadero rostro,
enmascarado por la mente,
condenado a no llorar
mientras un mil cicatrices
se abren.
La noche es cruel con todo
el mundo.
Mi ventana está cerrada y
yo la golpeo esperando no
destrozarme los nudillos en
el intento.
La palabra racional pierde
sentido al tiempo que los
diccionarios arden, dejando
atrás la realidad, la
realidad que extraño…
Tu foto, aquel sábado…
Necesito agua…
Agua…
Agua…
4. El agua sigue en su sitio, al igual que nosotros.
Son las 3:52 AM
Corre algo de frío si, pero eso poco importa.
Me levanto de la cama, me dirijo al calendario y
tacho un día mas.
Pleno mes de Noviembre, y aún mucho tiempo
por delante.
Tras beber agua vuelvo a tumbarme.
Nos observo.
¿Cuánto tiempo ha podido pasar?
Hace casi dos meses, o por ahí.
Esa mirada…
No la olvido, me ha intimidado bastante.
Odio las pesadillas, odio a algún que otro
filósofo y, en estos momentos, me odio a mi.
Cada segundo es demasiado largo, sigo
pensándolo.
5. Cada recuerdo es demasiado valioso.
La sensación de plenitud es
irremplazable.
Cierro los ojos y, de forma automática,
una lágrima cae desde mi mejilla.
Una lágrima, tan pequeña y a la vez tan
grande.
El ser humano duda, tal vez demasiado y,
como ser humano vivo condenado a morir
por las noches y vivir por los días.
Buenas noches cielo.
No me había fijado.
La ventana está abierta.
6. Cada recuerdo es demasiado valioso.
La sensación de plenitud es
irremplazable.
Cierro los ojos y, de forma automática,
una lágrima cae desde mi mejilla.
Una lágrima, tan pequeña y a la vez tan
grande.
El ser humano duda, tal vez demasiado y,
como ser humano vivo condenado a morir
por las noches y vivir por los días.
Buenas noches cielo.
No me había fijado.
La ventana está abierta.