Un pueblo llamado Hamelín fue invadido por miles de ratones que arrasaban con la comida de los habitantes. Los líderes de la ciudad ofrecieron una recompensa a quien los librara de los ratones. Un joven flautista dijo que esa noche no quedaría ni un solo ratón, y usó su flauta mágica para atraer a todos los ratones fuera del pueblo.