2. • Nuestro recorrido por el antiguo barrio de Pescadores
llamado Cimadevilla, comienza en uno de los lugares más
entrañables de la ciudad, se trata de La Iglesia Mayor de
San Pedro, de origen gótico y reconstruida en los años
cuarenta. Está situada al fondo del espacio ajardinado
conocido como Campo Valdés y es elemento aglutinador
entre las gentes de Cimadevilla (los playos propiamente
dichos) y del resto de Gijón, pues fue durante muchos años
la única iglesia con la que contó la villa. Casi en el subsuelo
del templo, debajo del Campo Valdés, se encuentran las
Termas Romanas. Un interesante museo municipal donde
un vídeo explicativo y una serie de pantallas interactivas
nos ofrecen una completa visión, tanto del conjunto termal,
como del pasado romano de Gijón.
3. • Saliendo del museo, encontramos también, a nuestra
derecha, el Palacio de los Valdés, que da nombre a la zona.
Es un ejemplo de palacio asturiano, construido en 1570
sobre los cimientos de la propia muralla, con dos torres, un
cuerpo central y una capilla en su extremo izquierdo. Sus
dependencias fueron en tiempos pasados residencia de esa
familia, primer asentamiento de la Fábrica de Tabacos a
comienzos del siglo XIX y Aduana, siendo en la actualidad
un centro educativo. Desde la mencionada capilla, bajo la
advocación de la Virgen de Guadalupe, divisamos otra plaza
en la que la muralla, antes soterrada, se levanta rehecha en
ladrillo con las primeras hiladas, las originales, de piedra.
4. •
•
•
Preside el lugar el Museo Casa Natal de Jovellanos. En sus salas, además de
recuerdos jovellanistas, se guardan importantes muestras de la pintura asturiana
de los siglos XIX y XX, esculturas contemporáneas y se organizan diversas
exposiciones de carácter temporal a lo largo del año. Destaca, en la segunda
planta, el Retablo del Mar, obra en madera del escultor ovetense Sebastián
Miranda. Un primer Retablo realizado por Miranda en el año 1933 fue destruido
durante la Guerra Civil y éste que podemos ver es una versión del anterior,
realizada por el propio autor en los años 70 y considerado como su obra maestra.
En él se ensalza la tradición pesquera y marinera de Cimadevilla al representar una
escena habitual en el barrio: la subasta del pescado en la rula o lonja local.
A la izquierda llama nuestra atención una torre de tono rosado. Es la Torre del
Reloj que, edificada sobre la base de una antigua torre romana, fue cárcel del
partido judicial de Gijón hasta principios del siglo XX, además de campanario y,
durante un tiempo,
Casa Consistorial. La torre que hoy vemos, reconstruida en el año 1995, flanquea
la antigua entrada romana a la ciudad.
5. • Dejando la Torre del Reloj a nuestra espalda, subimos por la calle
Vizconde de Campogrande que nos conducirá hasta otra plaza, la
mayor en dimensiones de todo el barrio. Se trata de la plaza de
Arturo Arias, popular periodista (Gijón, 1920-1975) del diario local
El Comercio y cuyo busto preside el lugar. Los vecinos la conocen
como la plaza la Tabacalera o el Campu les Monxes (Campo de las
Monjas), ya que el edificio de grandes proporciones que destaca en
la plaza fue, hasta su desamortización en el siglo XIX, convento de
las Madres Agustinas Recoletas, más tarde Fábrica de Tabacos.
• Esta plaza, en el mismo corazón de Cimavilla, es uno de los lugares
más populares del barrio de pescadores. En ella llaman la atención
dos casas de sabor marinero muestra de otras del barrio: la que
vemos en el número 4 es una casa típica de pescador, pequeña, de
dos plantas y con la escalera al exterior. Al otro lado destaca otra
casa de la misma tipología, aunque mayor en dimensiones, con
piedra vista y que repite escalera al exterior.
6. • Alegre y colorista este Campu les Monxes no ha perdido popularidad
ni ha dejado de ser transitado. Los pescadores, las rederas
trabajando al sol, las cigarreras y las mujeres que acudían
diariamente al Lavadero que había en la plaza, han dado paso a
multitud de jóvenes que se reúnen en torno a ella los fines de
semana y días de verano, a disfrutar del sol, la sidra y de la charla al
aire libre.
• Bajamos a la izquierda y llegaremos de nuevo a un espacio abierto, a
otra plaza, la llamada plaza de La Corrada. Estamos en un gran patio
de vecinos, un lugar de paso y de uso común que fue, en tiempos
pasados, antigua plaza de espectáculos, celebrándose incluso alguna
novillada. Llama la atención el edificio de la esquina inferior
derecha, construido en piedra, con un magnífico corredor de
madera y un alero destacado, también trabajado en madera y que
protege la fachada de las inclemencias del tiempo: es la Casa de los
Alvargónzalez, sede de la Fundación cultural del mismo nombre.
7. • Subida opcional al Cerro de Santa Catalina: Se recomienda visita y paseo
por el Cerro de Santa Catalina. Para subir tomamos la calle Artillería en
dirección a la zona verde que nos indica la presencia de un parque. Este
espacio, recuperado para el disfrute de gijoneses y visitantes, era,
anteriormente, propiedad del Ministerio de Defensa y se utilizaba como
campo de maniobras militares, estando el paso restringido. Del pasado
militar y defensivo de Gijón se conservan todavía algunos elementos,
como el propio nombre de la calle: Artillería o también Fuerte Viejo,
complejo militar artillero que protegía la parte occidental del Cerro en el
siglo XVII, época en la que los ataques de corsarios y tropas extranjeras a
estas costas eran relativamente frecuentes.
• El punto más emblemático del Cerro fue el elegido por el artista vasco
Eduardo Chillida para emplazar en el año 1990 su obra Elogio del
Horizonte, una enorme escultura de hormigón que de espaldas a la ciudad
y mirando al infinito, parece abrazar al mar, al aire y dar la bienvenida a los
marinos. Contradictoriamente «llena de vacío», esta obra fue concebida
para ser admirada desde su interior, donde se crea un impresionante
efecto caracola al escucharse el eco del mar. Aunque el vanguardismo del
Elogio del Horizonte causó un inicial rechazo, la obra de Chillida es hoy un
símbolo indiscutible de la ciudad.
8. • Abandonamos el Cerro para regresar a la calle Artillería, donde
iniciamos esta visita opcional del mismo, y desde ésta, tomamos el
tránsito de las Ballenas que desciende hacia el Muelle. Pasamos
junto a la llamada cuesta del Cholo término, éste de cholo, que
trajeron los emigrantes que venían de América.
• Ante nosotros el Puerto Deportivo de la ciudad y, en primer
término, el edificio en madera de la antigua rula o Lonja del
Pescado. Cuando el viejo puerto marinero se convirtió en el Puerto
Deportivo actual, la actividad pesquera y la subasta del pescado se
trasladaron a las instalaciones del puerto de El Musel. Este edificio
es hoy un centro polivalente dependiente de la Junta del Puerto y
cuenta con una sala de exposiciones temporales.
• Nos dirigimos hacia la plaza del Marqués o de la Barquera, donde
estuvo, hasta finales del siglo XIX, una capilla con ese nombre tan
marinero. La plaza está presidida por el Monumento al Infante Don
Pelayo, erigido en 1891 como homenaje al primer rey de la
Monarquía Asturiana y figura central del escudo de la ciudad.
9. • En uno de los laterales de la plaza destaca el Palacio de Revillagigedo que,
aunque de apariencia medieval por sus torres almenadas, es, en realidad,
barroco. Antigua propiedad de los marqueses de San Esteban del Mar del
Natahoyo -Condes de Revillagigedo-, tiene adosada a él la Colegiata de
San Juan Bautista que sirve de escenario a numerosos conciertos de
música clásica a lo largo del año.
• El Palacio de Revillagigedo es en la actualidad un Centro Internacional de
Arte Contemporáneo, gestionado por Cajastur, y que cuenta con un
importante centro de documentación y biblioteca.
• Desde esta plaza del Marqués, el resto de Gijón parece extenderse a los
pies de Cimavilla, llamándonos a seguir paseando por sus calles,
descubriendo los magníficos rincones que la ciudad esconde.
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• DÓNDE COMER Restaurante “la Galana” Plaza Mayor 10
• ALGO DE PICAR Restaurante Bar “Mercante”, en la cuesta el Cholo