TEMA 5 LA PENÍNSULA IBÉRICA ENTRE LOS SIGLOS XI Y XV
Guerra carlista2
1. 1-Causas de la guerra
2-Fases
3-Consecuencias
Raúl Gómez 2ºA
2. Fernando VII solo tuvo una hija, Isabel II, por lo que el heredero al
trono era su hermano, Carlos María de Isidro ya que existía una ley que
prohibía reinar a las mujeres, la ley sálica. Fernando VII era partidario
de que reinase su hija, por ello promulgó en 1830 la pragmática sanción,
que derogaba la ley sálica.
Fernando VII
3. Don Carlos no reconoció a Isabel como princesa de
Asturias y cuando Fernando murió el 29 de septiembre de
1833,al ser Isabel menor de edad fue proclamada reina bajo
la regencia de su madre, María Cristina de Borbón-Dos
Sicilias, Llevando el país a la guerra.
• Aunque los idéales de María
cristina eran absolutistas, no le
quedó otra que apoyarse en los
liberales, partidarios del reinado de
su hija.
Carlos María de Isidro
4.
5. La primera fase abarca entre 1833
y 1835, fue una fase en la que los
carlistas llevaron la iniciativa de
la mano del brillante general
Zumalacárregui, que
usó con gran éxito tácticas
guerrilleras, logrando controlar
grandes áreas en las provincias
vascas y Navarra; pero solo
espacios discontinuos y de tipo
rural. No conquistó ninguna
Tomás de Zumalacárregui
ciudad importante
y murió al intentar la conquista
de Bilbao.
6. La segunda fase de la guerra (1836-1837) se
caracteriza por las grandes expediciones
carlistas para enlazar y estimular las partidas
dispersas por el país. Expedición al mando
del general carlista Miguel Gómez que llega
hasta Cádiz. El propio don Carlos en otra
expedición llega hasta Madrid. En El
Maestrazgo la guerra se acentúa bajo la
dirección del carlista Ramón Cabrera.
7. Existía una crisis en ambos bandos, lo que facilitó un
movimiento de acercamiento entre las fuerzas
enfrentadas, que terminó con la firma del Convenio de
Vergara en agosto de 1839.
8. Fue la más violenta y
dramática, con casi 200.000
muertos. Los primeros
levantamientos en apoyo de
Carlos María de Isidro,
proclamado rey por sus
seguidores con el nombre de
Carlos V, ocurrieron a los pocos
días de la muerte de Fernando
VII, pero fueron sofocados con
facilidad en todas partes salvo
en el País Vasco, Navarra,
Aragón, Cataluña y la
Comunidad Valenciana.