2. En el siglo XVII no había plantada ni
una sola oliva desde Mogón hasta la
sierra, era todo monte.
3. Había verdaderos corredores de
vegetación. Álamos, Sauces, Olmos,
vegetación de ribera, en estas sierras se
encontraba la mayor extensión de Pinos de
toda España
4. La fauna era de las más importantes:
Buitre leonado, Alimoches, Búho real,
Halcones, Ciervos, Cabra montes.
Garduña, Gineta,
6. El paraje conocido como “la osera”
estaba habitado por una familia de
osos, justo a mitad de la cascada está
la cueva, donde habitaban con sus
oseznos. Es muy amplia. Estaba llena
de estalactitas que con el paso del
tiempo han desaparecido, como los
osos.
7. Las oseras son refugios naturales
situados en lugares de difícil acceso,
escondidos en parajes recónditos, ésta no
es menos, pues hay que entrar colgándose
de unas lianas o agarrándose a los
matorrales.
9. Pero toda esta maravilla de la
naturaleza iba a cambiar radicalmente.
Con el paso del tiempo iban a
desaparecer los pinos, los osos, con
toda su familia, y todo bicho viviente.
.
10. A mediados del siglo XVIII reinando
Carlos III en España, después de
una hambruna que asoló el país debido
a las malas cosechas durante varios
años seguidos, degeneró en varios
motines y ante una fuerte presión
demográfica de campesinos…
11. el Rey dio un decreto diciendo que:
“todo aquel que quisiera ocupar los
montes de estas sierras podía elegir
el lugar que quisiera y amojonar
(sacar sus lindes) y se les
consideraría siempre en propiedad,
igual que si las hubiesen pagado”.
12. El decreto se extendió como la
pólvora, familias enteras de las
provincias de Almería, Murcia,
Albacete y Alicante se acogieron a
las proclamas y reparto de tierras,
que comenzaban a efectuarse en el año
1767.
13. Las familias emigraban marchando
a pie o en bestias, en oleadas y
durante muchos años, estos
esforzados emigrantes caminaban
por sendas y veredas, caminos
reales y trochas para pasar.
14. Todos estos hechos se relatan de
forma magistral en el libro “Los
Hornilleros” cuyo autor es Juan
Luís González Ripoll, donde
describe las penurias que pasaron
esta pobre gente hasta su
asentamiento en estas tierras
15. Os voy a escribir un pequeño relato de
este libro: “algunos llevaban consigo
sus aperos de trabajo, sus ganados y
animales de trabajo, pero la mayoría
eran tan pobreticos que no tenían nada
que llevar, salvo las ilusiones, y
hacían el viaje montados en sus
albarcas, a lo largo de muchos días de
camino.
16. llevaban a sus espaldas los ajuares.
Cuando pasaban cerca de los
poblados, la gente les cerraba las
puertas como si fueran apestados, y
decían: no llevan más que los hornillos
para calentar lo que puedan afanar en
el camino, y por eso de llevar los
hornillos empezaron a llamarles “los
hornilleros”, y ese nombre les quedo
para siempre; a ellos y sus
descendientes”
17. Al tiempo, todas estas familias
tuvieron problemas con el Estado, por
cuestión de la contribución, porque
primero vinieron unos topógrafos a
medir el terreno que habían deslindado
a su libre albedrio, pero la medición se
realizó a “ojo de buen cubero” , el
agricultor decía cuatro hectáreas, pues
cuatro que anotaban, tiempo después
revisaron las mediciones y sobraba
media sierra, que lógicamente
despropio el Estado a los agricultores.
18. Este proceso de roturación y
desforestación, cortando todos los
árboles que necesitaban para sacar el
terreno nuevo y meterlo en labor para
sus huertos y plantaciones de olivas,
que entre otras cosas eran más
productivas que los pinares, transformo
en gran medida el paisaje
19. La mencionada desforestación influyo
negativamente en la ecología de la
zona. Quizá no sean ajenas a ello
las graves consecuencias, como
inundaciones por tormentas, plagas,
sequias etc., que recogen
drásticamente los documentos de la
época.
20. La fauna como la ganadería es
víctima a la vez del proceso roturador
y desforestador, o la desaparición de
especies tan simbólicas como el Oso
y el Ciervo son un ejemplo de estas
actuaciones.