Muchas personas le huyen a la palabra compromiso. Lo que no entienden es que sin que tengamos un verdadero compromiso no podremos tener éxito en al vida. El comprometernos con alguien o con algo o con una visión es una característica de madures. Un ejemplo lo tenemos en el matrimonio. La pareja ha llegado a una etapa grande en su relación cuando existe un verdadero compromiso mutuo. Otro ejemplo tenemos en esta iglesia, hemos aprendido a ser comprometidos. El estar comprometido no tan sólo funciona para lo que aquí llevamos a cabo, si no para toda nuestra vida cotidiana. Es decir, tenemos que ser comprometidos con todo lo que concierne a Dios y también con todo lo que concierne a todo lo que nos rodea. Ser comprometido será de beneficio en la iglesia, en casa, en mi célula y en mi área de trabajo.