La tercera revolución industrial se caracteriza por el dominio de la electrónica y la informática, con la mayoría de la población trabajando en oficinas en lugar de fábricas. La tecnología dominante son los chips de silicio y la disponibilidad creciente de información. Además, la sociedad empieza a percibir el impacto ambiental como un problema, investigando las consecuencias de la deforestación, emisiones y calentamiento global.