2. La arquitectura emocional se
da en México a mediados del
Siglo XX como una búsqueda
y una transición del estilo
funcionalista internacional, el
cual generó un gran cambio
en la arquitectura de
principios del mismo. Sin
embargo, dejó de ser el
resultado de un proceso de
racionalización, para
convertirse en una muestra
del abatimiento de la calidad
en aras del lucro.
3. El estilo funcionalista fue
cuestionado en México sobretodo
por la pérdida de identidad y
tradición de la arquitectura
mexicana, por la presencia de un
estilo que si bien respondía a los
propósitos de modernización
tecnológica y afinidad con el
abstraccionismo artístico del
momento, tendía cada vez más a
alejarse de temas fundamentales
para la arquitectura mexicana,
como la adecuación al clima de
cada región y la congruencia en el
uso de materiales regionales.
Goeritz: sólo si emociona, la Arquitectura
puede considerarse un arte
4. Luis Ramiro Barragán Morfín
Guadalajara, Jalisco, México; 9 de marzo de
1902 - México, D. F.; 22 de noviembre de 1988
5. Fue uno de los arquitectos mexicanos
más importantes del siglo XX y único de
su nacionalidad en obtener el Premio
Pritzker en 1980
La última etapa de la obra del
arquitecto Luís Barragán está
considerada como uno de los
ejemplos que mejor caracteriza a la
moderna arquitectura mexicana,
donde queda implícita la
arquitectura emocional, teniendo
una nueva comprensión de la
arquitectura mexicana, en la que
conjunta, por un lado, la revaloración
de la arquitectura vernácula
mediante la adopción del carácter de
los espacios influidos directamente
por los ambientes de la arquitectura
de las haciendas y conventos del
Siglo XVI, conjuntándola con
aspectos de la arquitectura islámica
(como el manejo del agua, los
jardines y el sentido de privacidad), y
la integración de la arquitectura
funcionalista internacional.
6. Para Barragán, la Arquitectura debe
satisfacer el espíritu, y es a través de un
vocabulario arquitectónico conformado
por elementos como agua, muros,
vegetación, patios, luz y color, que crea
espacios en los que uno puede sentir
distintas sensaciones, para lo cual aísla el
interior del exterior (convirtiendo el
interior en un refugio contra el bullicio del
exterior), utiliza grandes muros que
reviste de una valoración plástica
individual y, logra un magnifico manejo de
la luz y del color, donde la luz ambienta y
anima el espacio, y en ocasiones hace que
una ventana opuesta a un muro pintado
con un color intenso, lo bañe de luz y
refleje el color tiñendo toda la habitación
de este color.
7. Barragán resume la arquitectura
de su última etapa en los
siguientes puntos: rescate del
carácter de intimidad y reserva
que deben de tener los espacios
arquitectónicos internos,
aprovechamiento de los valores
ambientales a que da lugar un
sensible tratamiento de la
jardinería, el dominio visual del
paisaje, la presencia acústica del
agua y la traslación de imágenes
de la arquitectura civil de los
pueblos de Mazamitla y Corrales,
Jalisco, a su arquitectura.
8. Barragán logra un extraordinario
proceso de reinterpretación de
raíces culturales que son
retomadas en su arquitectura con
una fuerza plástica extraordinaria,
dándoles un nuevo significado.
Utiliza materiales de construcción
de la arquitectura vernácula de los
pueblos, como: repellados de
mezcla en muros, con textura
áspera y rugosa; pisos con baldosas
de barro; techos con viguería de
madera (bajo las losas); colores
intensos como el amarillo cromo,
rosa mexicano, azul añil, rojo oxido,
lila y morado bugambilia, y da un
nuevo significado a las tradiciones
artesanales mexicanas utilizando
elementos decorativos como ollas
pulqueras, cerámica de talavera o
grandes esferas de vidrio.
9. A raíz de su tercer periodo arquitectónico, es
reconocido mundialmente, ocupando un lugar
privilegiado en el desarrollo de la arquitectura
mexicana contemporánea, teniendo una
significativa influencia no sólo en la
arquitectura mexicana, sino también a nivel
internacional.
10. Dos de los arquitectos mexicanos que han continuado con el
estilo de la arquitectura emocional son Ricardo Legorreta y
Antonio Attolini Lack, comenzando a desarrollar este estilo de
la arquitectura moderna mexicana alrededor de fines de la
década de 1960.
11. Legorreta: magnánimo al utilizar el agua como elemento de arquitectura
El vocabulario arquitectónico del
arquitecto Ricardo Legorreta está
basado en elementos como muros,
patios, agua, luz, color y misterio.
En sus proyectos iníciales, Legorreta
daba una mayor importancia a la
funcionalidad del edificio, su
relación con el entorno y la forma en
que respondía a los factores
bioclimáticos. En sus trabajos
posteriores muestra mayor
preocupación por el concepto formal
y emocional del edificio.
Diferencia de Barragán, que
manejaba una escala privada y
doméstica, Legorreta se maneja en
una escala de grandes dimensiones.
Camino Real de Mariano Escobedo, en Ciudad de México
Otra diferencia con Barragán es el manejo del
agua. Barragán la manejaba en tranquilas
fuentes, como un murmullo; Legorreta, en el
Camino Real de la ciudad de México, maneja
en el acceso del hotel una fuente con un gran
movimiento donde una gran ola gira alrededor
de la fuente.
12. Attolini Lack: el agua es el vino de la arquitectura
El vocabulario arquitectónico del
arquitecto Antonio Attolini Lack
está compuesto, igual que el de
Barragán, por elementos como
luz, color y agua.
Los colores utilizados por Antonio Attolini Lack
son principalmente cuatro: blanco, azul-violeta,
ocre y terracota; generalmente el
blanco es utilizado en interiores y los otros tres
colores en exteriores; para el la relación entre
el interior y el exterior es muy importante, por
lo que abre vanos en puntos específicos
permitiendo que el espacio exterior fluya en el
interior.
Utiliza el agua en forma de
fuentes o estanques, ya que
para él, “el agua es el vino de la
arquitectura”.
Se preocupa por la relación del
edificio con su entorno, y su
respuesta a los factores
bioclimáticos.
La arquitectura de Atolini es
minimalista o austera.
El proyecto fue encargado en un
principio al arquitecto José
Villagrán pero sería drásticamente
modificado y terminado por
Antonio Attolini Lack en el año de
1967.
Iglesia de la Santa Cruz
Col. Jardines del Pedregal