1. La incómoda verdad
La falda sube para elojo atento
Del blog de Josito Montez (http://jositomontez.blogspot.com/2011/02/el-
jefe.html)/http://2.bp.blogspot.com/_gPfXA7JgTxg/TUw T7dv290I/AAAAAAAAdM4/AOf6Zb3_yw U/s1600/Impresionar-
al-Jefe.jpg
La expresión que da nombre a este artículo tiene sus orígenes en mis primeros años de ejercicio
como profesional de la Medicina, y hace referencia al hecho de que a un profesional
debidamente formado y entrenado, pequeñas señales o alteraciones en la clínica o exámenes de
la persona en estudio podrían ser claros indicadores del origen de los síntomas que justifican el
estudio. De forma casual, mi compañero de Residencia, mujeriego donde los haya, utilizó un
buen día esta frase, que prendió rápidamente en el grupo de profesionales del servicio de
Medicina Interna, jóvenes y liberales, sin los rigores y envaramiento de los ambientes
universitarios o de regiones de España donde la forma de ser de las personas está regida desde su
infancia por unas normas menos flexibles que sus vecinos del sur de España, con sus magníficos
veranos de 55ºC, que aparece como un intruso, casi de repente, un buen dia a finales de abril,
acompañando en sus quehaceres y modificando los hábitos de vida de las personas hasta los
“Tosantos” (Día de Todos los Santos), término producto de la economía lingüística que gobierna
Andalucía, fecha naturalmente acompañada de festejos y costumbres que mudan de una
localidad a otra. Mención especial para Cádiz, en cuyo mercado de abastos el arte y la venta de
alimentos se conjugan por un día, adquiriendo los productos en venta la categoría de material de
creación artística para los propietarios de los puestos de venta, que desde 1876 “disfrazan” los
alimentos de persona, a modo de carnaval naturalista y evento que además de aumentar el
volumen de negocio en el mercado, atrae a millares de turistas y curiosos, que contemplan cómo
un cerdo con manos de acelgas se encuentra al frente del mostrador, haciendo las veces de
“chicuco” en esta fecha.
No he perdido el hilo de mi narración, que por los aparentes cambios de temática estará a punto
de hacer desistir al lector. Antes bien, juzgué oportuno aliviar las mentes de quienes se
internasen en este recoveco, oscuro y húmedo, pero al tiempo con unas vistas excelentes, para
que así, una vez cautivos de mi narración, hacerles partícipes de otras observaciones de carácter
menos festivo, al tiempo que brindaba una instantánea de la Andalucía de los años 90 para
ayudarles a contextualizar una expresión tan extemporánea como la utilizada por mi amigo y
colega, así como la actitud libre de prejuicio con que fue incorporada, por su grafismo, en un
grupo profesional habitualmente menos tolerante, imagen estereotipada del médico
hospitalario.
No me considero especialmente observador, pero no puedo negar mi carácter científico y la
inagotable curiosidad que le caracteriza. Por otra parte, el hecho de no estar en España, pero al
tiempo tampoco vivir fuera de ella (vivo a poco menos de 1 hora de la frontera entre España y
Portugal, punto que marca la mitad de la distancia hasta mi apartamento de Sevilla), confiere a
quienes en esta situación nos encontramos una perspectiva especial de los acontecimientos, así
como una percepción e interpretación completamente diferente de los de quien los protagoniza
en primera persona. Y esta afirmación, por obvia, puede parecer tan intrascendente como para
Javier Rodriguez-Vera
Médico, Diplomático y
Empresario, a sus 41
años Javier Rodríguez-
Vera compagina a la
perfección sus cargos
Directivos (Viceconsul Honorario de
España en Portugal, Editor Adjunto de la
publicación "Barlavento Médico"y Director
Ejecutivo de la firma Demeraux
Medical&Consulting Ltd), con los
ejecutivos (Médico Internista y de
Cuidados Intensivos), sin por ello perder
un ápice de su extraordinaria capacidad de
transmitir una perspectiva de la realidad
forjada en el crisol de sus vastos
conocimientos en Medicina,
Macroecononomía, Psicologia, Historia,
Antropología, Sociología, Política y un
largo etcétera, que conjugados dan origen a
una lente a través de la cual se dibuja
nitidamente un panorama donde las vagas
tentativas demagógicas de cualquier signo
se disuelven, confiriendo al lector la
capacidad de observar la realidad desnuda,
sin cualquier tipo de disfraz o tinte que
ensombrezca su virginal transparencia.
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Expertos dicen que
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abusos a empleados
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El índice de
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en mayo
que, llegados a este punto, el lector pierda por completo el interés en el tema, abandonando la
lectura donde realmente comienza a mostrarnos una “incómoda realidad”, que por parecer
insignificante ha traspasado las barreras ideológicas del pueblo sin ser siquiera advertida.
La historia no consiste más que en la sorpresa, aderezada con una dosis de indignación, que sentí
al leer las recomendaciones de una persona, supuestamente, con experiencia en la materia, para
obtener el máximo beneficio en una entrevista de trabajo. El título era algo así como “La carta
de presentación personalizada y adecuada al puesto al que te postulas”, dedicada a médicos
especialistas. Me consta que en algunos países de América del Sur, la utilización del término
“postular” no es inhabitual para hacer referencia a la oferta de servicios a un eventual
contratante, que intenta dirimir cuál de las ofertas podrá producir mayor beneficio a su
empresa.
En castellano, el significado del término es mucho más restringido, pues conserva sus acepciones
de “aspirar”, pero no a cualquier cosa: un postulante puede serlo a caballero, a sacerdote o
masón. Poco más. Y como antes que santo fui pecador, y conozco todos los recovecos del
mundo empresarial, eché mano de los manuales de Psicología, Semiótica y organización
empresarial. Rápidamente tuve las respuestas que esperaba: entre otros, el argentino Leornardo
Schvarstein (Schvarstein, Leonardo Psicología social de las organizaciones: nuevos aportes; 1ª
ed. Buenos Aires: Paidós, 1991; ISBN 950-12-3245-X) actualizó mis conocimientos, a través de
la descripción de las diferentes metodologías que podrán ser utilizadas para estructurar y
compartimentalizar, cuando resulta necesario, los diferentes niveles de colaboradores,
dependiendo de su importancia relativa dentro del proceso de producción y de la oferta de
profesionales con competencias semejantes en el mercado laboral. Resumiendo un texto
brillante y esclarecedor, la utilización de determinada terminología, como “postular”,
“oportunidad de empleo”, y algunas otras atrocidades que circulan por los anuncios que las
empresas han dado en llamar “oferta de trabajo”, y yo me obstino en continuar considerando
“demanda de colaborador”, comienzan a sentar las bases de la eventual relación contractual
desde mucho antes, siquiera, de las partes conocerse, fenómeno denominado “inducción”. El
efecto en el plano psicológico consiste en un cambio de roles: el vínculo contractual deja de
constituir una relación transversal “yo aporto un bien a la empresa, la empresa me retribuye a
cambio”, para adoptar un patrón vertical, donde tras un proceso de sometimiento (postulación)
soy “admitido” a formar parte de la empresa.
Y en este momento, como si de un monólogo se tratase, me retiro, cediendo el protagonismo al
lector, a quien invito a que, una vez que con un soplo de viento ha tenido una fugaz pero
esclarecedora visión de los bronceados muslos de las maniobras psicológicas utilizadas en el
mundo de la contratación, permanezca atento o intente pasear por las publicaciones Españolas
con apartado de bolsa de trabajo donde casi siempre “hay brisa”, pues tengo la seguridad de que
en más de una ocasión “verán como sube la falda”.
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Escrito por Jav ier Rodrigu ez-V era el Lu nes, 2 5 /m ar/2 01 3 .
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