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La Guerra del Pacifico
antecedentes
En 1878, el congreso de Bolivia se aboco al estudio del
acuerdo celebrado por el gobierno en 1873. Para Bolivia, el
contrato firmado en 1873 con la Compañía de Salitres de
Antofagasta aún no estaba vigente porque los contratos sobre
recursos naturales debían aprobarse por el Congreso, de
acuerdo con la Constitución boliviana. Ello se hizo por la
Asamblea Nacional Constituyente boliviana mediante una ley,
el 14 de febrero de 1878, a condición de que se pagara un
impuesto de 10 centavos por quintal de salitre exportado por
la compañía.
Artículo Único. Se aprueba la transacción celebrada por el
ejecutivo en 27 de noviembre de 1873 con el apoderado de la
Compañía Anónima de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta a
condición de hacer efectivo, como mínimo, un impuesto de diez
centavos en quintal de salitre exportado.
      Asamblea Nacional Constituyente de Bolivia. Ley de 14 de
                                                febrero de 18783
 En lo que respecta a Chile, el cobro del impuesto de 10
 centavos sobre quintal exportado violaba el artículo IV
 del tratado de 1874. Por ello, dicho impuesto encontró
 una gran resistencia por parte de los propietarios de la
 empresa afectada y una cerrada defensa de su causa
 por parte del gobierno de Santiago, desencadenándose
 un conflicto diplomático.
Etapas
Campaña naval
A comienzos de la guerra era evidente que antes de cualquier operación militar en un
terreno tan difícil como el desierto de Atacama, debía ganarse el control de los mares.
El poder de la escuadra chilena se basaba en las fragatas blindadas gemelas, Cochrane y
Blanco Encalada, de 3560 toneladas, 6 cañones de 250 libras de avancarga, 2 de 70, y 2
de 40 libras, blindaje de 9 pulgadas, velocidad máxima de 11 nudos. El resto de la
escuadra estaba formada por las siguientes naves de madera: las corbetas
Chacabuco, O’Higgins y Esmeralda, la cañonera Magallanes y la goleta Covadonga.
La escuadra peruana basaba su poder en la fragata blindada Independencia y el monitor
Huáscar. La Independencia desplazaba 3.500 toneladas, tenía un blindaje de 4½
pulgadas, 2 cañones de 150 libras, 12 de 70, 4 de 32, 4 de 9 libras, y andar de 11 nudos a
su máxima velocidad. El monitor Huáscar desplazaba 1745 toneladas, blindaje de 4½
pulgadas, 2 cañones de 300 libras de avancarga, ubicados en la torre giratoria, y
velocidad máxima de 12 nudos, con lo cual posiblemente era la nave de combate más
moderna de la marina de guerra del Perú. Completaban la escuadra peruana los
monitores fluviales Atahualpa y Manco Cápac, la corbeta de madera Unión y la
cañonera de madera Pilcomayo. Bolivia contaba con buques de guerra como el
Guardacostas Bolívar, el Guardacostas Mcal. Sucre y las embarcaciones Laura y
Antofagasta.
Caló hondo en la opinión pública de ambos países. Los
combates navales de Iquique y Punta Gruesa le dieron
una victoria táctica al Perú: el bloqueo del puerto de
Iquique fue levantado y las naves chilenas fueron
hundidas o abandonaron el área. En el combate de
Iquique, después de que el Huáscar hundiera la
Esmeralda, Grau ayudó a los náufragos y envió un
pésame a la esposa de Arturo Prat; más tarde en Punta
Gruesa, la escuadra peruana perdió a la fragata blindada
de 3500 toneladas al encallar en unos arrecifes cuando
intentaba capturar una nave de madera de 630
toneladas, quienes continuaban en combate hasta la
llegada del Huáscar.
Campañas terrestres
Las tropas del ejército chileno iniciaron una serie de maniobras militares en las
provincias de Tarapacá, Tacna y Arica. Las victorias de Pisagua, Pampa
Germania y Dolores, a fines de 1879, aseguraron el dominio chileno sobre el
departamento de Tarapacá, así como las de Tacna y Arica en 1880. La batalla de
Tarapacá fue una victoria aliada, pero ésta no cambió el curso de los
acontecimientos a favor de los aliados, pues Bolivia se retiró de la guerra
después de la batalla del Alto de la Alianza en Tacna y Chile siguió luchando
contra el Perú.
La capital peruana vivía desconectada del resto del país y subestimó
completamente la situación bélica, lo que contribuyó a desestabilizar
completamente su clase política y a evitar una preparación efectiva para
enfrentar el desembarco chileno al sur de la ciudad. En enero de 1881, las tropas
chilenas entraron en Lima, después de las batallas de San Juan y Miraflores. En
esta última, la propia población civil defendió sin éxito la ciudad cuando el
ejército chileno atacó tres de los doce reductos. Después de la batalla, hubo
incendios y saqueos en los poblados de Chorrillos y Barranco.
Las fuerzas chilenas establecieron su autoridad y se impusieron cupos de
guerra a la población limeña. Se impuso el orden en la ciudad, en las zonas de
ocupación, y se restablecieron las actividades. Sin embargo, este orden no
evitó la salida de objetos y bienes científicos o culturales, tales como
instrumentos, herramientas, mobiliario y libros, algunos de los cuales fueron
enviados a Chile, terminando otro tanto en manos de privados de ambos
países.

El dictador Nicolás de Piérola Villena, quien se retiró de la capital para
pretender seguir gobernando desde el interior del país, fue sustituido por un
gobierno civil a cargo de Francisco García Calderón, que se negó a firmar la
entrega del Departamento de Tarapacá.
Sin posibilidades de firmar la paz, el jefe de la ocupación chilena Vicealmirante
Patricio Lynch estableció su cuartel militar en el Palacio de Pizarro en Lima y
dirigió el combate contra la resistencia peruana en la sierra, en lo que se
denomina la Campaña de la Breña o de la sierra, enfrentando abundantes
actos de sedición en la misma ciudad y, posteriormente, una resistencia
claramente organizada.
Consecuencias
El coste del conflicto en vidas humanas fue alto, sobre todo en lo que se refiere a pérdidas de
vidas civiles. Un recuento hace calcular que las bajas estuvieron entre los 14 0001 12 y 23 00013
muertos, entre civiles y militares, a lo largo de la guerra. La guerra concluyó oficialmente el 20
de octubre de 1883 con la firma del Tratado de Ancón, mediante el cual el Departamento de
Tarapacá pasó a manos chilenas permanentemente y las provincias de Arica y Tacna quedaron
bajo administración chilena por un lapso de 10 años, al cabo del cual un plebiscito decidiría si
quedaban bajo soberanía de Chile, o si volvían al Perú.
A la firma de este tratado, el Departamento de Tacna contaba con tres provincias: Tacna, Arica
y Tarata. En 1885, dos años después del tratado, Chile ocupó la provincia de Tarata, la cual fue
devuelta al Perú el 1 de septiembre de 1925 por resolución del árbitro Calvin
Coolidge, presidente de los Estados Unidos. El plebiscito previsto en el Tratado de Ancón nunca
se llevó a cabo y no fue hasta 1929 que se firmó el Tratado de Lima, que contó con la mediación
de Estados Unidos, que decidió que gran parte de la provincia de Tacna fuese devuelta al Perú
mientras que Arica y el resto quedara definitivamente en manos de Chile.
El Estado de Chile pudo iniciar un proceso de chilenización dirigido a la población de
Tacna, Arica y Tarapacá, interviniendo en las organizaciones privadas y públicas de la zona. A
inicios del siglo XX, la chilenización se hizo más intensiva y compulsiva, llegando a puntos
exacerbados hacia el primer centenario de la Independencia de Chile,14 por la actividad de
ciertos grupos de población civil chilena, de naturaleza nacionalista, que comenzaron la
creación de "ligas patrióticas" con la finalidad de desaparecer los rasgos peruanos de los
territorios de Tacna, Tarata, Arica y Tarapacá.
La paz entre Chile y Bolivia fue firmada en 1904. Sin embargo, el tratado de paz
entre ambas naciones, en el cual Bolivia definitivamente reconocía la
permanente soberanía chilena sobre el territorio previamente en disputa, ha
sido origen constante de tensiones diplomáticas entre ambos países durante el
siglo XX y comienzos del siglo XXI, debido a que Bolivia perdió toda posibilidad
de salida soberana al océano Pacífico. Tras su victoria, Chile tomó posesión no
sólo de una importante extensión territorial, sino también de enormes
depósitos salitreros, guaneros y de cupríferos. Éstos fueron adquiridos
mayoritariamente por capitales británicos, por medio de la compra de bonos
desvalorizados emitidos antes del conflicto por Perú y adquiridos a bajos
precios con préstamos de bancos chilenos, que los hacían dueños de las
salitreras. Esto ha llevado a parte de la historiografía moderna a ver a los
ingleses como instigadores ocultos de la guerra, sin pruebas concluyentes a
decir de la historiografía chilena [cita requerida]. Algunos historiadores creen
ver en algunas publicaciones de la época, inglesas y europeas en general, por
ejemplo la editorial del diario británico "The Bullonist", aparecida en
1879, como pruebas del apoyo a las aspiraciones chilenas. Por el
contrario, otros estiman que estas publicaciones se deben más bien al clima
electoral existente en Inglaterra y a la ardua disputa entre el Primer Ministro
Benjamín Disraeli, partidario de intervenir, y el liberal político británico William
Gladstone, contrario a la intervención.
El salitre fue la principal fuente de riqueza de Chile hasta el descubrimiento del
salitre sintético por los alemanes, durante la Primera Guerra Mundial.
Después de la ocupación chilena de Lima en 1881, el gobierno
argentino ordenó alistar el ejército, la compra de un blindado, de
material de guerra y la construcción de un línea férrea hasta los Andes
como vía de abastecimiento. Con ello ambos países se colocaron al
borde de una guerra, aceptando la mediación del gobierno
estadounidense.15 El 22 de octubre de 1881, se canjearon en Santiago
las ratificaciones del Tratado de límites entre Chile y Argentina, un
acuerdo con el que se definieron con precisión los límites
preexistentes entre la Argentina y Chile en la región patagónica.16 17
Con este tratado, se entendía en Chile que Argentina se comprometía
tácitamente a la neutralidad en la guerra que se libraba en el Pacífico y
que no firmaría el Tratado de Alianza Defensiva Perú–Bolivia. En
1883, Chile quedó en posesión de la Puna de Atacama de 75 000
km², que hasta entonces había pertenecido a Bolivia y la consideró de
su propiedad después del Tratado de Tregua de 1884. Sin
embargo, diversos tratados y mediaciones entre Bolivia, Argentina y
Chile concluyeron en 1889, cuando Argentina renunció a su reclamo
sobre Tarija y Chichas reconociéndolas como territorio de Bolivia, y en
1899, cuando 64 000 km² de la Puna de Atacama quedaron para la
Argentina y 11 000 km² para Chile.
Fin de la guerra
El fin de la Guerra del Pacífico se selló con la firma del Tratado de Ancón, entre Chile y Perú, el
20 de octubre de 1883. El aspecto más importante de este tratado fue la entrega definitiva a
Chile, por parte del Perú, de la provincia de Tarapacá. En lo que se refiere a las provincias de
Tacna y Arica, éstas quedaban bajo la tutela de Chile por un período de diez años, luego de
los cuales se establecería qué país se quedaría con dichos territorios por medio de un
plebiscito realizado entre sus habitantes.
Con Bolivia, Chile firmó un acuerdo en 1884 que establecía que el territorio comprendido
entre el río Loa y el paralelo 23 quedaría bajo la administración de Chile, mientras que a
Bolivia se le permitiría el acceso a los puertos de Arica y Antofagasta.
Ambos tratados dejaron asuntos pendientes que fueron aclarados en dos tratados
posteriores, firmados en 1904 con Bolivia, y en 1929 con Perú. El tratado de 1904 estableció a
perpetuidad las fronteras entre Chile y Bolivia. El territorio de Antofagasta quedó
definitivamente dentro de las fronteras chilenas pero a cambio Chile se comprometía a
construir un ferrocarril que uniera las ciudades de Arica y La Paz, y se concedía a Bolivia el
libre tránsito de comercio a través de territorio chileno.
El Tratado de Lima, firmado en 1929 solucionó el problema de las provincias de Arica y Tacna
que no se había solucionado - como se había estipulado - en 1893. Este acuerdo estableció
que Tacna quedaría bajo soberanía peruana, y Arica bajo soberanía chilena. Además, Chile
debía pagar al Perú seis millones de dólares como cumplimiento al artículo sexto del Tratado.

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  • 1. La Guerra del Pacifico
  • 2. antecedentes En 1878, el congreso de Bolivia se aboco al estudio del acuerdo celebrado por el gobierno en 1873. Para Bolivia, el contrato firmado en 1873 con la Compañía de Salitres de Antofagasta aún no estaba vigente porque los contratos sobre recursos naturales debían aprobarse por el Congreso, de acuerdo con la Constitución boliviana. Ello se hizo por la Asamblea Nacional Constituyente boliviana mediante una ley, el 14 de febrero de 1878, a condición de que se pagara un impuesto de 10 centavos por quintal de salitre exportado por la compañía.
  • 3. Artículo Único. Se aprueba la transacción celebrada por el ejecutivo en 27 de noviembre de 1873 con el apoderado de la Compañía Anónima de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta a condición de hacer efectivo, como mínimo, un impuesto de diez centavos en quintal de salitre exportado. Asamblea Nacional Constituyente de Bolivia. Ley de 14 de febrero de 18783 En lo que respecta a Chile, el cobro del impuesto de 10 centavos sobre quintal exportado violaba el artículo IV del tratado de 1874. Por ello, dicho impuesto encontró una gran resistencia por parte de los propietarios de la empresa afectada y una cerrada defensa de su causa por parte del gobierno de Santiago, desencadenándose un conflicto diplomático.
  • 4. Etapas Campaña naval A comienzos de la guerra era evidente que antes de cualquier operación militar en un terreno tan difícil como el desierto de Atacama, debía ganarse el control de los mares. El poder de la escuadra chilena se basaba en las fragatas blindadas gemelas, Cochrane y Blanco Encalada, de 3560 toneladas, 6 cañones de 250 libras de avancarga, 2 de 70, y 2 de 40 libras, blindaje de 9 pulgadas, velocidad máxima de 11 nudos. El resto de la escuadra estaba formada por las siguientes naves de madera: las corbetas Chacabuco, O’Higgins y Esmeralda, la cañonera Magallanes y la goleta Covadonga. La escuadra peruana basaba su poder en la fragata blindada Independencia y el monitor Huáscar. La Independencia desplazaba 3.500 toneladas, tenía un blindaje de 4½ pulgadas, 2 cañones de 150 libras, 12 de 70, 4 de 32, 4 de 9 libras, y andar de 11 nudos a su máxima velocidad. El monitor Huáscar desplazaba 1745 toneladas, blindaje de 4½ pulgadas, 2 cañones de 300 libras de avancarga, ubicados en la torre giratoria, y velocidad máxima de 12 nudos, con lo cual posiblemente era la nave de combate más moderna de la marina de guerra del Perú. Completaban la escuadra peruana los monitores fluviales Atahualpa y Manco Cápac, la corbeta de madera Unión y la cañonera de madera Pilcomayo. Bolivia contaba con buques de guerra como el Guardacostas Bolívar, el Guardacostas Mcal. Sucre y las embarcaciones Laura y Antofagasta.
  • 5. Caló hondo en la opinión pública de ambos países. Los combates navales de Iquique y Punta Gruesa le dieron una victoria táctica al Perú: el bloqueo del puerto de Iquique fue levantado y las naves chilenas fueron hundidas o abandonaron el área. En el combate de Iquique, después de que el Huáscar hundiera la Esmeralda, Grau ayudó a los náufragos y envió un pésame a la esposa de Arturo Prat; más tarde en Punta Gruesa, la escuadra peruana perdió a la fragata blindada de 3500 toneladas al encallar en unos arrecifes cuando intentaba capturar una nave de madera de 630 toneladas, quienes continuaban en combate hasta la llegada del Huáscar.
  • 6. Campañas terrestres Las tropas del ejército chileno iniciaron una serie de maniobras militares en las provincias de Tarapacá, Tacna y Arica. Las victorias de Pisagua, Pampa Germania y Dolores, a fines de 1879, aseguraron el dominio chileno sobre el departamento de Tarapacá, así como las de Tacna y Arica en 1880. La batalla de Tarapacá fue una victoria aliada, pero ésta no cambió el curso de los acontecimientos a favor de los aliados, pues Bolivia se retiró de la guerra después de la batalla del Alto de la Alianza en Tacna y Chile siguió luchando contra el Perú. La capital peruana vivía desconectada del resto del país y subestimó completamente la situación bélica, lo que contribuyó a desestabilizar completamente su clase política y a evitar una preparación efectiva para enfrentar el desembarco chileno al sur de la ciudad. En enero de 1881, las tropas chilenas entraron en Lima, después de las batallas de San Juan y Miraflores. En esta última, la propia población civil defendió sin éxito la ciudad cuando el ejército chileno atacó tres de los doce reductos. Después de la batalla, hubo incendios y saqueos en los poblados de Chorrillos y Barranco.
  • 7. Las fuerzas chilenas establecieron su autoridad y se impusieron cupos de guerra a la población limeña. Se impuso el orden en la ciudad, en las zonas de ocupación, y se restablecieron las actividades. Sin embargo, este orden no evitó la salida de objetos y bienes científicos o culturales, tales como instrumentos, herramientas, mobiliario y libros, algunos de los cuales fueron enviados a Chile, terminando otro tanto en manos de privados de ambos países. El dictador Nicolás de Piérola Villena, quien se retiró de la capital para pretender seguir gobernando desde el interior del país, fue sustituido por un gobierno civil a cargo de Francisco García Calderón, que se negó a firmar la entrega del Departamento de Tarapacá. Sin posibilidades de firmar la paz, el jefe de la ocupación chilena Vicealmirante Patricio Lynch estableció su cuartel militar en el Palacio de Pizarro en Lima y dirigió el combate contra la resistencia peruana en la sierra, en lo que se denomina la Campaña de la Breña o de la sierra, enfrentando abundantes actos de sedición en la misma ciudad y, posteriormente, una resistencia claramente organizada.
  • 8. Consecuencias El coste del conflicto en vidas humanas fue alto, sobre todo en lo que se refiere a pérdidas de vidas civiles. Un recuento hace calcular que las bajas estuvieron entre los 14 0001 12 y 23 00013 muertos, entre civiles y militares, a lo largo de la guerra. La guerra concluyó oficialmente el 20 de octubre de 1883 con la firma del Tratado de Ancón, mediante el cual el Departamento de Tarapacá pasó a manos chilenas permanentemente y las provincias de Arica y Tacna quedaron bajo administración chilena por un lapso de 10 años, al cabo del cual un plebiscito decidiría si quedaban bajo soberanía de Chile, o si volvían al Perú. A la firma de este tratado, el Departamento de Tacna contaba con tres provincias: Tacna, Arica y Tarata. En 1885, dos años después del tratado, Chile ocupó la provincia de Tarata, la cual fue devuelta al Perú el 1 de septiembre de 1925 por resolución del árbitro Calvin Coolidge, presidente de los Estados Unidos. El plebiscito previsto en el Tratado de Ancón nunca se llevó a cabo y no fue hasta 1929 que se firmó el Tratado de Lima, que contó con la mediación de Estados Unidos, que decidió que gran parte de la provincia de Tacna fuese devuelta al Perú mientras que Arica y el resto quedara definitivamente en manos de Chile. El Estado de Chile pudo iniciar un proceso de chilenización dirigido a la población de Tacna, Arica y Tarapacá, interviniendo en las organizaciones privadas y públicas de la zona. A inicios del siglo XX, la chilenización se hizo más intensiva y compulsiva, llegando a puntos exacerbados hacia el primer centenario de la Independencia de Chile,14 por la actividad de ciertos grupos de población civil chilena, de naturaleza nacionalista, que comenzaron la creación de "ligas patrióticas" con la finalidad de desaparecer los rasgos peruanos de los territorios de Tacna, Tarata, Arica y Tarapacá.
  • 9. La paz entre Chile y Bolivia fue firmada en 1904. Sin embargo, el tratado de paz entre ambas naciones, en el cual Bolivia definitivamente reconocía la permanente soberanía chilena sobre el territorio previamente en disputa, ha sido origen constante de tensiones diplomáticas entre ambos países durante el siglo XX y comienzos del siglo XXI, debido a que Bolivia perdió toda posibilidad de salida soberana al océano Pacífico. Tras su victoria, Chile tomó posesión no sólo de una importante extensión territorial, sino también de enormes depósitos salitreros, guaneros y de cupríferos. Éstos fueron adquiridos mayoritariamente por capitales británicos, por medio de la compra de bonos desvalorizados emitidos antes del conflicto por Perú y adquiridos a bajos precios con préstamos de bancos chilenos, que los hacían dueños de las salitreras. Esto ha llevado a parte de la historiografía moderna a ver a los ingleses como instigadores ocultos de la guerra, sin pruebas concluyentes a decir de la historiografía chilena [cita requerida]. Algunos historiadores creen ver en algunas publicaciones de la época, inglesas y europeas en general, por ejemplo la editorial del diario británico "The Bullonist", aparecida en 1879, como pruebas del apoyo a las aspiraciones chilenas. Por el contrario, otros estiman que estas publicaciones se deben más bien al clima electoral existente en Inglaterra y a la ardua disputa entre el Primer Ministro Benjamín Disraeli, partidario de intervenir, y el liberal político británico William Gladstone, contrario a la intervención. El salitre fue la principal fuente de riqueza de Chile hasta el descubrimiento del salitre sintético por los alemanes, durante la Primera Guerra Mundial.
  • 10. Después de la ocupación chilena de Lima en 1881, el gobierno argentino ordenó alistar el ejército, la compra de un blindado, de material de guerra y la construcción de un línea férrea hasta los Andes como vía de abastecimiento. Con ello ambos países se colocaron al borde de una guerra, aceptando la mediación del gobierno estadounidense.15 El 22 de octubre de 1881, se canjearon en Santiago las ratificaciones del Tratado de límites entre Chile y Argentina, un acuerdo con el que se definieron con precisión los límites preexistentes entre la Argentina y Chile en la región patagónica.16 17 Con este tratado, se entendía en Chile que Argentina se comprometía tácitamente a la neutralidad en la guerra que se libraba en el Pacífico y que no firmaría el Tratado de Alianza Defensiva Perú–Bolivia. En 1883, Chile quedó en posesión de la Puna de Atacama de 75 000 km², que hasta entonces había pertenecido a Bolivia y la consideró de su propiedad después del Tratado de Tregua de 1884. Sin embargo, diversos tratados y mediaciones entre Bolivia, Argentina y Chile concluyeron en 1889, cuando Argentina renunció a su reclamo sobre Tarija y Chichas reconociéndolas como territorio de Bolivia, y en 1899, cuando 64 000 km² de la Puna de Atacama quedaron para la Argentina y 11 000 km² para Chile.
  • 11. Fin de la guerra El fin de la Guerra del Pacífico se selló con la firma del Tratado de Ancón, entre Chile y Perú, el 20 de octubre de 1883. El aspecto más importante de este tratado fue la entrega definitiva a Chile, por parte del Perú, de la provincia de Tarapacá. En lo que se refiere a las provincias de Tacna y Arica, éstas quedaban bajo la tutela de Chile por un período de diez años, luego de los cuales se establecería qué país se quedaría con dichos territorios por medio de un plebiscito realizado entre sus habitantes. Con Bolivia, Chile firmó un acuerdo en 1884 que establecía que el territorio comprendido entre el río Loa y el paralelo 23 quedaría bajo la administración de Chile, mientras que a Bolivia se le permitiría el acceso a los puertos de Arica y Antofagasta. Ambos tratados dejaron asuntos pendientes que fueron aclarados en dos tratados posteriores, firmados en 1904 con Bolivia, y en 1929 con Perú. El tratado de 1904 estableció a perpetuidad las fronteras entre Chile y Bolivia. El territorio de Antofagasta quedó definitivamente dentro de las fronteras chilenas pero a cambio Chile se comprometía a construir un ferrocarril que uniera las ciudades de Arica y La Paz, y se concedía a Bolivia el libre tránsito de comercio a través de territorio chileno. El Tratado de Lima, firmado en 1929 solucionó el problema de las provincias de Arica y Tacna que no se había solucionado - como se había estipulado - en 1893. Este acuerdo estableció que Tacna quedaría bajo soberanía peruana, y Arica bajo soberanía chilena. Además, Chile debía pagar al Perú seis millones de dólares como cumplimiento al artículo sexto del Tratado.