3. ¿Quién puede abatir la altivez de las montañas o detener la marcha
de las estrellas? dejar que las cosas sean; he ahí la fuente de la paz.
Respetar las cosas pequeñas. Las grandes se hacen respetar por sí
solas.
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4. El amor que no se da contínuamente está muriendo lentamente.
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5. Señor, envíame cada alborada un ángel para que arranque de mi
corazón los cardos y las ortigas, por si, durante la noche, el enemigo
los hubiere plantado. pcv
6. Padre, estoy metido en el punto exacto donde se cruzan las corrientes;
no sueltes tu mano de mi mano, y no te olvides de cantarme cada
noche la canción de cuna.
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7. Ten siempre presente que la existencia es una fiesta, y el vivir, un
privilegio.
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8. Hay una planta que debes cultivar diariamente con especial cuidado y
mimo: la alegría. Cuando esta planta inunde tu casa con su fragancia,
todos tus hermanos, y hasta los peces del río, saltarán de júbilo.
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9. Esas estrellas azules y rojas parpadean desde la eternidad. Sé como
ellas: no te canses de brillar. Siembra por los campos secos y las
cumbres agrias la esperanza y la paz, aunque tus ojos no vean las
espigas doradas.
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10. Como la madre que extrema sus cuidados precisamente con el hijo
más desvalido, amarás tú esa frágil vasija que es tu persona,
precisamente por lo que y en lo que tiene de quebradiza, y la
envolverás con un abrazo de piedad y ternura. pcv
11. Perdonar a los demás es relativamente fácil. Perdonarse a sí mismo es
mucho más difícil.
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12. ¡Felices los que, en medio de la oscuridad de una noche, creyeron en
el resplandor de la luz! pcv
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Las aguas del río que pasaron no vuelven a pasar. Réquiem, pues,
sobre las hojas muertas y los archivos olvidados. Tú levanta la cabeza
y avanza hacia un mundo de alegría y esperanza.
15. El que no ha sufrido se parece a una caña de bambú: no tiene meollo,
no sabe nada. Un gran sufrimiento es como una tempestad que
devaste y arrasa una amplia comarca. Una vez que pasó la prueba, el
paisaje luce sereno y lleno de calma. pcv
16. Los que siempre se mueven en la superficies jamás sospecharán los
prodigios que se esconden en las raíces.
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18. En la verdadera relación tiene que haber integración de dos
interioridades y no absorción. Tiene que haber unión, no
identificación, porque en toda identificación cada uno pierde su
identidad.
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19. Todo es tan efímero como el rocío de la mañana. Nada permanece,
todo pasa. ¿Para qué angustiarse?
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No es la fatalidad ciega la que, como negro corcel, impone y
determina cuanto sucede a nuestro lado, ni somos hojas de otoño a
merced de las reacciones psicológicas o de los condicionamientos
21. Aquí estoy. Montado sobre este potro que es el tiempo, cada
momento que pasa es una pequeña despedida, porque estoy dejando
atrás tantas cosas que amo, y en cada momento muero un poco.
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22. Autor: Padre Ignacio Larrañaga en su libro “El sentido de la vida”
Melodía: Wonder of life en interpretación de Ernesto Cortázar
Selección de frases y presentación: Pedro Castro Velasco