1. LA ADMINISTRACIÒN DEL RIESGO OPERACIONAL
La difusión de estas pérdidas operacionales, ocasiona una reacción negativa en la
cotización del valor de la acción, que por lo regular excede a las pérdidas reportadas. El
efecto es más fuerte en Instituciones Financieras cuyos precios de la acción, reflejan
altos niveles de crecimiento a futuro. Con frecuencia los responsables en la gestión de
riesgos se preguntan: ¿cómo pueden las mejores prácticas de riesgo operativo mejorar
los procesos financieros y de crédito?, ¿Cómo pueden las preocupaciones de riesgo
operativo ser integradas a los productos de gestión y diseño de productos financieros y
de crédito?, ¿Cómo pueden los especialistas de riesgo operativo apoyar para que
exista la mejor cultura de riesgo posible en la institución financiera?. La
implementación de la Administración de Riesgo Operacional (ARO) ayuda a mejorar los
resultados y a mitigar los riesgos ante la posible ausencia de control. Sin embargo, una
encuesta de riesgo operacional realizada en mayo de 2007 por Protiviti y OpRisk &
Compliance en Estados Unidos, indica que los retos y preocupaciones a las que se
enfrentan los responsables de esta implementación son: tiempo y costo de la
implementación (61%); falta de compromiso de las unidades de negocio (48%);
dificultad para obtener información de calidad sobre las pérdidas (48%); dificultad
para alinear el capital con el riesgo (35%); aspectos de integración de sistemas (27%);
conflictos internos con otros grupos de control (25%); falta de claridad de las entidades
reguladoras (22%); falta de soporte de los ejecutivos (20%); conflictos entre
localidades por estándares regulatorios (9%) y otros (5%). Los resultados anteriores
pueden sugerir que los líderes en la gestión de riesgos no han alcanzado las
expectativas de sus líneas de negocio, lo cual conduce a preguntarse si esta misma
situación pudiera estar ocurriendo en México. La práctica de ARO debe evaluarse
continuamente hacia una mejora continua en cada uno de sus procesos, a efecto de
llegar a niveles optimizados bajo un Modelo de Madurez Continua, que le permita una
adecuada gestión de sus riesgos. A pesar de su complejidad y de los desafíos en su
implementación, la ARO avanza significativamente hacia un capital regulatorio y a
prácticas de administración de riesgos más cercanas a las consideraciones económicas,
generando oportunidades en alinear más de cerca al capital regulatorio con el capital
económico y elevar el nivel de diálogo de gestión en la materia.