1. ¿Qué es la violencia familiar?
La violencia familiar es la que se produce en el lugar que debería ser el más
seguro: El propio hogar. Sin embargo, por razones culturales, en nuestro país este
tipo de violencia, hasta hace poco tiempo, fue considerada algo natural y se
justificaba que, como medio disciplinario y correctivo, los padres golpearan y
humillaran a sus hijos, y a su vez se pensaba que un hombre estaba en su
derecho si golpeaba a su esposa. La violencia era considerada el destino de miles
de mujeres, niños y niñas, y ancianos y ancianas de nuestro país.
Desafortunadamente, aunque a nivel social se condena la violencia, hoy en día,
se sabe que el 66% de las mujeres mexicanas sufre o ha sufrido algún tipo de
violencia familiar. Muchas veces los agresores y las víctimas no alcanzan a
identificar que viven en un ambiente violento que no tienen por qué aceptar.
La violencia familiar es un delito punible
La violencia familiar se produce cuando uno de los integrantes de la familia,
abusando de su autoridad, su fuerza física y su poder, maltrata física, emocional o
sexualmente a otro de sus miembros.
La violencia familiar no se justifica bajo ninguna circunstancia y que no es sino
la expresión de abuso de poder y de cobardía.
En la actualidad la violencia familiar está tipificada como un delito y es
considerada como causal de divorcio y de limitación para el ejercicio de la patria
potestad sobre los hijos. Cuando algún adulto permite que un miembro de la
familia agreda o sea víctima pasiva de la agresión, está haciéndose cómplice de la
violencia. No hay que confundir el respeto que se debe a las figuras de autoridad
en la familia, con la sumisión indiscriminada a sus actos violentos.
La violencia se aprende
Los comportamientos violentos se aprenden y legitiman no sólo en la calle, sino
también en el seno familiar. La familia es un espacio en el que se transmiten
pautas y prácticas culturales; a través de ella se inculcan hábitos, se crean e
intercambian lazos de solidaridad y comprensión, pero también problemas y
conflictos.
La violencia familiar afecta no únicamente a aquellos miembros que son
víctimas directas de ella, sino también a quienes atestiguan los actos violentos. La
violencia entre padre y madre afecta a los hijos lesionando su autoestima y su
2. confianza en los demás y en el futuro, creándoles problemas psicológicos y
emocionales que impiden su pleno desarrollo humano.
Repercusiones de la violencia familiar
Las niñas y niños que proceden de hogares con problemas de violencia,
reproducirán las mismas conductas violentas de sus padres cuando formen sus
propios hogares. Con frecuencia los niños provenientes de hogares violentos
presentan un bajo aprovechamiento escolar y problemas de conducta.
Como es obvio, la violencia que se ejerce en los hogares repercute
negativamente en el funcionamiento de la sociedad, por lo tanto es fundamental
prevenirla y erradicarla.
Las distintas caras de la violencia
La violencia no sólo se presenta en forma de golpes. Puede expresarse como
una mirada de reproche hasta la violación y en caso extremos, la muerte.
Puede incluir:
Burlas, insultos y menosprecios.
Humillaciones en público y en privado.
Abandono y negligencia en la atención a necesidades básicas.
Coscorrones y pellizcos.
Gritos y silencios hirientes.
Amenazas y lesiones.
Abusos sexuales.
Muerte.
En distintos grados y momentos, la mayoría de las familias incurre en alguna
situación de violencia. Sin embargo, esta situación se torna en problema cuando
de manera cotidiana se recurre a la violencia como la forma habitual para
establecer contacto entre los miembros de la familia.
¿Qué hacer si se convive con una persona violenta?
3. Convivir con una persona violenta es sumamente difícil, implica un desgastante
esfuerzo físico y emocional. Aunque es muy importante hacer lo posible para
convivir sana y tranquilamente, todo tiene un límite: El de la preservación de la
integridad física y emocional de todos los miembros de la familia. Ninguno debe
estar por encima de los demás. Todos los integrantes de una familia son
igualmente importantes, aunque cada uno tenga diferentes responsabilidades y
necesidades.
No permitamos que nadie nos destruya, ni nos hagamos cómplices de la
destrucción de ningún miembro de nuestra familia. En este sentido es importante
que se tomen algunas medidas para actuar en caso de que la violencia alcance
niveles incontrolables. Si este es el caso, estas son algunas recomendaciones:
Manténgase fuera del alcance de la persona violenta, durante sus crisis
agresivas.
Acuerde una clave para comunicar, verbal o telefónicamente, a sus
familiares o amigos que se encuentra en una situación de peligro.
Tenga preparada siempre una maleta con dinero y la ropa necesaria, de
usted y sus hijos, para salir inmediatamente de su casa si se hace
necesario.
Pida a sus vecinos que llamen a la policía si escuchan gritos de ayuda.
Recuerde que la violencia familiar es un delito.
Las anteriores medidas no son la solución, sino únicamente paliativos que le
permitirán ponerse instantáneamente a salvo. Lo más importante es que usted y
su familia se acerquen a las instituciones públicas y privadas especializadas en
problemas de violencia familiar para recibir la terapia y la orientación que le
ayudarán a encontrar la mejor solución a este problema. Tome en cuenta que la
violencia familiar es un asunto que afecta a la sociedad en su conjunto y, por lo
tanto, toda la sociedad está obligada a solidarizarse con las víctimas de la
violencia.