1. La planta a partir de la cual se obtiene la marihuana y el hachís es la cánnabis sativa.
Originaria de Asia Oriental, es por ello la zona donde su consumo es más frecuente
y antiguo. Así mismo, el uso no médico del cánnabis en Europa Occidental fue
introducido por las tropas de Napoleón a principios del siglo XIX, aunque su uso en
aquella época estaba restringido a círculos intelectuales.
Aunque el consumo no médico de estas sustancias se conoce desde hace centenares
de años, su introducción masiva en el mundo occidental ocurrió en los años 60. Se
introdujo de forma masiva entre la juventud, asociándose inicialmente a actitudes
contestatarias, movimientos contraculturales y pasando después a ser una droga
más de entretenimiento.
La cánnabis sativa, es una planta con tallo erecto que crece entre uno y dos metros
de altura, con hojas palmiformes de cinco a siete segmentos largos y muy dentadas.
Hay plantas femeninas y plantas masculinas y para su cultivo óptimo se necesita un
clima cálido y húmedo. La variedad que se utiliza como droga contiene una
cantidad elevada de sustancias psicoactivas llamadas cannabinoides.
2. La resina de las plantas de cánnabis es la principal fuente de estos
principios activos. La marihuana ('grifa', 'maría' 'hierba') es la
preparación seca y triturada de flores, hojas y pequeños tallos;
generalmente se fuma sola o mezclada con tabaco, siendo la principal
forma de consumo en EEUU. El hachís ('chocolate', 'costo', 'goma') es un
exudado resinoso, concentrado de las partes más ricas de la planta que
una vez prensado se presenta en forma de pastillas para consumir; se
deshace al calor y se fuma mezclado con tabaco, siendo la principal forma
de consumo en España ('porro', 'canuto', 'petardo'). Existen también otro
tipo de preparaciones, entre ellas el aceite de hachís, que se obtiene por
un procedimiento de filtración y es una preparación más concentrada.
De todos los cannabinoides hay que destacar el THC (delta-9-
tetrahidrocannabinol) ya que se trata del principal componente
psicoactivo. En 1988 se descubrió que las membranas de ciertas células
nerviosas contenían receptores de proteína que se ligaban al THC. Una
vez fijo en su lugar, el THC desencadena una serie de reacciones celulares
que, a la larga, producen el estímulo que sienten los usuarios al fumar la
marihuana o el hachís.
3. Los efectos del cánnabis dependen en parte del tipo de preparación
(riqueza en principios activos), de la dosis utilizada, de la forma de
administración (inhalaciones prolongadas), de las características
metabólicas de la persona que lo consume, del uso conjunto de otras
sustancias como por ejemplo el alcohol y también en gran medida los
efectos dependen de la personalidad del consumidor, lugar de consumo,
compañía y ambiente.
El consumo de cánnabis produce una sensación de euforia y bienestar y
cierto grado de trastornos de la coordinación. Una persona después de
fumar marihuana o hachís notará un aumento del pulso, sensación de
enlentecimiento del tiempo, que las sensaciones tanto de gusto, olfato y
las auditivas se hacen más vivas, se altera la capacidad de concentración,
aparece risa y con dosis elevadas los cambios en la percepción y en las
sensaciones pueden resultar desagradables produciendo ansiedad e
incluso ataques de pánico.
4. El cánnabis es la droga ilegal más consumida en nuestro país. Según
los datos de la Encuesta Domiciliaria sobre Consumo de Drogas 1997,
de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, un
21.7% de la población la ha consumido alguna vez y un 4% en el
último mes. El 0.9% lo consume diariamente y la edad media de
inicio del consumo está en los 18 años. El mayor nivel de consumo se
localiza en el tramo de edad de 19 a 28 años. Según la Encuesta sobre
Drogas a la Población Escolar 1998 (Delegación del Gobierno para el
Plan Nacional sobre Drogas), el cánnabis es la droga ilegal más
consumida entre los escolares, habiéndola consumido el 17.2% de los
escolares en el último mes. Siendo más prevalente su uso entre los
chicos, el 27.7% lo ha consumido en el último año que entre las chicas
(22.8%). Si bien, en la población escolar se ha producido un
incremento del consumo de cánnabis durante el período 1996-1998,
este incremento ha sido muy inferior al experimentado durante el
período 1994-1996.
5. Los peligros para la salud del consumo de marihuana o hachís están relacionados
fundamentalmente con el consumo crónico. Interfiere con el aprendizaje, la
capacidad de concentración y el rendimiento escolar y laboral.
1.Cánnabis y trastornos psiquiátricos
Uno de los efectos indeseables más común es la aparición de crisis de ansiedad
aguda o crisis de pánico a veces con una sensación de 'volverse loco'. Los
síntomas de estas crisis desaparecen a las pocas horas según van
desapareciendo los efectos del cánnabis. Existen también casos descritos de
aparición de psicosis crónicas atribuibles al consumo de cánnabis, con conductas
extrañas de pánico y ansiedad. Algunos estudios sugieren que el consumo
prolongado de cánnabis puede disminuir la iniciativa personal y afectar al
rendimiento en el trabajo, y existen también descripciones del llamado 'síndrome a
motivacional' caracterizado por la aparición de apatía, relajación en el estilo de
vida, perdida de interés por el trabajo, por los estudios, perdida de motivaciones.
6. Efectos en los pulmones
La persona que fuma marihuana o hachís
frecuentemente puede tener los mismos problemas
respiratorios que los fumadores de tabaco. Estas
personas pueden tener tos y flemas a diario, síntomas
de bronquitis crónica, y mayor frecuencia de catarros.
El uso continuo de cánnabis puede llevar al
funcionamiento anormal del tejido pulmonar, debido a
su destrucción.
7. Efectos en la frecuencia cardíaca y la tensión arterial
Tras una dosis única aguda de cánnabis se produce un aumento de la
frecuencia cardiaca, generalmente leve. Resultados recientes indican
que la práctica de fumar marihuana e inyectarse cocaína al mismo
tiempo puede causar un marcado aumento de la frecuencia cardíaca y
la tensión arterial. En un estudio, se administró marihuana sola,
cocaína sola y luego una combinación de ambas a usuarios frecuentes
de estas dos drogas. Cada droga sola produjo efectos cardiovasculares;
al combinarlas, esos efectos se intensificaron y duraron más. La
frecuencia cardíaca de los sujetos del estudio aumentó 29 latidos por
minuto con marihuana sola y 32 latidos por minuto con cocaína sola. Al
administrarlas juntas, la frecuencia cardíaca aumentó en 49 latidos por
minuto, y ese aumento persistió por más tiempo. Las drogas se
administraron a los sujetos mientras estaban en reposo. En condiciones
normales, una persona puede fumar marihuana e inyectarse cocaína y
luego hacer algo que necesite cierta actividad física, lo cual puede
aumentar mucho el riesgo de sobrecarga del sistema cardiovascular.
8. Efectos en el embarazo
Cualquier sustancia de la que se abuse puede afectar la salud de la
madre durante el embarazo ya que este es un período en el que ella
debe cuidarse con especial atención. El abuso de sustancias puede
interferir con una nutrición y descanso adecuados, pudiendo afectar al
buen funcionamiento del sistema inmunológico. Algunos estudios han
encontrado que los bebés de madres que usaron marihuana durante el
embarazo tienden a ser más pequeños que los de las embarazadas que
no utilizaron la droga. En general, los bebés de menor tamaño tienden
a desarrollar problemas de salud. La madre lactante que consume
marihuana pasa parte del TCH a su bebé a través de la leche materna.
Las investigaciones han encontrado que el uso de la marihuana por
parte de la madre durante el primer mes de lactancia puede impedir el
desarrollo motor (control del movimiento de los músculos) del bebé.
9. Potencial adictivo
Una droga es adictiva cuando causa un deseo de
búsqueda y consumo compulsivo e incontrolable, a
pesar de los efectos adversos que produce, sociales y
sobre la salud. El cánnabis cumple con estos requisitos.
El consumo continuado de cánnabis desarrolla
dependencia psicológica en mayor o menor grado, que
depende de las características de la persona. Además,
estudios hechos en animales indican que el cánnabis
puede causar dependencia física y algunas personas
consumidoras crónicas han mostrado síntomas
(irritabilidad, temblores, insomnio) con la supresión.