Este documento describe la historia y características de Potrero Chico, un popular sitio de escalada en roca en Nuevo León, México. Originalmente cubierto por el mar, Potrero Chico comenzó a usarse como parque para cabalgar en los años 1960 cuando llegaron escaladores estadounidenses. Desde entonces, se ha convertido en el área de escalada más popular de México, atraíendo a escaladores de todo el mundo a sus impresionantes cañones y paredes de roca caliza. Además de la escalada, el documento también describe
1. imposible no amar las rocas
expertoviajes con sentidofin de semana
Por Alina Montero
Aquellosquejamáshanentendidoelplacerdetrepar, podrían acercarse
a este parque vecino a Monterrey tan sólo para admirar la impresionante sierra neoleo-
nesa. Pero al parecer eso nunca sucede: de una u otra manera, todos terminan seducidos
por las alturas.
Potrero
Chico:
Travesías • 35
2. fin de semana
A
l ver a lo lejos los cañones rocosos de
Potrero Chico, se pierde la dimensión de
las formaciones clavadas en medio del las
tierras secas de Nuevo León. El Toro llaman
a la gigantesca roca que da la cara a los viajeros que
llegan.
Alacercarsemás,unosedacuentadequeellugares
inmenso. Cualquiera que vaya con la intención de llegar
a la cima de alguna de las paredes, inevitablemente
sentirá un hueco en el estómago.
Aventureros mexicanos y extranjeros, mezclados
con los genuinos y carismáticos norteños, hacen de este
lugar la zona de escalada más popular y animada de
todo el país.
En cualquier viaje hasta aquí, no faltarán paisajes
inverosímiles, momentos de vértigo y emoción en las
rocas calizas, músculos agotados, comidas suculentas
y por supuesto, relajadas tardes de contemplación en
medio de los verdes cañones.
Y llegaron los sesenta
La historia de este sitio comienza bajo el agua. Aunque
parezca increíble, Potrero Chico alguna vez estuvo
cubierto por el mar. Por eso las paredes por las que se
escala están llenas de fósiles de pequeños organismos
que nadaron en lo que hoy es una extensa región árida.
Durante varios años, la zona fue un parque para
cabalgar o caminar al que acudía la gente del cercano
pueblo de San Nicolás Hidalgo y sus alrededores. Tiempo
después se fundó un sencillo balneario que atraía
únicamente a gente local.
Pero llegaron los famosos años sesenta del siglo
pasado y, con ellos, el deseo de integrarse pacíficamente
a la naturaleza. Así fue como en Estados Unidos se
popularizó la escalada en roca. Y pronto, muchos
exploradores, ermitaños y escaladores del norte, se
aventuraron a venir a México en busca de sitios nuevos
para practicar el deporte.
El primer registro que se tiene de escalada en
Potrero Chico es de 1960. Pero fue hasta 1989 cuando
Jeff Jackson y Alex Catlin armaron Montañismo en la
Jungla, la primera ruta de escalada deportiva en la
zona.
Jackson y Catlin fijaron en la roca pequeños, pero
resistentes, materiales metálicos llamados plaquetas o
bolts que permiten, a cualquier persona con el equipo
básico, subir por la línea, sin riesgos.
Otro personaje fundamental de esta historia es
Don Homero, quien desde los primeros años abrió
las puertas del pueblo a los escaladores y les brindó
espacios para acampar en su rancho La Quinta Santa
Graciela. Con el paso de los años, ésta se convertiría en
la posada más popular.
Rápidamente, las enormes rocas de Potrero Chico
dejaron se ser un secreto y se poblaron de trepadores
provenientes de todo el mundo, que desde aquellos años
se aferran para ascender por sus paredes.
La diversidad de los visitantes, a su vez, ha
fomentado que los servicios para recibirlos sean cada
vez mejores. Hoy en el pueblo de Hidalgo es posible
encontrar hospedaje, tiendas de alimentos y de equipo
para escalar, transporte y todo lo necesario para tener
una estancia placentera en Potrero Chico.
El placer de escalar
Las rocas de Potrero se tiñen de naranja momentos
antes de que se oculte el sol: nadie debe irse de aquí sin
haber degustado este espectáculo desde lo alto de una
de las cimas.
Las rutas que permiten llegar hasta las cumbres de
los cañones miden por lo menos 100 metros de altura.
Pero subir una vía con estas características, aquí, resulta
accesible para los escaladores de todos los niveles. Lo
único que se necesita es sacudirse el vértigo y atreverse
a vivir la experiencia. Iniciar el proceso es muy simple;
dejarlo, es casi imposible.
Cuando llega el momento de “pegarse” a la roca,
el escalador comienza a subir, apoyado únicamente
por la fuerza de las manos y los pies, buscando todas
las cavidades posibles para usarlas como puntos de
apoyo en el ascenso. El equipo con el que se cuenta no
es para facilitar la subida, sino para protegerse en caso
de caídas.
El reto consiste en terminar la vía sin ninguna caída
ni ningún descanso artificial. Y lo emocionante de este
36 • Travesías Travesías • 37
3. Travesías • 39
fin de semana
asunto es que el grado de dificultad de las rutas varía
de acuerdo con el tipo de movimientos y el tamaño de
los agarres.
Potrero es famoso por sus largas líneas. Como
pocos lugares en México, permite subir paredes que
sobresaldrían entre todos los edificios de Manhattan.
Además, las rocas tibias de Potrero son una soberbia
muestra de la naturaleza.
En este tipo de experiencia, la percepción del
tiempo y del espacio se pierden. Lo único que rodea al
equipo de escaladores son los pequeños árboles que
tiñen de verde la sierra, así como la bóveda del cielo
siempre azul. Si se pone suficiente atención se podrá
escuchar al viento silbar entre las rocas, sonido que en
el suelo nunca será igual.
Y no es sino hasta llegar a la cima cuando uno
vuelve a pensar en la civilización, pues desde las alturas
se alcanza a ver el pueblo de Hidalgo. Pero al bajar,
nada será percibido del mismo modo, comenzando por
la relación que se habrá formado entre las personas
que subieron, pues entre sus manos habrán sujetado la
vida del otro.
Más cerca del suelo
Caminar, pedalear o cabalgar por los senderos de
Potrero Chico le permitirá al viajero conocer todo tipo
de plantas desérticas y uno que otro espécimen de la
fauna norteña. Si se sube por las pendientes del lado
frontal del parque, donde se encuentra el gran megalito
llamado El Toro, se puede llegar a lugares que ofrecen
GUÍA PRÁCTICA
CUÁNDO IR
La mejor temporada para escalar en
Potrero Chico es de octubre a abril,
pues la mayoría de las vías están som-
breadas y la temperatura es templada.
Sin embargo, incluso en verano es posi-
ble hallar grandes paredes sin sol.
CÓMO LLEGAR
El parque se encuentra a 45 minutos de
Monterrey y a dos horas de la frontera
de Laredo, Texas, ambas ciudades bien
conectadas por tierra y aire.
Desde Monterrey se pude pedir un
taxi o hacer un arreglo con el sitio de
hospedaje para que lo recojan y lo lle-
ven al pueblo de San Nicolás Hidalgo.
En auto desde Monterrey, hay que
tomar la carretera 53 con destino a
Monclova. En el camino se topará con
el pueblo de San Nicolás Hidalgo. Al
llegar a la gasolinería, hay que seguir
las señales verdes que indican Parque
recreativo Potrero Chico.
Por autobús, hay que preguntar en
la estación de Monterrey por los que
se dirigen a San Nicolás Hidalgo. Estos
generalmente traen letreros que dicen
Mina. Se deberá pedir al chofer que
pare en el pueblo y de ahí tomar un taxi
rumbo al parque.
La página www.potrerokrew.com
ofrece servicios de transporte a Potre-
ro Chico, y de regreso al aeropuerto de
Monterrey y a la frontera.
CÓMO MOVERSE
Una vez en el parque, el auto no es
necesario, a menos de que se quieran
hacer paseos a lugares fuera de él. Pero
incluso en esos casos, se pude acordar
algún transporte con los encargados
del campamento.
DÓNDE DORMIR
La Posada es el lugar más cómodo para
hospedarse en Potrero Chico. Además de
verdes y privados espacios para acampar,
hay habitaciones con baño y dos casitas
con varias camas y cocina propia.
En las instalaciones hay un temaz-
cal, alberca, hamacas, cocina comuni-
taria, un restaurante que sirve comida
saludable, una tienda de abarrotes con
una buena variedad de vinos y una
boutique de equipo de escalada.
La Posada ofrece clases de yoga y
masajes, así como renta de bicicletas
para recorrer los senderos. Además,
cuenta con una buena escuela de esca-
lada.
También está la Quinta Santa Gra-
ciela (Homero’s), que originalmente
fue un rancho: desde que llegaron los
escaladores se convirtió el primer lugar
para acampar cerca de las rocas de
Potrero y hoy es un clásico.
Ofrece espacios para tiendas de
campaña, habitaciones dobles y una
cabaña equipada para seis personas.
Debido a su cercanía con la roca, tiene
muy buenas vistas de la Sierra de San
Miguel. También se organizan cabalga-
tas por la sierra y visitas a las aguas
termales.
Las fiestas en Homero’s, especial-
mente las de Día de Gracias y Año Nue-
vo, son famosas. Al ritmo de música
vistas tan impresionantes como las de algunas rutas
de escalar.
Si se acude con un guía, se puede ir en busca de las
misteriosas minas abandonadas de los alrededores.
Entre las veredas de Potrero hay también un
gigantesco árbol de 200 a 300 años de edad, que
resguarda del sol a los que se pierden y les ayuda a
encontrar el camino de regreso. Lo llaman el Roble de
Pancho Villa. Si alguien da con él, no tendrá nada de qué
preocuparse, pues regresará a casa sin problemas.
Los campamentos tienen guías, así como caballos y
bicicletas para alquilar.
Aguas y grutas
Para descansar los músculos, se puede manejar una
hora hasta las Termas de San Joaquín. Éste solía ser
un pequeño balneario natural, pero después de una
remodelación se ha convertido en un hotel spa, que
permite la entrada a visitantes.
La cálida temperatura y los minerales que contienen
las aguas, se dicen curativos para enfermedades como la
artritis o la mala circulación.
Otro paseo para quienes no se hayan cansado
de ver rocas es el de las Grutas de García. Para llegar
hay que treparse en el teleférico que conduce a este
sistema cavernoso. En sus 16 galerías, los guías explican
el origen de las estalactitas y estalagmitas que cuelgan
de las paredes. Todo el lugar está iluminado, para
que las brillantes esculturas naturales se aprecien con
claridadπ
electrónica o corridos norteños y tori-
tos mecánicos, se invita a los visitantes
a integrarse con la comunidad.
La Posada
Camino al Potrero Chico 825,
Las Pedreras, Hidalgo
T. +52 (829) 286 1164
www.elpotrerochico.com.mx
Zona de camping: 65 pesos por
persona la noche
Habitaciones dobles:
351 pesos la noche; casa chica
(dos personas): 754 pesos la noche;
casa grande (cuatro personas):
1 144 pesos la noche.
Quinta Santa Graciela
(Homero’s)
Domicilio conocido, en la calle
Camino al Potrero Chico.
climbing@elpotrerochico.com
www.elpotrerochico.com
Este sitio no tiene número, pero aproxi-
madamente a 200 metros de la entra-
da al parque hay una señal de cemento
que lo anuncia. Del lado derecho del
camino están las puertas rojas del
camping. No tienen teléfono.
DÓNDE COMER
Se puede comer buena carne asada,
tortillas de harina gigantes y una rica
variedad de quesos, la base de la comi-
da mexicana norteña, que siempre se
sirve en grandes cantidades. La oferta
también incluye los populares pollos al
carbón, que se exhiben en las calles y
llaman con su olor a los escaladores
hambrientos.
Además, algunas familias abren la
puerta de su garage e instalan puestos
de quesadillas, tacos y hamburguesas.
El mejor lugar para comer carne en
el pueblo es el Herradero. Ahí se puede
disfrutar de un buen corte a la parrilla
acompañado de queso flameado con
chorizo y pimientos, guacamole, salsa
molcajeteada de la casa y tortillas de
harina recién hechas, con una cerveza
fría. Este restaurante que durante años
ha atendido doña Amalia Treviño, entre
los hidalguenses es también conocido
como La Bola”, pues tiene en la facha-
da una gran cúpula blanca.
Restaurante El Herradero
o “La Bola”
Carretera Monterrey-Monclova
km 23
T. +52 (829) 286 0823
38 • Travesías