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Arri Etxin 
LA 
PENUMBRA 
ENTRE LO SUTIL Y VACIADO 
ALVARO KASILLAS 
18/05/2010 
Oda lanzada al aire, desde la costa al interior del perímetro que nos 
contiene, haciéndonos sensacionales; únicos unidos entre lo que nos 
define. 
I 
Que más te da 
día a día la distancia 
se escapa como una muralla. 
Dicen los espacios, 
la medida de lo inusual 
y como un resorte se nos va. 
Mucho más tiene 
lo que se mece allí… 
Quizás se desentiende 
se retira y mide
si al instante se escapa 
en el desorden confundiéndose. 
Reinventando la risa 
con unas pinzas 
muy finas de depilar 
el último vaso 
se va escarbando. 
He encontrado tú jaula. 
Cama trenzada fina 
que quiero agarrar 
desde dentro de el alma. 
Ni un murmullo 
ni una sola lagrima 
solo una calle mojada 
a la luz de la misma luna 
una taza vacía, 
un escaparate, 
y se te va la mirada. 
Te ibas corriendo 
tejiendo tus pasos 
una trenza extraña. 
Te escabullías 
mientras yo combatía 
y la noche se fugaba. 
Más allá de el rincón 
donde no se encuentra nada 
dirimiéndose en el sopor 
lo más concreto trasciende 
como un encendedor
que no tiene piedra 
y desea de la chispa 
toda su pureza. 
Cuando ya no queda nada 
te siguen los mismos pasos 
solo esperas alcanzar 
la última esquina 
dejando al doblar 
todos los sucesos 
que ahora te miran 
un vino muy suave 
que se llena de todo 
lo que ahora te vacía. 
Después, de lejos 
encima de la misma 
una idéntica nada 
que camina despacio 
como una mirada. 
Esa pincelada 
que anda muy despacio 
despistando la calma, 
como una cadena 
muy larga y extraña 
que se somete 
entre los deseos 
de amor y patria. 
Camina la añoranza 
atrapando las distancias. 
Todo se desnuda
y mudas se quedan 
las almas como las olas 
que se quejan de aire. 
Mucho más allá 
donde se quejan 
la última partícula 
se desprende de el calor 
se contiene de humedad 
y se sumerge. 
Esa pincelada 
que anda muy despacio 
llenando de música la calma 
con una mirada 
te llena de añoranza 
atrapando las distancias, 
dejando en el aire 
extrañas melodías. 
Se van… 
caminando sin prisa 
hacia ese rincón 
donde se ocupa la nada. 
Después, de lejos 
como una cadena 
se deslizan en sonrisas 
y cálidas caricias, 
y se van caminando sin prisa. 
Qué tienen todas las olas 
que se recogen a solas 
que cuando vienen todas
se van llenando las horas. 
Lentamente se van las horas 
queriéndose encontrar. 
Mucho más allá 
donde las melodías 
van llenando el alma 
todas las notas 
se van quedando quietas 
con llagas en las orillas 
que calientan las heridas 
que su recorrido 
va recortando. 
Luego cuando llegan 
sus tristes melodías 
siempre allí se quejan. 
Insinuando la esperanza 
va acariciando tus grietas 
lagrimas quietas a solas 
que me mostraran tu silueta. 
Qué tienen todas las olas 
que se recogen a solas 
que cuando vienen todas 
se van llenando las horas. 
Lentamente se van las olas 
queriéndose atrapar. 
Ya se deslizan 
las sonrisas 
con sus cálidas caricias; 
sin ninguna prisa
llenan las hierbas 
todos los campos. 
Se van caminando 
sin prisa… 
dejando en el aire 
extrañas melodías. 
Vienen las olas despacio 
recreándose en las distancias 
se quejan y se alejan 
mientras sus cantos 
recortan las orillas. 
Siempre vienen 
desde algún rincón 
muy lejano 
con llagas en las orillas 
que van dejando 
paso a paso. 
Escaleras arriba. 
Escaleras abajo, 
se ha parado 
el ascensor de oro 
que acariciabas tanto; 
un extraño acontecimiento 
a lo largo de tú brazo. 
Ya no puedes escapar 
tienes que seguir corriendo; 
dentro de tu jaula de oro 
un extraño recorrido 
para olvidar el otro lado.
Ahora vienen 
desde algún rincón 
muy lejano. 
Lentamente se van las horas 
queriéndose encontrar 
en el último resquicio 
en todo lo que sea vestido 
la base que se detiene 
en los límites de la intensidad. 
Lentamente van las horas 
queriéndose atrapar 
un hilo finísimo 
que se enciende 
y se pierde en la inmensidad. 
Como una eclosión 
en el cataclismo fino 
que recorre la imperfección 
una minúscula traza 
que aprisiona el terror. 
Una manzana recién caída 
la marca de cera 
de lo reconocido. 
En la distancia 
la partida de un barco. 
Como un único hilo 
el cataclismo puro 
de ese jardín extraño 
que tú has escogido.
Se iba la paloma 
se marchan las esquinas 
como una larga noche. 
Se te olvido la noche 
se te olvido el día. 
Lenguas de fuego 
se cansan al sol. 
Perdida la palabra 
en las crestas 
las azoteas encuentran 
todo su fulgor. 
En ese mismo momento 
se desnudan los recuerdos. 
Cimas diamantadas 
que coronan el asfalto. 
Lentamente van las horas 
queriéndose encontrar 
en el último resquicio. 
No temas el no 
mendigando los perdones, 
en las partes más sensibles 
de esa filigrana 
se visten las perlas 
de agua dulce. 
Aquella minúscula cima 
se sumerge ensimismada 
recreándose en su partitura 
llenándose de mañana. 
Adoquines y aceras
se hacinaban, pedían 
de lejos los resquicios 
en los que se encuentran 
todas las mañanas. 
Se te olvido la noche 
se te olvido el día. 
En ese momento 
las noches venideras 
visitaran la intensidad 
deseando de las horas 
todos los instantes 
que se llenan de paz. 
Lentamente van las horas 
queriéndose reencontrarse, 
cuanto tiempo perdido 
se ha vertido en la taza 
minúsculo adorno de lo imposible. 
Cuantos rayos de sol 
han rodeado el espíritu 
acariciando lo más fino, 
cuanto poco cabe en bastante 
cuando todo quiere el cielo, 
a instante…: 
Pasado, 
presente, 
futuro, 
desmenuzan su significado 
amasando en la connotación 
de la amargura lo que solo
se reconoce en la dulzura. 
Lentamente se van las horas 
deseando la tranquilidad 
reteniéndose en si mismas. 
De lo recién caído 
una mano vacía, 
reteniendo lo que es 
un cristal sucio. 
Partiendo en dos 
un trozo de hierro 
misterioso y raro 
que ni pesa 
ni llena vacios. 
En el último hueco lo único 
lo de siempre, 
en la intensidad, 
en lo que no has guardado 
la idea, ideal perfecto. 
Como cuando todo 
está en si mismo 
los ladrillos apilados 
desean modelar 
toda la traza futura 
amándose con la arena 
prometiéndose en el cemento 
todo lo que atesora 
el contenido de su espacio; 
una masa acrisolada 
que por dentro se desnuda.
Lentamente van las horas 
queriéndose encontrar 
una masa sinuosa y fina 
que contiene la realidad. 
Qué tienen todas las olas 
que se recogen a solas 
que cuando vienen todas 
se van llenando las horas. 
Mucho más allá 
donde las melodías 
ven llenando el alma 
todas las notas 
se van quedando quietas 
con llagas en las orillas 
que calientan las heridas 
que su recorrido 
va recortando 
luego cuando llegan 
sus tristes melodías 
siempre allí se quejan. 
Insinuando, la esperanza 
acariciando tus grietas 
lagrimas quietas a solas 
que me insinuaran tú silueta. 
Qué tienen todas las olas 
que se recogen a solas 
que cuando vienen todas 
se van llenando las horas. 
Lentamente se van las horas
queriéndose reencontrarse. 
Ya no puedes escapar 
tienes que seguir corriendo; 
detrás de tu farola de oro 
un extraño recorrido 
para olvidar 
el otro lado. 
Ahora vienen 
desde algún rincón 
muy lejano. 
Quien no ha visto nunca 
aunque solo sea un poco 
una sencilla flor. 
Quien no ha soltado 
una lagrima, o un lamento. 
Mucho más allá 
en todos los sentimientos 
aunque no se hayan visto nunca 
todos los momentos se contienen 
en un extraño momento 
desde dentro de una lagrima, 
desde dentro de una flor, 
cuando absolutamente todo 
te llega desde el centro 
de tú propio corazón. 
Mucho más 
como un lago 
un trozo de hormigón 
armado.
Duro, sucio 
y opaco 
el último trago. 
Mucho más 
un trozo de hormigón, 
pesado. 
Separando 
los palacios 
desde la hormigonera 
a los tejados 
como un lazo, 
separando 
el último trago, 
se ha callado 
la zapa. 
Lentamente se van las horas 
queriéndose atrapar. 
Me he sentido oscuro 
mojado y sucio 
y en la oscuridad 
me sentía negro 
mojado y sucio 
llenándome de arena 
sentía algo retorcido 
tenía mucho frio: 
Qué tienen la estrellas 
que cuando dan luz 
inducen al deseo 
mitigando la metamorfosis
clara y dinámica 
que induce a lo que subyace 
a sobre imponerse. 
Se taladran las rocas, 
se contiene en calma 
parafraseando en el fulgor 
la parte primigenia 
que dio origen a la calma. 
Camina estilizada 
recreándose en la pregunta 
una luz mortecina 
que se recrea en la playa. 
La no insistencia; 
lo mismo que el abandono 
un cheque sin fondos, 
nada de esfuerzo. 
Aquella silueta 
la forma sinuosa 
de la acera 
que adormece tú mirada: 
Un poco de espuma 
nubes llenándose 
sintiéndose cielo 
recreándose de carcajadas 
llenando de cosquillas 
las arenas de las playas. 
De las profundidades 
surgen las olas 
y las crestas que las coronan
se funden en el cielo 
transformándose sordas; 
solo el movimiento 
que las modela 
toca las fibras diáfanas 
que mueren en el día 
y solas las horas cantan. 
Lentamente se van las horas 
queriéndose encontrar. 
Quien no ha ido 
quien no ha dejado pasar 
la quietud, la espera 
para poder alcanzar 
los soles y la primavera 
como dos espejos singulares 
que reducen en tú espíritu 
la plenitud de tus sentimientos. 
Dos espejos dos cristales 
que nos llenan 
y de la esperanza 
nos atraen buscando; 
cuando se recrean 
en las ventanas 
de nuestras casas 
con la llegada de la esperanza. 
Carne, liberada en silencio 
tierra amasada, modelo… 
lo más exclusivo 
el pararrayos de lo imposible.
No se escapa el momento 
ni se asemeja a la distancia 
se divierte en ese estado 
que las flores metamorfosean 
llenando las praderas 
de palabras imposibles 
que se llenan en el agua 
de miles de cascadas. 
No tengo que contar. 
No hay heridos, 
las palabras son 
un camino suave 
un encuentro 
una verdad. 
Esa acidez 
que dirimida no amarga 
se pierde en ese lugar. 
No hay que dejar a las lágrimas 
que solas se llenen de humedad 
todas las mañanas terminan 
por tenderse a descansar. 
Qué tienen los bolsillos 
qué tienen la macetas 
los árboles, las praderas 
que tanta gente 
las ha cantado 
y nunca nos hemos enterado. 
Se camina igual 
por donde sea
si se tiene que andar. 
Lo mismo da no olvidar 
pero el que no se acuerda 
que le ha pasado 
todo le tiene, se siente 
como una isla en el mar, 
un punto que alcanzar. 
De el discurso a la respuesta 
de la vedad a la congoja 
una piedra y un muro 
una vela y el horizonte 
esa misma pregunta 
con la misma respuesta 
como una cita a ciegas 
que ni siquiera te llena; 
como hablar de el desierto 
si todo está lleno, 
olvidando que has aprendido 
que la continuidad 
también es infinita 
hagamos en el amor 
un poco de espíritu 
dando forma al fantasma 
que nos llena el alma. 
En la artesa 
que se recrea de sensación 
dirimiéndonos, como si nada 
se pelean enlazados 
el cariño y el amor
los reflejos mudos 
que en la trasparencia 
metamorfosean la luz. 
No tengo nada que contar 
ya he estado allí 
se deja en la estantería 
lo dispar, y poco a poco 
las bibliotecas se llenan 
de todo lo inusual; 
adora las diferencias 
es un disparate 
repudiarlas coraje. 
Que poco va quedando; 
cuando todos se queda 
tienes que seguir andando 
cuando todavía… 
ni siquiera has empezado. 
Te reduces esperando 
y no te has sentado 
extraña sensación 
que adorna el desencanto 
cuando se siente 
el espíritu taladrar 
y en algún lugar 
la cama te aguarda 
un lecho de piedra 
una escalera larga 
y en la estancia 
cuatro cuatros
nos llenaran de calma 
más allá de el rincón 
donde no se encuentra nada 
dirimiéndose en el sopor 
hemos dejado el vacio 
un resquicio desconocido. 
Hemos abandonado su camino 
ahora tenemos lo atómico 
pero necesitamos en la mano 
el duro y pesado filo 
de el acero limpio. 
Se han marchado 
como el tiempo 
llenándose en silencio. 
Tenemos que despertar 
para alimentar la alegría, 
mirando lo disoluto 
buscando su diferencia. 
Quizás se van 
meciéndose preciosos 
los segundos más amargos 
espiándose en agonía, 
se queda silencioso 
ese vapor anodino 
que envuelve los recuerdos. 
Islas negras 
que describen la silueta 
que corona la esperanza. 
Mudas se disuelven
intensificando la piedra 
aquellos deseos largos 
que anunciaban tu sonrisa. 
Desde las estrellas al suelo 
se precipitan los deseos, 
una escalera larga 
en un punto fijo. 
Las coronas de los ángeles 
son un destello 
ellas emulan 
lo que tú me enviabas 
u faro estirado 
que reproduce las esquinas. 
Mucho más allá 
de la distancia 
la lejanía toda 
se desnuda a solas 
tejiendo en la trasparencia 
las sonrisas opacas 
que van llenándose 
estirando sus tesoros. 
En algún lugar 
todo se ha quedado, 
nada se mueve 
y la impaciencia se llena 
de destellos acrisolados 
que reproducen 
las orillas, las aceras. 
En algún lugar…
todo ha salido 
generando los umbrales 
que separan los destinos. 
Queriéndose encontrar 
la mano se tiende; 
en el silencio, 
se extienden 
palomas que aletean 
sus finos contornos 
entre la espuma. 
Dos dardos van girando; 
incidiendo en las dianas 
las luces de las farolas 
alimentan todos los pasos 
que de la penumbra 
van escurriendo 
su balada. 
Una ráfaga cálida 
en una inmensa mañana 
que se recrea en una sonrisa 
de geranios y macetas. 
Como una pesadilla 
una vela encendida, 
dividiendo en la distancia 
las alas y las salas 
en la mitad 
como una… intensa 
ese calor extraño 
que se aprovecha
de los amantes 
recreando todos 
aquellos instantes. 
Quizás…las alas 
generaron de el contacto 
todo su vacio; 
paradas con sensaciones 
que en silencio 
alimentamos con el espíritu. 
Te recreas en silencio 
te calmas en ellos 
como una postal 
en un sello 
que degenera el pasado 
sin ningún destino. 
Lentamente se van las horas 
queriéndose encontrar. 
De el ladrillo 
a la pared 
una hoja de papel. 
La hormigonera 
un piano 
lo que tienes abajo 
todo tú espacio 
una sombra 
largada que quieres 
seguir tapando. 
Ya caen despacio 
no tienen prisa
ni siquiera espanto. 
Van porque es así 
se caen y allí están. 
En ninguna parte 
un ladrillo y un papel 
cierran el camino. 
Cuando ya se ha raseado 
y todo está impreso 
solo resta contemplarlo 
una suave gasas 
rizándose en el aire 
llenándose de él. 
El horizonte 
una plancha 
riza la gasas 
la plancha, 
se estira, 
se alarga 
se intercala. 
Puerta 
libre y limpia 
que riza las miradas. 
Cuando todo se quiere 
demasiado, simplemente 
se consiente todo; 
se intercala con algo 
que nos ha superado. 
Si tienes que llorar
recógete ene el alma; 
así… muy dentro 
lo más deseado 
nunca dejara 
en su espacio 
el rostro amargo 
de los desesperados; 
continua amando. 
Por una sola causa 
hay caídos; por nada 
todo se llena de algo. 
Se van marchando 
sin alimento 
en ese eterno llanto 
que va con los ríos 
desando el salto. 
Vienen las aguas 
un poco despacio, 
quieren la risa 
el canto, la piedra 
y cuando llegan 
allí, a lo alto… 
estiran su silueta 
discuten y gritan 
y se ríen 
después del salto. 
Tiene los ríos 
un mensaje 
que se discurre liberando
libremente su equipaje 
se llena mientras va 
corriendo por su espacio 
se retiene en las presas 
y se libera en coros 
y se llena en los remansos 
que descubren sus discursos 
regando todos los llanos. 
Lo que se sobre impone 
en el mismo acto 
repercute, la acción 
la causa, el dolor 
y el llanto… 
Cuando no se tiene 
lo que se impone 
te aclama; 
cuando surgen 
las palabras 
desde el centro 
del alma 
y se aclama 
todo se sobre impone. 
Por esa causa 
ese eterno llanto 
por una sola causa 
en el mismo acto 
lo que va con los ríos, 
te aclama. 
Para no olvidar la brisa
todo el espacio 
va por que es así, 
una sombra alargada 
desde dentro de sí. 
Así… muy dentro 
lo más deseado 
en su espacio 
se nos va marchando. 
Un poco despacio 
una hoja de papel 
no tiene prisa 
llenándose de arena. 
No son refugio las lagrimas. 
Un niño 
rompe los juguetes 
que han costado 
tanto 
y continua jugando. 
Has ido tan despacio 
que ahora quieres 
correr. 
La distancia es una plancha 
que no se puede retener. 
Hay personas que van 
rompiendo las cabezas, 
como la brisa 
que acaricia el infierno 
repercutiendo en las brasas 
que alimentan su fuego.
Hay personas que hacen. 
Hay ángeles 
sin cabeza 
que siguen velando 
los destrozos de el infierno 
en su lado más amargo 
sin alas en la espalda 
para seguirse arrastrando. 
Hay diablos sin nada 
que siguen envidiando 
las brisas suaves y el cielo 
y en su conato desesperado 
continúan trabajando. 
Que lentas se van las horas 
queriéndose atrapar. 
Se marchaba vaciado 
despejando la claridad 
aterrado se decía 
que no quería 
ni siquiera mirar 
los clavos esparcidos 
que infinitos 
con sus puntas 
encendidas 
llenaban el infinito. 
Con los pies descalzos 
temblando 
atormentado gritaba, 
¡Nunca más!, ¡Nunca más!
Desde la diana 
de sus conclusiones 
se enfrentaba 
como el último héroe 
a la metáfora asesina 
que incordiaba la lucidez 
que en sus manos 
blandía sesgando 
punta a punta 
la cantidad de clavos 
que punta arriba 
llenaba todos los campos 
que su ingenio generaba. 
Desparramaba los restos 
a uno y otro lado 
y con los pies descalzos 
sin cejar 
seguía trabajando. 
No quedan héroes 
todo se ha acabado. 
De los callos de sus manos 
se aclamaba a todos … 
todos aquellos 
que nos dejaron 
sus legados, 
una forma cotidiana 
para seguir trabajando. 
Iba llenándose la noche 
de restos metálicos
que descalzo iba 
amontonando. 
Cuando todo era opaco 
paso a paso 
seguía trabajando. 
Cuando creía 
que había terminado 
ante su estupor 
se encontró desnudo 
en la mitad de el campo, 
a sus lados las rosas 
que é había cortado 
dejaban en los rosales 
sus tallos limpios 
y pelados. 
Llorando su jardín 
en su lado más amargo 
se le habían escapado 
sus sueños más extraños. 
Atormentado esgrimía 
las heridas 
de sus manos. 
Apesadumbrado 
quería escurrir 
su lado más amargo; 
un sucedáneo de todo 
lo que no hemos soñado 
o algo parecido a aquello 
que hemos temido tanto
que ni siquiera 
lo hemos pensado. 
De las rosas de el jardín 
a la cama de faquir 
que eran sus campos. 
La sencillez desnuda 
de los rosales 
que había podado 
despedía a la sangre 
que recorrían sus manos. 
Era el héroe 
que asesinaba la metáfora 
que mataba sus encantos. 
En el centro de su bastión 
su jardín amado 
esparcía entre las nubes 
los clavos y su espanto 
desnudando en los campos 
todos los brillos metálicos. 
Tejía con sus manos 
los surcos que se encajan 
a los deseos más extraños. 
De toda la rareza 
en la mitad blandía 
las rosas con frenesí. 
Ni las hiervas, 
ni los clavos 
que llenaban 
todos los campos
le sacarían del jardín 
castillo alegórico 
que el vestía 
peleando como un paladín. 
Ni Leónidas ni Lancelot 
se habían comparado 
a la simpleza de sus manos; 
ajenas a todo 
seguían sangrando. 
De el sueño 
a la realidad, 
el estupor. 
Miraba a uno 
y a otro lado 
desnudo de todo 
quería desnudar 
todo el espanto: 
Podando su jardín 
en el infinito 
desde las rosas 
todo su llanto. 
Entre el marco 
perfecto 
lleno de calor 
el látex aduce 
mis ardientes deseos. 
Un poco mejor 
en rededor 
ojos, palabras
y todas mis intenciones. 
La panorámica 
se desnuda 
entre el motor 
y el recuerdo. 
Tras las mascaras 
todo el recuerdo 
perfecto alegato 
de todos los deseos. 
La arena… 
el sueño 
``la pesadilla´´. 
Esos días que mañana 
nunca quieres. 
Subimos el camino 
porque era así 
hacia arriba. 
Mañana será 
distinto 
una senda 
una ola 
o que se yo. 
Aun así arriba. 
Esa clase perdida 
que riega las palmeras 
para verlas distintas, 
arriba de una vez 
y los de las banderas 
mudos blandiendo
en el aire 
su mayor estupidez 
un montón de muertes 
y miles de porqués. 
Se van llenando 
como una una 
las últimas colinas 
entre pasos 
que socaban 
los jardines en los parques 
porque sus flores 
les piden agua 
y ellos quieren pasar. 
Todos quieren pasar 
y ninguno entra, 
todos quieren entrar 
nadie sabe pasar. 
Buscamos un diccionario 
y las palabras 
desaparecen despacio 
superando en el escenario 
los frutos que se llenan 
en todos los trapos. 
Ya no se 
que tienen los colores 
que cuando 
vuelan en el aire 
se erizan 
en las nucas
todos los penachos. 
Más allá 
en el infinito 
la pura verdad 
esta desnuda 
entre abriendo las piernas. 
Se tejen las ideas 
y luego se colorean 
para que el viento 
cuando las menee 
deje con suavidad 
toda su necesidad. 
Vuelan en el aire 
se van llenando 
como una una 
que quiere volar. 
Miles de palomas 
se quejan 
mientras los pájaros trinan 
sus cantos 
sin ninguna libertad. 
El mejor argumento 
una postal, 
todos miramos 
un paisaje sin igual; 
mucho más arriba 
gritos de libertad 
se echan a volar. 
Cuando quieres
y dejas de querer, 
lo último es 
y lo primero 
deja de ser. 
Tienen los trapos 
un uno 
como una marca 
que se enseña 
y cuando subes 
y sigues subiendo 
todos los trapos 
se quedan 
en el viento 
enseñando sus colores. 
Se quejan las palomas 
y los pájaros trinan. 
Se echan a volar 
todos los colores 
y los campos 
nos lloran. 
En la distancia 
un paisaje sin igual. 
No hechas a volar 
y las palomas se duermen 
esperando con ansiedad. 
La última 
ráfaga en el aire 
se tiñe de colores 
porque los pájaros
cantaban trinos de libertad. 
Se quejan las palomas 
como una una 
que quiere de verdad 
una parcela 
donde poder admirar 
los colores 
que anuncian 
en tres minutos 
su logotipo ideal. 
Aller estaba dormido 
y marchaba hacia atrás 
como tejiendo despacio 
lo que se desea 
en toda su realidad 
una porción de eso 
que cuando se llena 
en el aire 
me identifica 
con esa porción 
en el espacio 
que me llena 
de esa realidad 
que se despide 
desde allá arriba 
de la fantasía 
que se contiene 
en toda su simbología; 
más abajo se le llama
se le mira 
se le admira 
como una única 
que entre nosotros camina. 
Entre el marco perfecto 
lleno de color 
el látex 
aduce 
mis ardientes deseos. 
Un poco mejor 
en rededor 
ojos, palabras 
y toda mi intención. 
La panorámica 
se desnuda 
entre el motor 
y el recuerdo. 
Tras las mascaras 
todo el recuerdo 
perfecto alegato 
de todos los deseos 
la arena… 
la pesadilla. 
Los reflejos de látex 
se despiden 
en la línea 
que circunda 
los sueños. 
El eterno dragón
esta dormido 
sus escamas 
mimetizan 
el vicio. 
La calle 
se estrecha 
llena de diagramas. 
Palabras fuera 
palabras dentro 
de la habitación 
que espera 
una pena. 
El último, 
candidato 
a pasar un rato 
reconoce 
el látex 
dulce 
de relax 
y canto. 
Aun es de día 
y no hay actor 
para pasar 
un rato 
con no hay 
más látex 
que el que late 
durante un rato. 
Dentro de el dragón
mis sueños degeneran 
desde dentro del corazón 
aprisionando 
esos sucesos 
que el látex 
amortigua en un tlhox 
intenso y puro. 
Allí en el decorado 
todo el escenario gira 
con la boca abierta 
llena de sed… 
mucha sed. 
Lentamente se van las olas 
queriendo reencontrarse. 
Ha dejado 
las ganas 
su espacio, 
esa pequeña 
porción 
desde dentro 
de le falta, 
lo que no tienes 
vagando 
entre la espiral 
que las luces 
han ido recortando. 
No sé que tienen las horas 
que se recogen a solas 
que cuando vienen todas
se van llenando las olas. 
Lentamente se van las olas 
buscando tranquilidad. 
El último 
en aquel lugar 
sugiere el recodo 
que ya dejo 
el primero. 
Había que llegar 
el doble de espacio 
delimitándonos 
en esas escenas 
que ya han ordenado 
esos que siempre 
serán los otros. 
Las formas 
que proporcionan 
en el viaje 
más deseado 
serpentean 
entre el dragón 
y todas las ansías. 
Igual ese mismo 
espectro 
delimita toda la red 
un sucedáneo 
que no tiene parecido 
y el final 
un espacio
que séllenla 
de látex 
y mucho amor. 
Lentamente se van las olas 
aclamando su plenitud. 
Una cara oculta 
una sombra extraña. 
La última pregunta 
la primera piedra. 
El soportal 
amplio, el umbral 
la primera escalera 
lo que es en esencia 
y hemos ido equilibrando, 
como una parte de el rellano 
cuando la rima 
desgastada en el viaje 
ya no dice nada. 
La isla oscura 
recortada en el horizonte 
todo lo que su forma ocupa, 
la primera travesía. 
El velero de siempre. 
Todas las olas. 
La misma marea. 
El mismo atardecer. 
La poesía… 
toda su mentira. 
La palabra más bonita
la forma de tus labios. 
Cómo buscar 
que las palabras 
dejen en su nota 
la melodía 
caliente de acera 
en ese conato 
liberado que ensalza 
el engarce 
multicolor de la vida 
discurriendo en la calzada. 
Mucho antes 
habríamos sido 
amantes. 
Después… 
flores claras. 
No sabias lo que querías 
y le mirabas a la cara 
otra forma de crear 
tus deseos 
en la persona amada. 
En el paisaje ideal 
en la figura soñada 
desde el mismo marco 
a la intensificación 
tú idea cristalizada. 
Esto es una parte 
porque al final 
de lo que nos queda
lo que tú crees 
que creen 
lo que estas 
creyendo 
que creen. 
Mi, tu, su 
como la cera 
casi incluso excepto, 
nada concreto. 
Como la cera 
tú, incluso… 
nada concreto… 
Las ventanas 
de las casas 
son diamantes 
reteniendo la noche 
para que se quede el tiempo. 
Los barcos son una cama 
los motores de los coches una cara 
y los que tienen alma 
ven como se van las montañas. 
Campos secos viejos prados 
para los desheredados. 
Unos corren mucho 
algunos no han empezado 
y el camino se alarga 
como un gusano. 
Son las mariposas 
hilos de fino campo.
Flores inusuales 
verdes praderas 
con hierbas de hierro 
que arán los campos. 
Melodía inusual 
que se teje 
para que se llene de cristal. 
No tienes que correr 
porque nunca has llegado 
corres, y no ves 
entre las mesas vacios 
encajes de sol 
que quieren alcanzar 
en su iridiscencia 
lo inusual… 
Una diana única 
que los aromas 
desde el incienso 
han evaporado. 
No hay mañanas frescas 
se han secado los rosales. 
No hay días con lluvia 
las nubes se han cansado. 
Ya se van las notas 
gustando el agua fresca 
una partitura única 
que redimirá el llanto 
entre las paredes caídas 
que dejaba el espanto.
La ventanas son 
diamantes que rayan 
toda la noche. 
Luciérnagas hiperespaciales 
que retienen su tiempo. 
Ahora que parece 
que me despido de todo 
de la noche 
nace el día y amanece 
casi con melancolía. 
He pensado demasiado 
quebrando el otro lado 
donde todo se contiene, 
me he repetido 
en el mismo movimiento 
casi como un quejido 
la luz de la farola 
parpadeaba y me ha cogido 
como esos ojos claros 
que me han perdido. 
Como una sinfonía 
la experiencia 
ese proceso futuro 
que ahora procesas 
una lista de recados 
y las aceras llenas 
de esas formas geométricas 
que le discutirás 
escuchando a la experiencia,
una sinfonía larga y extensa. 
Tan fácil como pensar 
que mañana es algo distinto 
en el largo viaje 
de las cosas ligeras. 
Se escapan 
desde el descanso 
de las suposiciones concretas 
rectos retazos de algo 
que es mucho más largo 
que las espumas sinuosas 
de las nubes y las olas. 
Después de todo 
cuando ya no te alcanzas 
se cabalgan los espacios 
que se quedan 
clareando el cielo 
entre ola y ola. 
Le he ganado al ángel 
llenando las distancias 
de lo que el aclama. 
He llegado allí 
llenándome de todo eso 
que se llena de ti; 
déjame sentir 
en el aire 
donde las palpitaciones 
se esparcen 
llenando de iridiscencias
las noches. 
No te escapes 
no te escondas 
dirimiéndote en todo 
como lo que no se disuelve 
pero se marcha siempre 
sin dejar en su espacio 
sensación, extrañeza, 
ni ningún espanto. 
Como cada vez 
que siempre quieres 
en todo el resultado 
el lado más amargo 
de relatos parecidos 
a todo lo innecesario; 
déjate en los espacios 
suave y recostado 
no te aprietes demasiado 
ni sientas que en los campos 
las hierbas se asemejan 
a las camas de faquir 
que temes pisar descalzo. 
Cuando descubras 
que la hierba 
es algo más extraño 
deja que los martillazos 
de tú espanto 
como las plumas 
de las águilas
dejen en los campos 
clavos de verde puro 
que cabalguen los vientos 
que nos sugieren 
lo más extraño. 
La anatomía 
de la sensación 
dé a la pureza 
toda su connotación 
despejando en lo anómalo 
conclusiones tardías 
que vacían las sonrisas; 
deja en la sensación 
su estupor, realmente 
toda connotación 
se desparrama libre 
sintiéndose lo que es. 
Divaga en los parecidos 
para extraer 
de las plumas 
de las águilas 
rosales espaciales 
que nos sugieren 
de el sol 
candiles minúsculos 
de algún pequeño bureau. 
Si sigues el rastro 
de lo más extraño 
especulando en lo anodino
intentando encontrar 
lo más liviano 
de la carga 
más pesada 
sugerirás el engaño. 
Una farola oscura 
en un callejón 
muy bien iluminado. 
Como un como 
que en todo especula 
en el bolsillo 
un martillo y un clavo, 
si sigues pensando 
investigaras demasiado. 
Todo relato 
es un jardín liviano 
que con el tiempo 
se irá acabando 
como cualquier espacio 
que quiere encontrar 
su propio lugar 
los espacios hiperespaciales 
diversifican sus secuencias 
entre jardines especiales 
alcanzando la diana 
de todo el engaño. 
Lo que se quiere 
enmarcar 
se descalabra muy despacio.
Si has rastreado bien 
en las hierbas 
encontraras miles de rastros 
que de la metáfora 
hemos ido adornando 
el híper submundo 
que reconoce 
lo único que no has dado 
aquello que se retuerce 
esperando de el momento 
su propio resultado. 
Sigamos pensando 
camas de faquir ideales 
para taladrar los pies 
y seguir caminando 
así de lo más disparatado 
eclosionamos haciéndonos 
mucho más livianos 
caminando desnudaremos 
de los soles de el jardín 
crepúsculos espaciales 
que amanecerán distintos. 
Desde lo anárquico 
que se reconoce 
en el propio infinito. 
Cualquier lugar es bueno 
cualquier lugar tiene algo 
cualquier lugar está en una parte. 
En todas partes hay algo.
En todas partes hay un lugar. 
En todas partes se esconde algo. 
Algún lugar esconde una parte 
que se esconde en algún lugar 
que es parte de alguna parte.
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  • 1. Arri Etxin LA PENUMBRA ENTRE LO SUTIL Y VACIADO ALVARO KASILLAS 18/05/2010 Oda lanzada al aire, desde la costa al interior del perímetro que nos contiene, haciéndonos sensacionales; únicos unidos entre lo que nos define. I Que más te da día a día la distancia se escapa como una muralla. Dicen los espacios, la medida de lo inusual y como un resorte se nos va. Mucho más tiene lo que se mece allí… Quizás se desentiende se retira y mide
  • 2. si al instante se escapa en el desorden confundiéndose. Reinventando la risa con unas pinzas muy finas de depilar el último vaso se va escarbando. He encontrado tú jaula. Cama trenzada fina que quiero agarrar desde dentro de el alma. Ni un murmullo ni una sola lagrima solo una calle mojada a la luz de la misma luna una taza vacía, un escaparate, y se te va la mirada. Te ibas corriendo tejiendo tus pasos una trenza extraña. Te escabullías mientras yo combatía y la noche se fugaba. Más allá de el rincón donde no se encuentra nada dirimiéndose en el sopor lo más concreto trasciende como un encendedor
  • 3. que no tiene piedra y desea de la chispa toda su pureza. Cuando ya no queda nada te siguen los mismos pasos solo esperas alcanzar la última esquina dejando al doblar todos los sucesos que ahora te miran un vino muy suave que se llena de todo lo que ahora te vacía. Después, de lejos encima de la misma una idéntica nada que camina despacio como una mirada. Esa pincelada que anda muy despacio despistando la calma, como una cadena muy larga y extraña que se somete entre los deseos de amor y patria. Camina la añoranza atrapando las distancias. Todo se desnuda
  • 4. y mudas se quedan las almas como las olas que se quejan de aire. Mucho más allá donde se quejan la última partícula se desprende de el calor se contiene de humedad y se sumerge. Esa pincelada que anda muy despacio llenando de música la calma con una mirada te llena de añoranza atrapando las distancias, dejando en el aire extrañas melodías. Se van… caminando sin prisa hacia ese rincón donde se ocupa la nada. Después, de lejos como una cadena se deslizan en sonrisas y cálidas caricias, y se van caminando sin prisa. Qué tienen todas las olas que se recogen a solas que cuando vienen todas
  • 5. se van llenando las horas. Lentamente se van las horas queriéndose encontrar. Mucho más allá donde las melodías van llenando el alma todas las notas se van quedando quietas con llagas en las orillas que calientan las heridas que su recorrido va recortando. Luego cuando llegan sus tristes melodías siempre allí se quejan. Insinuando la esperanza va acariciando tus grietas lagrimas quietas a solas que me mostraran tu silueta. Qué tienen todas las olas que se recogen a solas que cuando vienen todas se van llenando las horas. Lentamente se van las olas queriéndose atrapar. Ya se deslizan las sonrisas con sus cálidas caricias; sin ninguna prisa
  • 6. llenan las hierbas todos los campos. Se van caminando sin prisa… dejando en el aire extrañas melodías. Vienen las olas despacio recreándose en las distancias se quejan y se alejan mientras sus cantos recortan las orillas. Siempre vienen desde algún rincón muy lejano con llagas en las orillas que van dejando paso a paso. Escaleras arriba. Escaleras abajo, se ha parado el ascensor de oro que acariciabas tanto; un extraño acontecimiento a lo largo de tú brazo. Ya no puedes escapar tienes que seguir corriendo; dentro de tu jaula de oro un extraño recorrido para olvidar el otro lado.
  • 7. Ahora vienen desde algún rincón muy lejano. Lentamente se van las horas queriéndose encontrar en el último resquicio en todo lo que sea vestido la base que se detiene en los límites de la intensidad. Lentamente van las horas queriéndose atrapar un hilo finísimo que se enciende y se pierde en la inmensidad. Como una eclosión en el cataclismo fino que recorre la imperfección una minúscula traza que aprisiona el terror. Una manzana recién caída la marca de cera de lo reconocido. En la distancia la partida de un barco. Como un único hilo el cataclismo puro de ese jardín extraño que tú has escogido.
  • 8. Se iba la paloma se marchan las esquinas como una larga noche. Se te olvido la noche se te olvido el día. Lenguas de fuego se cansan al sol. Perdida la palabra en las crestas las azoteas encuentran todo su fulgor. En ese mismo momento se desnudan los recuerdos. Cimas diamantadas que coronan el asfalto. Lentamente van las horas queriéndose encontrar en el último resquicio. No temas el no mendigando los perdones, en las partes más sensibles de esa filigrana se visten las perlas de agua dulce. Aquella minúscula cima se sumerge ensimismada recreándose en su partitura llenándose de mañana. Adoquines y aceras
  • 9. se hacinaban, pedían de lejos los resquicios en los que se encuentran todas las mañanas. Se te olvido la noche se te olvido el día. En ese momento las noches venideras visitaran la intensidad deseando de las horas todos los instantes que se llenan de paz. Lentamente van las horas queriéndose reencontrarse, cuanto tiempo perdido se ha vertido en la taza minúsculo adorno de lo imposible. Cuantos rayos de sol han rodeado el espíritu acariciando lo más fino, cuanto poco cabe en bastante cuando todo quiere el cielo, a instante…: Pasado, presente, futuro, desmenuzan su significado amasando en la connotación de la amargura lo que solo
  • 10. se reconoce en la dulzura. Lentamente se van las horas deseando la tranquilidad reteniéndose en si mismas. De lo recién caído una mano vacía, reteniendo lo que es un cristal sucio. Partiendo en dos un trozo de hierro misterioso y raro que ni pesa ni llena vacios. En el último hueco lo único lo de siempre, en la intensidad, en lo que no has guardado la idea, ideal perfecto. Como cuando todo está en si mismo los ladrillos apilados desean modelar toda la traza futura amándose con la arena prometiéndose en el cemento todo lo que atesora el contenido de su espacio; una masa acrisolada que por dentro se desnuda.
  • 11. Lentamente van las horas queriéndose encontrar una masa sinuosa y fina que contiene la realidad. Qué tienen todas las olas que se recogen a solas que cuando vienen todas se van llenando las horas. Mucho más allá donde las melodías ven llenando el alma todas las notas se van quedando quietas con llagas en las orillas que calientan las heridas que su recorrido va recortando luego cuando llegan sus tristes melodías siempre allí se quejan. Insinuando, la esperanza acariciando tus grietas lagrimas quietas a solas que me insinuaran tú silueta. Qué tienen todas las olas que se recogen a solas que cuando vienen todas se van llenando las horas. Lentamente se van las horas
  • 12. queriéndose reencontrarse. Ya no puedes escapar tienes que seguir corriendo; detrás de tu farola de oro un extraño recorrido para olvidar el otro lado. Ahora vienen desde algún rincón muy lejano. Quien no ha visto nunca aunque solo sea un poco una sencilla flor. Quien no ha soltado una lagrima, o un lamento. Mucho más allá en todos los sentimientos aunque no se hayan visto nunca todos los momentos se contienen en un extraño momento desde dentro de una lagrima, desde dentro de una flor, cuando absolutamente todo te llega desde el centro de tú propio corazón. Mucho más como un lago un trozo de hormigón armado.
  • 13. Duro, sucio y opaco el último trago. Mucho más un trozo de hormigón, pesado. Separando los palacios desde la hormigonera a los tejados como un lazo, separando el último trago, se ha callado la zapa. Lentamente se van las horas queriéndose atrapar. Me he sentido oscuro mojado y sucio y en la oscuridad me sentía negro mojado y sucio llenándome de arena sentía algo retorcido tenía mucho frio: Qué tienen la estrellas que cuando dan luz inducen al deseo mitigando la metamorfosis
  • 14. clara y dinámica que induce a lo que subyace a sobre imponerse. Se taladran las rocas, se contiene en calma parafraseando en el fulgor la parte primigenia que dio origen a la calma. Camina estilizada recreándose en la pregunta una luz mortecina que se recrea en la playa. La no insistencia; lo mismo que el abandono un cheque sin fondos, nada de esfuerzo. Aquella silueta la forma sinuosa de la acera que adormece tú mirada: Un poco de espuma nubes llenándose sintiéndose cielo recreándose de carcajadas llenando de cosquillas las arenas de las playas. De las profundidades surgen las olas y las crestas que las coronan
  • 15. se funden en el cielo transformándose sordas; solo el movimiento que las modela toca las fibras diáfanas que mueren en el día y solas las horas cantan. Lentamente se van las horas queriéndose encontrar. Quien no ha ido quien no ha dejado pasar la quietud, la espera para poder alcanzar los soles y la primavera como dos espejos singulares que reducen en tú espíritu la plenitud de tus sentimientos. Dos espejos dos cristales que nos llenan y de la esperanza nos atraen buscando; cuando se recrean en las ventanas de nuestras casas con la llegada de la esperanza. Carne, liberada en silencio tierra amasada, modelo… lo más exclusivo el pararrayos de lo imposible.
  • 16. No se escapa el momento ni se asemeja a la distancia se divierte en ese estado que las flores metamorfosean llenando las praderas de palabras imposibles que se llenan en el agua de miles de cascadas. No tengo que contar. No hay heridos, las palabras son un camino suave un encuentro una verdad. Esa acidez que dirimida no amarga se pierde en ese lugar. No hay que dejar a las lágrimas que solas se llenen de humedad todas las mañanas terminan por tenderse a descansar. Qué tienen los bolsillos qué tienen la macetas los árboles, las praderas que tanta gente las ha cantado y nunca nos hemos enterado. Se camina igual por donde sea
  • 17. si se tiene que andar. Lo mismo da no olvidar pero el que no se acuerda que le ha pasado todo le tiene, se siente como una isla en el mar, un punto que alcanzar. De el discurso a la respuesta de la vedad a la congoja una piedra y un muro una vela y el horizonte esa misma pregunta con la misma respuesta como una cita a ciegas que ni siquiera te llena; como hablar de el desierto si todo está lleno, olvidando que has aprendido que la continuidad también es infinita hagamos en el amor un poco de espíritu dando forma al fantasma que nos llena el alma. En la artesa que se recrea de sensación dirimiéndonos, como si nada se pelean enlazados el cariño y el amor
  • 18. los reflejos mudos que en la trasparencia metamorfosean la luz. No tengo nada que contar ya he estado allí se deja en la estantería lo dispar, y poco a poco las bibliotecas se llenan de todo lo inusual; adora las diferencias es un disparate repudiarlas coraje. Que poco va quedando; cuando todos se queda tienes que seguir andando cuando todavía… ni siquiera has empezado. Te reduces esperando y no te has sentado extraña sensación que adorna el desencanto cuando se siente el espíritu taladrar y en algún lugar la cama te aguarda un lecho de piedra una escalera larga y en la estancia cuatro cuatros
  • 19. nos llenaran de calma más allá de el rincón donde no se encuentra nada dirimiéndose en el sopor hemos dejado el vacio un resquicio desconocido. Hemos abandonado su camino ahora tenemos lo atómico pero necesitamos en la mano el duro y pesado filo de el acero limpio. Se han marchado como el tiempo llenándose en silencio. Tenemos que despertar para alimentar la alegría, mirando lo disoluto buscando su diferencia. Quizás se van meciéndose preciosos los segundos más amargos espiándose en agonía, se queda silencioso ese vapor anodino que envuelve los recuerdos. Islas negras que describen la silueta que corona la esperanza. Mudas se disuelven
  • 20. intensificando la piedra aquellos deseos largos que anunciaban tu sonrisa. Desde las estrellas al suelo se precipitan los deseos, una escalera larga en un punto fijo. Las coronas de los ángeles son un destello ellas emulan lo que tú me enviabas u faro estirado que reproduce las esquinas. Mucho más allá de la distancia la lejanía toda se desnuda a solas tejiendo en la trasparencia las sonrisas opacas que van llenándose estirando sus tesoros. En algún lugar todo se ha quedado, nada se mueve y la impaciencia se llena de destellos acrisolados que reproducen las orillas, las aceras. En algún lugar…
  • 21. todo ha salido generando los umbrales que separan los destinos. Queriéndose encontrar la mano se tiende; en el silencio, se extienden palomas que aletean sus finos contornos entre la espuma. Dos dardos van girando; incidiendo en las dianas las luces de las farolas alimentan todos los pasos que de la penumbra van escurriendo su balada. Una ráfaga cálida en una inmensa mañana que se recrea en una sonrisa de geranios y macetas. Como una pesadilla una vela encendida, dividiendo en la distancia las alas y las salas en la mitad como una… intensa ese calor extraño que se aprovecha
  • 22. de los amantes recreando todos aquellos instantes. Quizás…las alas generaron de el contacto todo su vacio; paradas con sensaciones que en silencio alimentamos con el espíritu. Te recreas en silencio te calmas en ellos como una postal en un sello que degenera el pasado sin ningún destino. Lentamente se van las horas queriéndose encontrar. De el ladrillo a la pared una hoja de papel. La hormigonera un piano lo que tienes abajo todo tú espacio una sombra largada que quieres seguir tapando. Ya caen despacio no tienen prisa
  • 23. ni siquiera espanto. Van porque es así se caen y allí están. En ninguna parte un ladrillo y un papel cierran el camino. Cuando ya se ha raseado y todo está impreso solo resta contemplarlo una suave gasas rizándose en el aire llenándose de él. El horizonte una plancha riza la gasas la plancha, se estira, se alarga se intercala. Puerta libre y limpia que riza las miradas. Cuando todo se quiere demasiado, simplemente se consiente todo; se intercala con algo que nos ha superado. Si tienes que llorar
  • 24. recógete ene el alma; así… muy dentro lo más deseado nunca dejara en su espacio el rostro amargo de los desesperados; continua amando. Por una sola causa hay caídos; por nada todo se llena de algo. Se van marchando sin alimento en ese eterno llanto que va con los ríos desando el salto. Vienen las aguas un poco despacio, quieren la risa el canto, la piedra y cuando llegan allí, a lo alto… estiran su silueta discuten y gritan y se ríen después del salto. Tiene los ríos un mensaje que se discurre liberando
  • 25. libremente su equipaje se llena mientras va corriendo por su espacio se retiene en las presas y se libera en coros y se llena en los remansos que descubren sus discursos regando todos los llanos. Lo que se sobre impone en el mismo acto repercute, la acción la causa, el dolor y el llanto… Cuando no se tiene lo que se impone te aclama; cuando surgen las palabras desde el centro del alma y se aclama todo se sobre impone. Por esa causa ese eterno llanto por una sola causa en el mismo acto lo que va con los ríos, te aclama. Para no olvidar la brisa
  • 26. todo el espacio va por que es así, una sombra alargada desde dentro de sí. Así… muy dentro lo más deseado en su espacio se nos va marchando. Un poco despacio una hoja de papel no tiene prisa llenándose de arena. No son refugio las lagrimas. Un niño rompe los juguetes que han costado tanto y continua jugando. Has ido tan despacio que ahora quieres correr. La distancia es una plancha que no se puede retener. Hay personas que van rompiendo las cabezas, como la brisa que acaricia el infierno repercutiendo en las brasas que alimentan su fuego.
  • 27. Hay personas que hacen. Hay ángeles sin cabeza que siguen velando los destrozos de el infierno en su lado más amargo sin alas en la espalda para seguirse arrastrando. Hay diablos sin nada que siguen envidiando las brisas suaves y el cielo y en su conato desesperado continúan trabajando. Que lentas se van las horas queriéndose atrapar. Se marchaba vaciado despejando la claridad aterrado se decía que no quería ni siquiera mirar los clavos esparcidos que infinitos con sus puntas encendidas llenaban el infinito. Con los pies descalzos temblando atormentado gritaba, ¡Nunca más!, ¡Nunca más!
  • 28. Desde la diana de sus conclusiones se enfrentaba como el último héroe a la metáfora asesina que incordiaba la lucidez que en sus manos blandía sesgando punta a punta la cantidad de clavos que punta arriba llenaba todos los campos que su ingenio generaba. Desparramaba los restos a uno y otro lado y con los pies descalzos sin cejar seguía trabajando. No quedan héroes todo se ha acabado. De los callos de sus manos se aclamaba a todos … todos aquellos que nos dejaron sus legados, una forma cotidiana para seguir trabajando. Iba llenándose la noche de restos metálicos
  • 29. que descalzo iba amontonando. Cuando todo era opaco paso a paso seguía trabajando. Cuando creía que había terminado ante su estupor se encontró desnudo en la mitad de el campo, a sus lados las rosas que é había cortado dejaban en los rosales sus tallos limpios y pelados. Llorando su jardín en su lado más amargo se le habían escapado sus sueños más extraños. Atormentado esgrimía las heridas de sus manos. Apesadumbrado quería escurrir su lado más amargo; un sucedáneo de todo lo que no hemos soñado o algo parecido a aquello que hemos temido tanto
  • 30. que ni siquiera lo hemos pensado. De las rosas de el jardín a la cama de faquir que eran sus campos. La sencillez desnuda de los rosales que había podado despedía a la sangre que recorrían sus manos. Era el héroe que asesinaba la metáfora que mataba sus encantos. En el centro de su bastión su jardín amado esparcía entre las nubes los clavos y su espanto desnudando en los campos todos los brillos metálicos. Tejía con sus manos los surcos que se encajan a los deseos más extraños. De toda la rareza en la mitad blandía las rosas con frenesí. Ni las hiervas, ni los clavos que llenaban todos los campos
  • 31. le sacarían del jardín castillo alegórico que el vestía peleando como un paladín. Ni Leónidas ni Lancelot se habían comparado a la simpleza de sus manos; ajenas a todo seguían sangrando. De el sueño a la realidad, el estupor. Miraba a uno y a otro lado desnudo de todo quería desnudar todo el espanto: Podando su jardín en el infinito desde las rosas todo su llanto. Entre el marco perfecto lleno de calor el látex aduce mis ardientes deseos. Un poco mejor en rededor ojos, palabras
  • 32. y todas mis intenciones. La panorámica se desnuda entre el motor y el recuerdo. Tras las mascaras todo el recuerdo perfecto alegato de todos los deseos. La arena… el sueño ``la pesadilla´´. Esos días que mañana nunca quieres. Subimos el camino porque era así hacia arriba. Mañana será distinto una senda una ola o que se yo. Aun así arriba. Esa clase perdida que riega las palmeras para verlas distintas, arriba de una vez y los de las banderas mudos blandiendo
  • 33. en el aire su mayor estupidez un montón de muertes y miles de porqués. Se van llenando como una una las últimas colinas entre pasos que socaban los jardines en los parques porque sus flores les piden agua y ellos quieren pasar. Todos quieren pasar y ninguno entra, todos quieren entrar nadie sabe pasar. Buscamos un diccionario y las palabras desaparecen despacio superando en el escenario los frutos que se llenan en todos los trapos. Ya no se que tienen los colores que cuando vuelan en el aire se erizan en las nucas
  • 34. todos los penachos. Más allá en el infinito la pura verdad esta desnuda entre abriendo las piernas. Se tejen las ideas y luego se colorean para que el viento cuando las menee deje con suavidad toda su necesidad. Vuelan en el aire se van llenando como una una que quiere volar. Miles de palomas se quejan mientras los pájaros trinan sus cantos sin ninguna libertad. El mejor argumento una postal, todos miramos un paisaje sin igual; mucho más arriba gritos de libertad se echan a volar. Cuando quieres
  • 35. y dejas de querer, lo último es y lo primero deja de ser. Tienen los trapos un uno como una marca que se enseña y cuando subes y sigues subiendo todos los trapos se quedan en el viento enseñando sus colores. Se quejan las palomas y los pájaros trinan. Se echan a volar todos los colores y los campos nos lloran. En la distancia un paisaje sin igual. No hechas a volar y las palomas se duermen esperando con ansiedad. La última ráfaga en el aire se tiñe de colores porque los pájaros
  • 36. cantaban trinos de libertad. Se quejan las palomas como una una que quiere de verdad una parcela donde poder admirar los colores que anuncian en tres minutos su logotipo ideal. Aller estaba dormido y marchaba hacia atrás como tejiendo despacio lo que se desea en toda su realidad una porción de eso que cuando se llena en el aire me identifica con esa porción en el espacio que me llena de esa realidad que se despide desde allá arriba de la fantasía que se contiene en toda su simbología; más abajo se le llama
  • 37. se le mira se le admira como una única que entre nosotros camina. Entre el marco perfecto lleno de color el látex aduce mis ardientes deseos. Un poco mejor en rededor ojos, palabras y toda mi intención. La panorámica se desnuda entre el motor y el recuerdo. Tras las mascaras todo el recuerdo perfecto alegato de todos los deseos la arena… la pesadilla. Los reflejos de látex se despiden en la línea que circunda los sueños. El eterno dragón
  • 38. esta dormido sus escamas mimetizan el vicio. La calle se estrecha llena de diagramas. Palabras fuera palabras dentro de la habitación que espera una pena. El último, candidato a pasar un rato reconoce el látex dulce de relax y canto. Aun es de día y no hay actor para pasar un rato con no hay más látex que el que late durante un rato. Dentro de el dragón
  • 39. mis sueños degeneran desde dentro del corazón aprisionando esos sucesos que el látex amortigua en un tlhox intenso y puro. Allí en el decorado todo el escenario gira con la boca abierta llena de sed… mucha sed. Lentamente se van las olas queriendo reencontrarse. Ha dejado las ganas su espacio, esa pequeña porción desde dentro de le falta, lo que no tienes vagando entre la espiral que las luces han ido recortando. No sé que tienen las horas que se recogen a solas que cuando vienen todas
  • 40. se van llenando las olas. Lentamente se van las olas buscando tranquilidad. El último en aquel lugar sugiere el recodo que ya dejo el primero. Había que llegar el doble de espacio delimitándonos en esas escenas que ya han ordenado esos que siempre serán los otros. Las formas que proporcionan en el viaje más deseado serpentean entre el dragón y todas las ansías. Igual ese mismo espectro delimita toda la red un sucedáneo que no tiene parecido y el final un espacio
  • 41. que séllenla de látex y mucho amor. Lentamente se van las olas aclamando su plenitud. Una cara oculta una sombra extraña. La última pregunta la primera piedra. El soportal amplio, el umbral la primera escalera lo que es en esencia y hemos ido equilibrando, como una parte de el rellano cuando la rima desgastada en el viaje ya no dice nada. La isla oscura recortada en el horizonte todo lo que su forma ocupa, la primera travesía. El velero de siempre. Todas las olas. La misma marea. El mismo atardecer. La poesía… toda su mentira. La palabra más bonita
  • 42. la forma de tus labios. Cómo buscar que las palabras dejen en su nota la melodía caliente de acera en ese conato liberado que ensalza el engarce multicolor de la vida discurriendo en la calzada. Mucho antes habríamos sido amantes. Después… flores claras. No sabias lo que querías y le mirabas a la cara otra forma de crear tus deseos en la persona amada. En el paisaje ideal en la figura soñada desde el mismo marco a la intensificación tú idea cristalizada. Esto es una parte porque al final de lo que nos queda
  • 43. lo que tú crees que creen lo que estas creyendo que creen. Mi, tu, su como la cera casi incluso excepto, nada concreto. Como la cera tú, incluso… nada concreto… Las ventanas de las casas son diamantes reteniendo la noche para que se quede el tiempo. Los barcos son una cama los motores de los coches una cara y los que tienen alma ven como se van las montañas. Campos secos viejos prados para los desheredados. Unos corren mucho algunos no han empezado y el camino se alarga como un gusano. Son las mariposas hilos de fino campo.
  • 44. Flores inusuales verdes praderas con hierbas de hierro que arán los campos. Melodía inusual que se teje para que se llene de cristal. No tienes que correr porque nunca has llegado corres, y no ves entre las mesas vacios encajes de sol que quieren alcanzar en su iridiscencia lo inusual… Una diana única que los aromas desde el incienso han evaporado. No hay mañanas frescas se han secado los rosales. No hay días con lluvia las nubes se han cansado. Ya se van las notas gustando el agua fresca una partitura única que redimirá el llanto entre las paredes caídas que dejaba el espanto.
  • 45. La ventanas son diamantes que rayan toda la noche. Luciérnagas hiperespaciales que retienen su tiempo. Ahora que parece que me despido de todo de la noche nace el día y amanece casi con melancolía. He pensado demasiado quebrando el otro lado donde todo se contiene, me he repetido en el mismo movimiento casi como un quejido la luz de la farola parpadeaba y me ha cogido como esos ojos claros que me han perdido. Como una sinfonía la experiencia ese proceso futuro que ahora procesas una lista de recados y las aceras llenas de esas formas geométricas que le discutirás escuchando a la experiencia,
  • 46. una sinfonía larga y extensa. Tan fácil como pensar que mañana es algo distinto en el largo viaje de las cosas ligeras. Se escapan desde el descanso de las suposiciones concretas rectos retazos de algo que es mucho más largo que las espumas sinuosas de las nubes y las olas. Después de todo cuando ya no te alcanzas se cabalgan los espacios que se quedan clareando el cielo entre ola y ola. Le he ganado al ángel llenando las distancias de lo que el aclama. He llegado allí llenándome de todo eso que se llena de ti; déjame sentir en el aire donde las palpitaciones se esparcen llenando de iridiscencias
  • 47. las noches. No te escapes no te escondas dirimiéndote en todo como lo que no se disuelve pero se marcha siempre sin dejar en su espacio sensación, extrañeza, ni ningún espanto. Como cada vez que siempre quieres en todo el resultado el lado más amargo de relatos parecidos a todo lo innecesario; déjate en los espacios suave y recostado no te aprietes demasiado ni sientas que en los campos las hierbas se asemejan a las camas de faquir que temes pisar descalzo. Cuando descubras que la hierba es algo más extraño deja que los martillazos de tú espanto como las plumas de las águilas
  • 48. dejen en los campos clavos de verde puro que cabalguen los vientos que nos sugieren lo más extraño. La anatomía de la sensación dé a la pureza toda su connotación despejando en lo anómalo conclusiones tardías que vacían las sonrisas; deja en la sensación su estupor, realmente toda connotación se desparrama libre sintiéndose lo que es. Divaga en los parecidos para extraer de las plumas de las águilas rosales espaciales que nos sugieren de el sol candiles minúsculos de algún pequeño bureau. Si sigues el rastro de lo más extraño especulando en lo anodino
  • 49. intentando encontrar lo más liviano de la carga más pesada sugerirás el engaño. Una farola oscura en un callejón muy bien iluminado. Como un como que en todo especula en el bolsillo un martillo y un clavo, si sigues pensando investigaras demasiado. Todo relato es un jardín liviano que con el tiempo se irá acabando como cualquier espacio que quiere encontrar su propio lugar los espacios hiperespaciales diversifican sus secuencias entre jardines especiales alcanzando la diana de todo el engaño. Lo que se quiere enmarcar se descalabra muy despacio.
  • 50. Si has rastreado bien en las hierbas encontraras miles de rastros que de la metáfora hemos ido adornando el híper submundo que reconoce lo único que no has dado aquello que se retuerce esperando de el momento su propio resultado. Sigamos pensando camas de faquir ideales para taladrar los pies y seguir caminando así de lo más disparatado eclosionamos haciéndonos mucho más livianos caminando desnudaremos de los soles de el jardín crepúsculos espaciales que amanecerán distintos. Desde lo anárquico que se reconoce en el propio infinito. Cualquier lugar es bueno cualquier lugar tiene algo cualquier lugar está en una parte. En todas partes hay algo.
  • 51. En todas partes hay un lugar. En todas partes se esconde algo. Algún lugar esconde una parte que se esconde en algún lugar que es parte de alguna parte.