Visita de trabajo a las provincias de azuay y caña1 1
Word carnaval
1. AÑOS 80, NACIMIENTO.
Después de reuniones entre los padres de familia, la juventud y el
ayuntamiento, en febrero de 1985, vuelven a Villafranca los
carnavales, como podemos constatar con un primer pequeño
programa que se elabora y consta en el acta del pleno correspondiente.
Conforme van pasando los años, va aumentando el número de grupos
participantes. Se celebran concursos por la noche en la plaza,
repartiendo tres premios generales.
AÑOS 90.- CRECIMIENTO
Cada año hay más participación y por ende la asistencia de
visitantes va ascendiendo. Con la intención de potenciar más
todavía el ambiente de dicho fin de semana, a instancia de la
juventud, se decide retrasar la fecha de celebración una semana más
tarde de lo que marca el calendario eclesiástico. Los años siguientes,
la cantidad de público aumenta, sobre todo por la noche.
Empiezan a aparecer las carrozas. Se traslada la celebración al día.
Se organiza el desfile desde el Raso del Portal a la Plaza, recorriendo
toda la calle Mayor, favoreciendo la vistosidad de la fiesta y
facilitando que el público pueda observar con detalle a los
participantes. Se diversifican los premios, se distingue entre
individuales, grupos y carrozas. Los distintos colectivos locales
empiezan a colaborar en la elaboración de los programas, que se
preparan con antelación y reglamentos adecuados.
DEL 2000 AL 2008.- APOGEO.-
Tanto en calidad como en cantidad, dicho acto sigue aumentando
significativamente, Villafranca ya cuenta con unos carnavales de
nivel superior al resto de las celebraciones de la comarca; ello se nota
2. en que los visitantes provienen no sólo de los pueblos limítrofes, sino
que también acuden desde Tudela, Tafalla o desde poblaciones de la
Rioja.
Durante estos años el número de carrozas oscila entre 11 y 13, y los
grupos suelen andar entre 12 u 16 (al margen de los que integran los
desfiles individuales o infantiles). Cada grupo o carroza agrupa
alrededor de unas 20 ó 30 personas a pesar de que cada año se
incrementa el número de premios otorgados y su cuantía, nunca se
llega a cubrir la mitad de lo que cada integrante desembolsa para los
materiales de la carroza, disfraces y complementos (equipos de
música, motores, generadores, luces, efectos especiales, etc.).
Con meses de antelación, niños, jóvenes y padres se implican en la
elaboración de coreografías, plataformas y vestimentas. En
almacenes cedidos o alquilados, se reúnen periódicamente por las
noches y fines de semana para preparar todo a punto.
Llegado el día, se requiere un último esfuerzo de organización por
parte del ayuntamiento y colaboradores, para encauzar un evento
que moviliza alrededor de unas setecientos concursantes y unos dos
mil espectadores; cortes de tráfico canalización de automóviles
visitantes, colocación de gradas, distribución por categorías de
tractores, plataformas, vehículos a motor, etc., todo lo que conlleva
un desfile de estas características que suele durar de tres a cuatro
horas, con las actuaciones finales que tienen lugar en la plaza.