El autor siempre ha practicado deporte desde pequeño. En 2009 decidió participar en su primer triatlón sprint a pesar de no estar bien entrenado. Tuvo dificultades en la natación y la carrera, pero logró terminar convirtiéndose en un "finisher". Desde entonces ha mejorado mucho su rendimiento completando varios triatlones y carreras. Ahora se ha propuesto el reto de completar un Ironman con constancia y esfuerzo.
2. Más por una obligación, impuesta y promovida por una familia a la que el
ejercicio físico realmente apasionaba, que por voluntad propia, siempre he
considerado el deporte como una parte importante de mi vida. Ya jugaba a
fútbol con tan solo 4 años en un equipo del barrio. No me aguantaba de pie y
ya le daba patadas a un balón, algo que acabó por gustarme.
Tras el fútbol (deporte que practicó mi padre durante muchos años como
profesional) y ya algo más crecido, vinieron otros como… natación, atletismo,
artes marciales… Un sinfín de disciplinas que me ayudaron a mantenerme
siempre en forma y a destacar, en cuanto a físico, por encima de mis
compañeros de clase, amigos, etc. Siempre corría más rápido que el resto,
saltaba más alto o tenía más agilidad… Ello me llevo a elevar al deporte a un
estado de competición personal, intentando superarme día a día, casi sin
esfuerzo siempre fui capaz de mejorar.
Fue en 2009 cuando me entro el gusanillo del triatlón, gracias a David, un gran
amigo que comenzó a practicarlo allá por aquellas fechas y me contagió la
curiosidad; La posibilidad de intentar superarme. Ya había corrido varios
10000, 5000, cross… de manera popular, eso si, sin destacar demasiado, mis
tiempos eran bastante humildes, pero me sentía capaz de intentarlo. Lo que
menos me importaba era el resultado, la satisfacción de cruzar la meta hacía
que me sintiese ganador, así que, como objetivo, me marqué finalizar un
triatlón.
El elegido fue el Garmin Barcelona en modalidad sprint, ¿Por qué no empezar
con un supersprint?, sencillamente competitividad y orgullo, estaba seguro de
que si me ponía a ello sería capaz de acabarlo, de hecho, siempre lo había
conseguido, no iba a ser esta una excepción.
Comencé un entrenamiento diseñado por completo de información sacada de
Internet y revistas. Un diseño personal sin ningún tipo de conocimiento…
Recuerdo aquel año de entrenamiento como el error más grande cometido, por
mi falta de experiencia. Las sesiones se centraban en correr, tan rápido como
pudiese ser posible. Marcaba un trazado y repetía sin cesar, fue mi primer gran
error. Hacía tiradas cortas de carrera continua olvidando series y otros
ejercicios (cosas que más tarde descubriría), calculaba cuanto tiempo tardaba
en realizar el circuito y después lo intentaba correr más rápido, la verdad es
que no mejoré mucho en mi técnica “running” (otra cosa que se me escapaba
el termino “técnica”).
La natación se me daba bien, por eso dejé de entrenarla, tan solo nadaba de
vez en cuando en piscina y en la playa cuando era posible, pero sin prestarle
demasiado énfasis, total ya sabía nadar ¿Qué podría mejorar entonces?
La bici… Tan solo era un momento ocioso para mi, salidas esporádicas con
BTT junto a un grupo de compañeros, salir, pedalear y poco más… Y encima
fardaba de que me estaba entrenando para un realizar un triatlón.
3. Mi segundo error fue no prestar atención a las transiciones.
Por muy bueno que pudiese ser en las tres disciplinas por separado, hacerlas
de manera continua tenían un “handicap” que desconocía (me daría cuenta
más tarde de ello). Nunca entrené la transición… Un día corría, otro nadaba y
alguno más salía con mi BTT, pero no los combinaba.
Así y tras unos meses de “duro” entrenamiento llegó el 18 de octubre de 2009.
Aquella fecha marcaría un antes y un después…
No tenía bici de ciclismo, tan solo mi BTT recién estrenada. Tuve que alquilar el
neopreno y no llegaba en mi mejor forma física.
Pero todo esto no me impediría tomar la salida.
Recuerdo el festín de pasta que me di la noche anterior. El madrugar, el
desayuno… y la impaciencia por llegar hasta la playa de Barcelona… Al llegar,
el espíritu que allí se respiraba se contagiaba, aumentando el sueño de lo que
estaba a punto de comenzar. Iba a competir con auténticos atletas
profesionales.
El primer problema fue enfundarme dentro de aquel neopreno, debido a que
hice culturismo, mi estatura no se correspondía con mi volumen y eso, junto el
no haber practicado antes con él, dificultó el poder ponérmelo con más
soltura… Ahora sé que debería haber utilizado un poco de vaselina para las
rozaduras… Finalmente lo logré, conseguí, como si de una segunda piel se
tratase, acoplar aquel trozo de goma a mi piel…
Ya me sentía pleno de ilusión por comenzar a nadar.
Ese día el mar estaba bastante bravo, había unas olas considerables y en
varias ocasiones se anuncio por megafonía la posible cancelación del evento
por el estado del mar… No fue así, al ver aquellas aguas revueltas, una halo de
pavor me poseyó, pensé en abandonar, de hecho, algún participante lo hizo.
En aquel momento lo mejor hubiese sido que la salida nunca se hubiere
producido, ¿donde me había metido? Miré en rededor y vi como mis
acompañantes me hacían fotos, sonreían, valoraban lo que estaba a punto de
hacer, David calentaba… No podía abandonar.
Alejé los fantasmas que me rodeaban mientras me colocaba las gafas de
natación…
A la hora prevista, mi manga tomó la salida. Unos 400 triatletas de diversos
niveles.
Me coloque al final, dejando paso a aquellos que creí más preparados. Era la
primera vez que iba a nadar tanta distancia en mar abierto. Necesité 30
minutos para recorrer los 750 metros del segmento de natación, una barbaridad
4. para cualquier entendido, y menos mal que la natación se me daba bien. La
falta de entreno en esta disciplina hizo mella, la lucha constante contra las olas,
la fatiga y el gran muro psicológico que se plantó frente a mi, me hicieron
pensar en desistir en varias ocasiones, pero aún y así, logré completar la
primera transición…La seguridad que me proporcionó ver a aquellos
voluntarios de cruz roja, con sus kayak, motos de agua… El pensar en la
recompensa de ver sonreír a los míos cuando me viesen emerger de aquel
bravo mar, me dio fuerzas para continuar. Cuando Pisé la alfombra que me
conduciría a coger mi BTT, al ver a todo aquel público aplaudir, me hizo olvidar
el mal trago que había pasado.
Al salir del agua unos calambres terribles recorrían mis piernas y me era
imposible sacar el neopreno, maldito neopreno, tardé casi 4 minutos en poder
quitármelo y conseguir subir a mi BTT.
Los siguientes 20 km. Del segmento de ciclismo me ayudaron a relajar los
músculos de las piernas que tan agarrotados tenía, a recuperar un poco el
aliento y volver a recobrar la fe en mi; Fue en esta disciplina donde “mejor” lo
hice, 3 vueltas a un circuito urbano con muy poco desnivel y una amplitud más
que suficiente. Pedaleaba sin ninguna cadencia, sin ritmo… Quería llegar lo
antes posible. No presté atención en hidratarme, ni en intentar mantener un
ritmo constante… Tampoco era tan complicado, aunque de esto me doy cuenta
ahora. Veía como todos me rebasaban, intentaba alcanzarlos pero me era
imposible, mi BTT no podía competir contra aquellas máquinas…
Cuando logré llegar a la siguiente transición, casi me caigo de la bicicleta, mis
piernas no respondían a lo que yo les ordenaba, pero lo peor estaba aún por
llegar. Comenzó mi auténtico calvario, los 5 km. De “running”.
Me bajé de la bici y comencé a correr, no tenía botas de ciclismo, así que en la
bici ya llevaba puestas mis zapatillas running, que también utilizaba para el
gimnasio, entrenar… Me tomé un gel.
No había recorrido ni 1 km. Cuando un calambre terrible agarrotó mi gemelo,
caí al suelo y un miembro de la organización tuvo que ayudarme a levantar, lo
miré con cara de resignación…pero aún con dolor, exhausto y casi humillado,
mi orgullo me impedía abandonar, así que continué la carrera, intentando
pensar en el sabor de mi personal victoria, del logro épico que lograría al
finalizar la gesta que me había propuesto. Fueron 27 los minutos que necesité
para llegar a meta, 5 Km. que habitualmente podía correr en 20... Pero el
reconocimiento de convertirme en “finisher” y haber podido superar todas mis
batallas de ese día, de haber logrado luchar contra mi mismo y vencer cuando
me sentía vencido, ocultó la amargura de todo el esfuerzo realizado … De
hecho, así es esto del triatlón, una lucha personal, seguir adelante cuando tu
cuerpo dice basta y vencer.
Recuerdo aquel día como el inicio de un verdadero reto.
5. Hoy a mis 39 años casi expirados, me he dado cuenta de que la vida está llena
de retos. Y el reto más importante está dentro de uno mismo. Han pasado casi
3 años desde aquel comienzo y he logrado muchos de los objetivos que me
plantee. Varios triatlones LD, Olímpicos, Sprints, duatlones de carretera y
montaña, 21000, 10000, 5000, cross… y un largo etc.. Consiguiendo unos
buenos resultados. Pero aun me queda mucho por mejorar, claro que, dentro
de mis posibilidades…
Gracias a compañeros de fatigas y a la perseverancia, al sufrimiento y a la
disciplina, además de algún que otro libro y a un máster en actividad física, mis
tiempos y estado de forma, han mejorado muchísimo.
Ahora, después de todo el sufrimiento pasado, la experiencia adquirida y el reto
personal, me he propuesto un imposible, algo por lo que realmente tendré que
esforzarme y no cometer los errores pasados, intentar ser finisher en un triatlón
de larga distancia, un Ironman. Se que son palabras que quedan muy lejos de
mi abarque, pero, estoy seguro de que con constancia y tesón, seré capaz de
asumir este nuevo compromiso.
Tengo la enorme suerte de compartir mi vida con personas increíbles que
apoyan mi pasión y aguantan con resignación cada competición, cada
entrenamiento… Sin ellos, todo esto sería imposible.
Gracias a todos por vuestro apoyo.
6. Hoy a mis 39 años casi expirados, me he dado cuenta de que la vida está llena
de retos. Y el reto más importante está dentro de uno mismo. Han pasado casi
3 años desde aquel comienzo y he logrado muchos de los objetivos que me
plantee. Varios triatlones LD, Olímpicos, Sprints, duatlones de carretera y
montaña, 21000, 10000, 5000, cross… y un largo etc.. Consiguiendo unos
buenos resultados. Pero aun me queda mucho por mejorar, claro que, dentro
de mis posibilidades…
Gracias a compañeros de fatigas y a la perseverancia, al sufrimiento y a la
disciplina, además de algún que otro libro y a un máster en actividad física, mis
tiempos y estado de forma, han mejorado muchísimo.
Ahora, después de todo el sufrimiento pasado, la experiencia adquirida y el reto
personal, me he propuesto un imposible, algo por lo que realmente tendré que
esforzarme y no cometer los errores pasados, intentar ser finisher en un triatlón
de larga distancia, un Ironman. Se que son palabras que quedan muy lejos de
mi abarque, pero, estoy seguro de que con constancia y tesón, seré capaz de
asumir este nuevo compromiso.
Tengo la enorme suerte de compartir mi vida con personas increíbles que
apoyan mi pasión y aguantan con resignación cada competición, cada
entrenamiento… Sin ellos, todo esto sería imposible.
Gracias a todos por vuestro apoyo.