2. Nació en Noviembre de 1923 en la
provincia de Akita, al nor te de Japón.
Era un perro de raza Akita,
macho
y de un intenso
color blanco. La
suer te
iluminó a Hachiko cuando a los
dos meses de edad fue enviado a
la casa
depar tamento de
del profesor del
3. Agricultura de la Universidad de Tokio
Dr. Eisaburo Ueno. El profesor lo llevó
a
su hogar, cerca de la
estación Shibuya,
y allí
demostró ser un bondadoso y
amable dueño. El perro por su
par te
lo adoraba. Desde
luego, Hachiko no podía acompañar a
su amo hasta la universidad.
4. Pero lo que sí hacía era dejar
la casa todas las mañanas
con el
profesor y caminaba
junto a él hasta
la estación
Shibuya. El perro obser vaba como su
dueño compraba el billete y luego
desaparecía entre la multitud que
abordaba el tren.
5. Hachiko solia sentarse en la pequeña
plaza
y esperaba allí a su dueño
quien
regresaba
de
su
trabajo por la tarde.
Esto sucedía todos los días. Así es
como la imagen del profesor con
su
perro se volvió
familiar en la estación
Shibuya,
y la historia
de
la
lealtad
6. de este animal se diseminó por los
alrededores
con
facilidad.
Las
personas que pasaban por Shibuya
comentaban este hecho. Una tragedia
irrumpió la tarde del 21 de mayo de
1925. La salud de
profesor no
era muy buena en esos
días
y
de
repente
sufrió
una
ataque
7. cardíaco en la universidad. Él falleció
antes
de poder regresar a casa. En
Shibuya, Hachiko esperaba enfrente
de la estación. Muy pronto las noticias
sobre la repentina
muer te del
profesor
alcanzaron
Shibuya.
Inmediatamente
muchas
personas
pensaron en el pobre perro que lo
había acompañado
8. todos los días. Varios tuvieron la
misma actitud y fueron a la pequeña
plaza
para convencer al perro
de que volviera
a su hogar,
como si él pudiera
comprenderlos. A la mañana siguiente
Hachiko fue visto enfrente de la
estación, esperando a su amo.
Aguardó todo el día
9. en vano. Al día siguiente estaba allí
nuevamente y así sucedía día tras
día.
Los días se volvieron
semanas, las semanas meses, los
meses años y aún así,
el perro iba cada mañana a la
estación, esperaba el día
entero y al
llegar
la
hora
de
regreso
de
su
10. amo, buscaba entre todos esos
rostros extraños a aquel que amaba.
No tenía
en cuenta las
condiciones climáticas, lluvia, sol,
viento y nieve no impedían
su diario peregrinar al encuentro
de su
amo, la lealtad hacia su
amigo humano
nunca pereció.
11. La lealtad demostrada por Hachiko
tuvo un extraordinario efecto entre los
japoneses pobladores de Shibuya. Él
se transformó en
un héroe, la
figura más amada del
área.
Los viajantes que se ausentaban por
un largo período siempre
preguntaban por él
a su regreso.
12. En el mes de abril de 1934
los bondadosos
habitantes de Shibuya contrataron a
Teru Ando, un famoso escultor
japonés, para que realizara una
estatua en honor a Hachiko. La
estatua de bronce
fue
colocada enfrente de la estación,
donde
solía
esperar
Hachiko.
13. Casi un año más tarde, el 7
de marzo de 1935 Hachiko
falleció al
pie de su propia
estatua debido a
su
edad, pero eso no impidió que
su historia y la estatua
de Teru
Ando se
hicieran famosas por todo Japón.
Hachiko acudió todos los días,
durante los
14. diez años que sobrevivió a su dueño,
a buscarlo entre la
multitud en la
estación.
Durante la guerra todas las estatuas
fueron fundidas para la elaboración
de armamento, la de Hachiko no
escapó de
esa suer te y
lamentablemente el escultor fue
asesinado.
15. Pero los pobladores de Shibuya
continuaban recordando a Hachiko y
su mensaje de
lealtad. Así fue
como decidieron formar una Sociedad
para el reemplazo de la estatua
de Hachiko, y dicha sociedad
contrató al
hijo de Teru
Ando, Takeshi Ando, quién
también
era un excelente escultor. La nueva
16. escultura
se
inauguro
en
1947.
Hoy en día, la exquisita estatua de
Hachiko permanece en el medio
de la
plaza enfrente de la
estación Shibuya. Podemos encontrar
alrededor de ella fuentes, puestos de
diarios
y
revistas
y
personas
sonrientes contándoles la historia de
Hachiko
17. a
los
pequeño
o
los
no
tanto.
El 8 de abril de cada año
se conmemora a
Hachiko en la plaza
frente a
la estación de trenes de
Shibuya. Los
restos
de
Chuken
Hachiko (en japonés el leal perro
Hachiko) descansan junto
a
los
de
su
amo
el
18. Dr. Eusaburo Ueno, en una esquina de
la sepultura de su dueño, en
el
Cementerio
de
Aoyama,
MinmiAoyama, Minato-Ku, Tokio.
19. No se les llama perros en mi
familia, se les llaman
hermanos por que
un perrito
no es un animal es
un ingrediente mas que hace que
una
familia este
completa
,
para
mi
son
mis
confidentes, mis hermanos, mi familia
algo que en muchos humanos hace
falta y en
20. ellos que según son animales tienen
mas sentimientos, para mi son lo
máximo son
lo esencial lo que a
nadie le
debería hacer falta alguien que
debería estar siempre bajo un techo,
que no debería
ser
maltratado por un ser "superior", para
mi un perro es
par te
fundamental.
21. No tenemos nada que hacer para
ganarnos
su amor porque ellos han
nacido para amarnos y lo único que
tenemos que
hacer nosotros,
aunque no lo entendamos pues
nosotros no funcionamos igual de
incondicionalmente que ellos, es estar
ahí dispuestos a recibir tanto amor,
tanta