La historia narra la amistad entre el profesor Eisaburo Ueno y su perro Hachiko en Tokio en los años 1920-1930. Al principio, el profesor se olvidaba de recoger a Hachiko, pero con el tiempo desarrollaron una fuerte amistad y lealtad, acompañándose mutuamente a la estación de tren cada día. Luego, cuando el profesor falleció repentinamente, Hachiko continuó esperándolo en la estación durante los siguientes 9 años hasta su propia muerte, conmoviendo a todos con su dev
1. Elaborado por: Karen Zambrano
HACHIKO, EL PERRO QUE
ESPERABA
Autor: Luis Prats
29 de Abril del 2017 A consideración de: Bertha Ayala de Medrano
2. Elaborado por: Karen Zambrano
Primeramente esta edición está dividida en dos capítulos, la primera
parte empieza de 1924 - hasta 1925; Dentro de este primer capítulo
nos relata la vida del profesor Eisaburo Ueno, que vivía en un barrio
llamado Shibuya, en la ciudad de Tokio; Con su esposa Yaeko y su
hija Chizuko.
Entre los dos deciden regalarle un pequeño cachorro Akita, a su hija
Chizuko; Mas sin embargo el profesor se le olvida en varias
ocasiones recogerlo en la estación del tren de Shibuya. Al instante va
en busca del precioso carrocho.
Con pasar de los meses en cada mañana lo acompañaba a la
estación, y en cada tarde, espera de su regreso a las cinco y media
de la tarde en la estación del tren.
Al pasar de los años van enlazando una hermosa amistad, cariño y
lealtad.
Esta es una gran historia basada en la vida real, llegado a cada uno
de nosotros, a través de libros y en la película, que lleva por título
“Siempre a tu lado, Hachiko”, que nos conmoverá al desarrollo de la
misma.
Revisado por: Mirian Gil
3. Elaborado por: Karen Zambrano
Pág.
Contenido ………………………………………………………………………………….…1
Conclusión…………………………………………………………………………….….…..6
Análisis Personal…………………………………………………………………………….7
Relación con la carrera……………………………………………………………….….8
Bibliografía del Autor……………………………………………………………………..9
4. Elaborado por: Karen Zambrano
Hachiko – El perro que esperaba
En aquella mañana en la
cuidad de Tokio, en un
pequeño barrio llamado
Shibuya, en el año de
1924. Una pequeña
familia integrada por el
señor Eisaburo Ueno, con
su esposa Yaeko con 23
años de casado, y su
hermosa hija Chizuko.
Eisaburo antes que
tomara el tren que lo
llevaría al barrio de
Todai, a impartir clase en
la Universidad de Tokio.
Días antes había
encargado un perrito de
raza Akita para Chizuko,
pero antes de irse, la
señora Yaeko le recordó
que tenía que pasar a
recoger al cachorro, que
estaría en la oficina de la
estación. Eisaburo Ueno
anteriormente se le avía
olvidado, sin embargo
este respondió en
sentido de molestia y
expreso: “No olvidemos
que solo es un simple
animal y no su Majestad
Imperial”. Y se marchó
despidiéndose de su
esposa.
Luego de impartir sus
clases de trigonometría
aplicada a la agricultura y
de regeneración de
tierras secas; A las cinco
de la tarde, toma el tren
que va de regreso a su
barrio.
Dando así la llegada del
tren a las 5:25p.m. En la
estación de Shibuya,
bajando del tren sin
ninguna prisa; De regreso
a su casa, su esposa le
reclama al ver que no
trajo al cachorro, el
profesor completamente
se le avía olvidado, sin
saber que responder;
Inmediatamente dio
media vuelta y llamó al
jardinero Kikuzaburo
para volver a la estación
antes que cerraran la
oficina de correos donde
estaba el pequeño
carrocho.
Al llegar a la placita de
Shibuya, observan que se
encuentra el señor Kento
Sato, jefe de la estación
que ya estaba por cerrar.
Kento a ver la presencia
del profesor en la
estación se le acerca, lo
saluda y le pregunta con
respeto ¿Acaso se le ha
olvidado algo?; Donde el
profesor le responde: “Sí
venimos a retirar un
paquete”. Esté le
responde: “parece que
tiene suerte el chico aún
no ha cerrado”. El
profesor al escuchar esto
se acerca de inmediato y
entro a la oficina de
paquetería, saluda a
Ibuki y le dice: “He
venido a recoger una caja
procedente de Odate con
un perro.”
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5. Elaborado por: Karen Zambrano
¡Ah, sí! Llego esta
tarde, pobre animal.
No sé si aún vive.
Ibuki le entrega una
caja de madera llena
de agujeritos.
Seguidamente le
describe que es una
Akita, blanco como
un copo de nieve, que
se le hacía extraño en
esos perros de ese
tipo de raza. Parecía
una bola de lana que
el de un perro.
Dudaba que viviera
por motivo que viajo
500 kilómetros con
mucho frío.
El profesor abrió la
caja que describía su
nombre y dirección,
al abrirla noto tal
como decía Ibuki, de
la existencia de un
cachorro de Akita no
más grande que una
pelota de trapo.
En ese mismo
instante el perro
levanto la cabeza y
miró fijamente al
profesor, le llamo la
atención como aquel
cachorrito que podía
llegar a mirar en
aquellos ojitos tristes
y melancólicos que
había algo más
profundo e
inteligente. Nunca el
profesor se había
encontrado con uno
que lo observaba sin
esperar nada, pero a
la vez parecía que lo
esperase todo.
El profesor se lo
llevaría, al oír eso el
cachorro comenzó a
mover su cola y dar
golpes contra la caja
donde estaba metido.
De manera que el
profesor firmo el
registro y tomo del
cachorro entre sus
brazos y se
sorprendió que
pesaba poco, de
manera tal que el
cachorro se acurrucó
entre sus brazos y
soltó un suspiro.
Saliendo de la puerta
principal de la
estación se metió por
debajo de su abrigo, y
el profesor con una
sonrisa.
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6. Elaborado por: Karen Zambrano
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Por otro lado la
señora Yeko, y su hija
Chizuko, los
esperaban en la
entrada de la puerta
de la casa, al ver la
llega del cachorro se
les paso por la mente
que estaba muerto
acariciándolo en su
mejilla. Era que
seguía durmiendo.
Fueron en busca de
leche, al oler la leche
caliente se despertó
y levanto su cabecita,
olfateando en aquello
que olía rico.
El profesor se quedó
dándole calor y de
beber de la leche
caliente que le habían
preparado, mientras
lo acariciaba.
El cachorro alzaba la
cabeza en cada uno
de sus sorbos de
manera complacido,
como si eso fuese
esperando durante
los dos días que
estuvo viajando
hasta llegar en la
estación.
Poco después se giró
hasta quedarse
dormido. El profesor,
la señora Yaeko
como Chizuko,
pensaron en que
nombre le pondrían
al cachorro.
Sin más rodeo, el
profesor decidió que
lo llamarían Hachiko,
se preguntaban
porque ese nombre,
bueno en sus patas
las tiene torcidas
parecen un hachi, el
número ocho.
En las siguientes
noches el profesor no
se dormida hasta oír
respirar tranquilo a
Hachiko y que se
tomara otra porción
de leche caliente. De
manera tal que al día
siguiente los
levantara a todos
ladrándole de alegría
y de hambre.
7. Elaborado por: Karen Zambrano
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Con el pasar del
tiempo Hachiko
comienza a
acompañar a su
dueño (el profesor
Eisaburo Ueno), a la
estación del tren
todas las mañanas
para ir a dar clase a la
Universidad de Tokio,
y cuando el profesor
estaba de vuelta a la
estación, hay esta
Hachiko esperándolo
alegremente el
regreso de su amo,
para volver a casa
juntos.
Hachiko es tan
conocido por todos
los vecinos y los
trabajadores de la
estación, como
también la vendedora
de dulce Shuto,
quienes se
encargaban de
mimarle hasta el
regreso del profesor.
Esta rutina continuó
sin interrupciones
hasta el 21 de mayo
de 1925, cuando el
profesor Eisaburo
Ueno sufrió un paro
cardíaco mientras
daba sus clases en la
Universidad de Tokio,
y falleció. Esa tarde
Hachiko corrió a la
estación a esperar la
llegada del tren de su
amo como
regularmente hacía,
en esa noche no
volvió a su casa con la
esperanza de que
llegara su amo. Se
quedó a vivir en el
mismo sitio frente a la
estación durante los
siguientes 9 años de
su vida sin saber que
su amo nunca
regresaría.
Con el pasar lo años
Hachiko comenzó a
llamar la atención de
propios y extraños en
la estación; mucha
gente que solía acudir
con frecuencia a la
estación habían sido
testigos de cómo
Hachiko acompañaba
cada día al profesor
antes de su muerte.
Fueron estas mismas
personas las que
cuidaron y
alimentaron a
Hachiko durante 9
años.
8. Elaborado por: Karen Zambrano
La devoción que
Hachiko sentía hacia
su amo fallecido
conmovió a los que lo
rodeaban, quienes lo
apodaron el perro
fiel.
Entonces en 1934 del
mes de abril se
inauguró una estatua
de bronce en honor
en la estación
Shibuya, en donde
Hachik estuvo
presente ese día.
Tristemente día 9 de
marzo de 1935,
Hachiko fue
encontrado muerto
frente a la estación de
Shibuya, tras esperar
infructuosamente a
su amo Eisaburo
Ueno, durante nueve
años.
Donde estuvieron
presente los
trabajadores de la
estación, los
vendedores, la
señora Shuto la
vendedora de los
dulces que tanto le
gustaba al difunto
señor Eisaburo Ueno,
- Fin –
como también la
señora Yaeko que
estaba presente,
como todos los que
lo conocían a Hachiko
durante su vida y el
largo esperar de su
amo en la estación.
Por motivo de su
muerte en cada año
se conmemora a
Hachiko en la plaza
frente a la estación de
trenes de Shibuya, el
8 de marzo.
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9. Elaborado por: Karen Zambrano
Conclusión
La novela “Hachiko, el perro que esperaba” nos narra al principio que fue una
molestia para el profesor porque se le olvidaba en recogerlo en la estación del
tren en Shibuya (en la ciudad de Tokio). El profesor le da por nombre Hachiko
porque notó que las patas delanteras estaban levemente desviadas, por lo que
decidió llamarlo Hachi ‘ocho’ en japonés, por la similitud con la letra japonesa
que representa al número ocho (八).
Al pasar del tiempo van enlazando una relación de amistad como ninguna,
compartiendo grandes momentos y demostrando alegremente todos los días
en ir a acompañarlo a la estación del tren y del regreso del profesor en verlo
salir de las puertas de la estación, para irse juntos hasta la casa.
Sin duda nos refleja el amor, la amistad y la lealtad, no solamente que se pueda
recibir de las personas, si no del personaje principal de esta novela en hechos
de la vida real, que fue un hermoso perro llamado Hachiko que aunque no
pueda hablar o decir lo que sentia, nos demostró su amor tan incondicional y
fiel hacia el profesor Eisaburo Ueno, desde el primer instante, hasta su último
día que falleció en la espera de su amo.
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10. Elaborado por: Karen Zambrano
Mi análisis personal
La novela que escojí estuvo basado en hechos de la vida real en Japón entre
los años de 1924 a 1935. Considero que es muy especial para mi porque como
todos algún día de nuestras vida hemos tenido mascotas. Mediante el
desenvolvimiento de la novela nos da a entender el significado verdadedor de
nuestra mascota. Que nos transmite una serie de valores de como un perro
cambio la vida de su amo.
Esta historia anteriormente la vi en en una película que se titula “Siempre a
tu lado, Hachiko. Este año tuve la oportunidad de leer este libro
demostrandome lo precioso y significante de su contenido. También puedo
agregar que la película como el libro nos da esa sensación y nos hace sentir
emociones que las lagrimas no las puden resistir.
Sin duda Hachiko, el perro que esperaba no dejará de sorprenderme. Fue un
perro al que admirar. Sin duda, una buena historia con una buena dosis de
valores que nos comparten.
Hoy en día existe una estatua de Hachiko muy famosa en Japón, situada en el
distrito de Shibuya que se ha convertido en una atracción turística popular y
un lugar de encuentro.
Recomiendo este libro porque vale la pena leerlo, dejando una huella de
Hachiko en nuestros corazones.
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11. Elaborado por: Karen Zambrano
Relación con la carrera
Esta historia la puedo asimilar en la relación que tuvo el señor Eisaburo Ueno
con su mascota llamada Hachiko, que sin importar que fuese un perro, aplico
sus sentimientos, amistad y confianza que no dejará indiferente a nadie.
Nos preguntamos que tiene que ver un perro con un humano, dentro de mi
carrera de recursos humanos, bueno un perro no habla, perro si te entiende,
si le das ordenes el la cumple. Así mismo es cuando contratas a un personal
dentro de tu empresa, el está compremetido en ejercer una buena función
con la empresa. Bueno así mismo cuando obtienes a una mascota estas
comprometido a cuidarla para que crezca y este contigo en las buenas y malas.
Hachiko siempre se comprometió en esperar en la estación del tren a su dueño
demostrando puntualidad, respeto a su dueño y comprometido en lo que
hacia cada día.
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12. Elaborado por: Karen Zambrano
Biografía del autor
LuisPrats (Terrassa 1966) estudió
Historia del Arte y Arqueología en la
UAB y en la UdG, y durante unos
años se dedicó a la investigación y a
la docencia.
Ha trabajado como maestro de
primaria y secundaria, como editor
de libros de arte y como productor
de cine en Los Angeles (California).
Ha escrito ensayo (Cine para
educar, Ed. Belacqua), libros de
arte, novela histórica (Aretes de
Esparta, Ed. Pamies), y más de una
docena de novelas infantiles y
juveniles traducidas a varios
idiomas (Concurs enverinat, Ed.
Baula; La petita coral de la
senyoreta Collignon, Shackleton.
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