La ciudad de México ha experimentado grandes cambios en los últimos años que han transformado su fisonomía y dinámica urbana. Estos cambios, impulsados por una visión modernizadora, a menudo han ignorado el patrimonio cultural e histórico de la ciudad en pos de una imagen idealizada de progreso. Sin embargo, es necesario encontrar un equilibrio entre la modernización y la preservación de la identidad local para lograr un desarrollo urbano sostenible e inclusivo.