1. Bernard Fougéres<br />“La mujer puede comprender al hombre mejor de lo que se comprende el hombre” mismo”1524036830El título de mi artículo se refiere a las féminas ¿Qué sería del mundo si no existieran? De todas las que conocí no hay una de la que no haya aprendido algo. “La mujer puede comprender al hombre mejor de lo que se comprende el hombre mismo”, afirmaba Víctor Hugo. Su fulminante intuición plasma el famoso: “¡Yo te lo dije!” que nos acompleja tanto.El cuerpo de una mujer puede ser mapa geográfico con huellas de cesáreas, accidentes, operaciones, caídas (recuerdos de infancia, casi siempre en la frente). Toda cicatriz, recuerdo de algún dolor, se vuelve esencial. A nuestras compañeras las queremos absolutas siempre que nos acepten imperfectos. Las queremos inteligentes, aunque actuemos como salvajes. Las queremos calladas aunque les gritemos. Ella es la que dice “¡mande!” cien veces al día, la que limpia el baño, la que carga un niño en su espalda o un duelo en el alma, la que alcanza la presidencia de alguna república, la que descubre a los 16 años que está embarazada, la que llora cuando nadie la ve, la maltratada, la golpeada, la ignorada, la diaconisa, la monjita de la caridad, la que esconden, la que aborta, la repudiada, la que reza, la que pide lo imposible, la violada por su propio esposo, la que suena mocos, cuida al enfermo, la que solo quiere que la dejen en paz, la que quiere ser acompañada, la que triunfa, la que se angustia mortalmente por sus hijos, la que vive en su mundo a cien leguas de la tierra, la que trabaja “las veintisiete horas del día”, la que pide limosna, la que se gradúa con honores, la doctora, la licenciada, la licenciosa, la del ojalá, la que se casó con el hombre equivocado, la que vio morir en el camino al esposo acertado. Es aquel universo que no terminamos de conocer ni con décadas de convivencia: ojos cuyo color anuncia aguas profundas en las que buceamos durante años buscando verdad, ternura; son aquellos pechos en los que nos refugiamos en horas de depresión. “Elige a una mujer de la que puedas decir: hubiera podido buscarla más bella pero no mejor” (Pitágoras hace 2.500 años). No dejemos de mirarlas como Kierkegaard (el día de la mujer nació en Dinamarca): “¿Quién puede bajar los ojos como una mujer? ¿Y quién sabe alzarlos como ella?”. Culminemos con Jeanne Moreau: “La edad no protege del amor, pero el amor protege de la edad”. Solo una mujer podía escribir eso. <br />ÍtemCámara de video Sony-700Serie: 2346001DescripciónCámara con tres chips CCD de 2/3, para grabación en formato HDEn stockValor Unitario$: 70.000,00 USDSin IVAValor total$ 78.400,00 USD12% IVA<br />fx=a0+n=1∞ancosnπxL+bnsinnπxL<br />