3. El árabe jamás había pagado una deuda en su vida, y el judío jamás había perdido un centavo en nada.
4. El árabe no devolvía el préstamo y se le había estado escondiendo al judío hasta que un día se encontraron en el bar de un gallego.
5. Empezaron a discutir, el árabe acorralado, no encontró otra salida y sacó una pistola, se la puso en la sien y dijo: ¡Podré irme al infierno, pero no pagaré esta deuda! apretó el gatillo y cayó muerto. El judío sin ser menos, agarró la pistola, se la puso en la sien y dijo: ¡Cobraré ese dinero así sea en el infierno! apretó el gatillo y cayó muerto.
6. El gallego, que observó todo, tomó la pistola, se la puso en la sien y dijo: ¡Coño, por nada del mundo me pierdo esta pelea!